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Si Chuo Es “La Voz” De La Oposición, Con Razón Seguimos En Dictadura

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En muchos países del mundo –si no es en todos- los ciudadanos tienen la concepción de que “los políticos no sirven para nada” y que “todos son iguales”. A pesar de ello, las personas siguen empeñadas en la búsqueda de un “salvador” y no importa cuántas veces repitan que no sirven para nada o que todos son iguales, siempre les vuelven a creer.

Venezuela tiene la medalla de oro en esto, pues el socialismo se ha encargado de mantener a una sociedad entregada a los brazos del populismo practicado por todos los que hacen vida en la política nacional, mientras los medios de comunicación les hacen la cortina y la gente trata de sobrevivir. Miseria e ignorancia son una combinación terrible para cualquier nación, y por muy triste que suene Venezuela está ahogada en ambas.

Ahora bien, para argumentar mi afirmación del título y manteniendo firmemente que eso a lo que todo el mundo llama “oposición” no es más que un disfraz y un títere de la dictadura, basta con que hablemos del vocero de la MUD, Chuo Torrealba. Estoy seguro que muchos de los que leen –en este punto- ya hicieron la conexión entre “los políticos no sirven para nada” y el nombre que acabo de mencionar, pero antes de que la pasión los abrume pensemos en esta situación: tenemos la desdicha de padecer de un cáncer de pulmón y el doctor nos dice que estamos a tiempo de salvarnos, pero por nada del mundo debemos volver a fumar cigarrillo. ¿Qué harías? ¿Volverías a fumar o lo dejas radicalmente?

El ejemplo está vinculado con un vicio precisamente porque la política en Venezuela se ha convertido en un vicio: se repiten los mismos errores del pasado, se vuelven a probar las mismas fórmulas, transitar los mismos caminos y se les sigue creyendo a los mismos mentirosos. El venezolano común es adicto a la mentira, parece disfrutar que lo bailen con palabras bonitas y promesas que no se pueden cumplir. Una y otra vez, vuelven a los mismos “salvadores” que solo los usan para alcanzar sus corruptos fines.

¿Qué tiene que ver Chuo Torrealba en todo esto? Que todos los días demuestra que es más de lo mismo. Hay algunos desubicados en Venezuela que dicen que “esto no es socialismo sino comunismo” –el segundo es la consecuencia inevitable del primero- y tratan de “desmantelar” al chavismo sobre esta afirmación, mientras que “olvidan” que el secretario general de “la oposición” militó en el Partido COMUNISTA de Venezuela desde los 13 años. Antes de que digan que “esto es mentira” lean este artículo en el cual se menciona también su supuesta ruptura con el partido en 1974 por considerar que “la teoría comunista es negadora del individuo”, cosa que es cierta.

Bien, supongamos que a partir de esa ruptura Chuo “ya no es comunista”. ¿Sigue siendo más de lo mismo? Los políticos en Venezuela se han caracterizado por decir una cosa hoy, mañana otra; luego vuelven al principio y terminan en lo mismo que dijeron que no harían. La opinión pública usualmente ha regido las declaraciones de políticos y también periodistas, porque en lugar de proponer, estos quieren decir lo que las personas quieren escuchar para tenerlos agarrados por la cola: populismo puro. La práctica del “guabineo” –decir algo sin dejar nada claro- es propia de la izquierda.

¿Un ejemplo? Chuo dice que “la MUD no asistirá a una marcha convocada por Leopoldo López”. ¿La razón? Sencilla: Leopoldo López no le pidió permiso a la dictadura de la oposición: a la MUD. Luego dice que “él no descarta asistir” pero “es que está muy ocupado ese día”. Estas declaraciones no solo dan para entender en qué consiste “la salsa” que mandó a bailar Capriles en 2013 sino que es argumento suficiente para entender que dentro de la “unidad” lo que menos hay es unidad.

Es así como tenemos en “la voz de la oposición” dos elementos claves del “más de lo mismo”: formación comunista y guabineo en el discurso. Y es que querer salir de comunismo actual agarrados de la mano con el comunismo de antes; querer deshacernos del socialismo actual para regresar al socialismo que nos trajo a esto es propio de quienes no se quieren curar; como el paciente de cáncer de pulmón que vuelve a fumar cigarrillo sabiendo el daño que le hará.

¿Cuál es el camino entonces? Los libertarios –por más que nos digan radicales en tono despectivo- lo decimos siempre: libertad pura, no controlada. Y para esto no se necesitan líderes en forma de “dioses”, mucho menos estas barajitas repetidas de la política nacional. El cambio empieza por usted, por la decisión voluntaria de cada quien en comprometerse con su vida, libertad y propiedad; rechazar la intervención del Estado, dejar de estar mendigando supuestos “derechos” como salud, comida, educación y vivienda gratis. Dejar de estar invocando a supuestos “salvadores” creyendo que alguien va a ser tan tonto como para ocuparse de solucionar los problemas de otros.

¿Qué no hay que ser radicales? Si quieren un ejemplo de cuándo el radicalismo está parcializado hacia lo malo, traten de dejar en evidencia o desmentir a Chuo Torrealba en algo tan sencillo como las redes sociales para que vean como los bloquea, y como me dijo a mí en una práctica bastante comunista: “bien bloqueado te quedas”. No es una exageración quienes lo conocemos como Chuo BLOCKrrealba, y qué bueno él no dirige al SEBIN porque seguro estaría escribiendo esto desde La Tumba.

¿Hay radicalismo bueno? Defender la libertad sin hacer concesiones, cuidar la propiedad privada sin tolerar intervenciones, y no dar tregua a los que sabemos durante ya más de 16 años que son una pandilla de malandros, claro que es ser radical: pero hacia lo correcto.

 

Por: José Miguel  |  Foto: lapatilla.com

Jose Miguel

Jose Miguel

Antes de conquistar el poder, debemos conquistar los medios, por eso fundé esta revista y no un movimiento estudiantil. Esta es mi cuenta de Twitter @JP7___

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