Desde cada uno de los espacios, sin restarle importancia a ninguno, he sido detractor de Juan Guaidó; por varias razones, siendo la principal y la de peso el factor ideológico.
Sin embargo, cuando irrumpió en la política nacional a comienzos del año pasado, brinde un primer apoyo condicionado, que se mantuvo hasta el concierto en Cúcuta y los hechos que le siguieron inmediatamente.
Durante todo el año pasado sostuve que Guaidó pulveriza el apoyo que muchos le brindamos y que desperdiciaba una oportunidad de oro. Ahora, gracias a un nuevo espaldarazo de la comunidad internacional, la figura de Guaidó podría volver a posicionarse como una opción entre algunos de sus detractores.
La ruta violentada
La dirigencia, representada por el G4, convino que había un ruta que seguir. La misma tenía tiempo siendo propuesta por figuras no pertenecientes a la Mesa de la Unidad Democrática, pero siempre había sido ignorada.
Juan Carlos Sosa Azpúrua propuso 20 pasos para liberar Venezuela y luego el Jaque Mate a Maduro, que incluía unir esfuerzos con la DEA. Mientras, Andrés Mezgravis, acompañado de un equipo experto en derecho internacional, propuso la vía del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. En una ávida maniobra, la dirigencia de la Asamblea Nacional, nos hizo creer que trabajaría para lograr la libertad según el plan de Juan Carlos.
Pero, cómo ya sabemos, no fue así. El mismo Juan Carlos Sosa reconoció haber sido engañado por el equipo del flamante presidente interino. Lo mismo sucedería un par de meses después, cuando anunciaron que sería invocado el TIAR, en una maniobra que podría denominarse mecanismo-extintor. Desde que llegó el chavismo al poder, en 1999, se ha encargado de generar una oposición a su medida, que sirva al mismo tiempo para dar una imagen de pugna y para lavarle el rostro.
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No hay que repetir nuevamente que toda la Mesa de la Unidad Democrática, salvo uno o dos partidos, es una coalición izquierda. Por ello no debemos extrañarnos al notar que defienden la misma ideología que el régimen chavista profesa.
Guaidó también torció su camino ante los ojos de la ciudadanía venezolana. Defendiendo una ideología que ha condenado a la muerte y la miseria a millones de personas, guardando silencio ante escándalos de corrupción que involucran a gente de su equipo, e incluso hablando de reivindicar el legado de Chávez. Es normal entonces que, sintiéndose engañados por más de 20 años, los venezolanos retiren su apoyo a cualquiera que comparta ideología con el chavismo.
También es normal que los políticos de la MUD prometan cosas que no van a cumplir, como método para recuperar parte de la popularidad perdida.
Luego del 5 de enero todo parecía perdido, otra vez. Se generó un quiebre en la Asamblea Nacional, que ya parece una quimera, y la administración de Guaidó parece haber llegado a su fin. Sin embargo, gracias al apoyo de algunas bancadas fieles, resultó electo nuevamente como presidente de la Asamblea Nacional, la real.
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Días más tarde, en una movida que aún genera desconfianza, logra salir del país para emprender una gira por parte de Europa y América. Estuvo en Colombia, en una cumbre mundial antiterrorista; luego fue a Davos, estuvo en Bruselas y partió a Estados Unidos. Mucho se especuló sobre un posible encuentro con el presidente Trump, que parecía lejano y muchos defendimos que no sucedería.
El 4 de febrero, durante el State of the Union, muchos fuimos testigos de la ovación que se le dio a Guaidó en la cámara del Senado de Estados Unidos. Representantes de los partidos Republicano y Demócrata aplaudieron a Guaidó de pie, luego de las palabras del presidente. Al día siguiente, el presidente de la Asamblea Nacional es recibido en la Casa Blanca para reunirse con el Presidente de Estados Unidos. Es acompañado por su Comisionado para Seguridad e Inteligencia en Estados Unidos, Iván Simonovis.
Todo parece apuntar a una rectificación de Guaidó, sin embargo, podría tratarse de un nuevo auge para una nueva implosión. Por todo esto, no dejo de preguntarme varias cosas:
¿Recapacitó Guaidó? ¿Dejará de lado a la dirigencia de la MUD y comenzará a cumplir su palabra? y, de ser así, ¿Venezuela alcanzaría la libertad luego de una transición liderada por un socialista o será una simple jugada como la de Violeta Chamorro en Nicaragua?
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Ha formado parte de distintas organizaciones liberales, trabajando siempre desde el área de comunicaciones y RRSS.
Estudió Letras en la Universidad Católica Andrés Bello y actualmente reside en Montevideo, Uruguay
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