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Por Qué La Libertad No Debe Ser Limitada

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A pesar de que en la historia podemos encontrar muchos casos de cuáles han sido los resultados de sociedades que han practicado el intervencionismo. De las catástrofes causadas por las restricciones a la libertad de los individuos mientras se concentra todo el poder en un grupo. De cómo ese poder invocado por sistemas como el socialista, el comunista, el progresista, el fascista –colectivistas todos- siempre ha terminado en tiranías, injusticas y pobreza para países enteros, aún las personas siguen debatiendo y hasta considerando que “sí, es necesario que el Estado intervenga”.

Qué con casos como el de la Unión Soviética de Stalin, la China de Mao, la Alemania de Hitler, la Cuba de Fidel, La Venezuela de Chávez –y la actual- no hayan sido suficientes para entender su mal, es alarmante. Pero más alarmante es que hoy día, millones de personas todavía le teman a la palabra Libertad. ¿Cómo le temen? Diciendo que la esta tiene que ser limitada. Y es ahí cuando el único invento supuestamente “correcto” para limitarla es, la implementación de una figura tan ficticia como los dioses: el Estado.

Sí, el Estado es una figura ilusa que ejecuta todo su poder a través de algo llamado “gobierno”; tal como los dioses “le hablan a la gente” a través de supuestos emisarios. Al Estado no lo podemos ver, pero consideramos que existe porque los gobiernos se encargan de hacerlo sentir con su poder. ¿Existe el Estado o no? Será otro debate; pero sea cual sea la etiqueta que se le ponga, esa institución no tiene por qué tener más “derechos” que las personas a las que se supone, debe proteger.

Si vamos a tener un gobierno, que no sea más grande que nosotros porque lo que necesitamos de él es que nos asegure condiciones mínimas y razonables que nos permitan vivir nuestra vida a conveniencia; no que nos diga cómo vivirla. Si le damos permiso para que nos diga qué hacer con nuestras vidas –que limite nuestra libertad- le estaremos dando todo el poder a un grupito de funcionarios para puedan imponernos lo que deseen, como pasa prácticamente en todos los países del mundo hoy día. La seguridad no necesita que la libertad sea sacrificada, porque si queremos seguridad es para vivir libremente, no bajo control. No existe tal cosa como “libertad término medio” porque o se es libre, o no se es.

Si crees que la libertad necesita ser limitada, piensa en ti como un perro al que su amo –el gobierno- saca a pasear y para “darte más libertad” te compra una cuerda más larga. Por más que quieras, solo podrías ir hacia donde tu amo te permita. ¿Ese es el tipo de libertad que deseas? Porque esa es la única forma de limitar la libertad, apelando a la intervención del gobierno y es lo que vivimos actualmente y desde hace siglos. Pero si por el contrario, eres de los valientes que desean mantener el control de su propia vida, preferirás la alternativa de una sociedad libre: la libertad requiere responsabilidad, y el único límite para la libertad de una persona es, la libertad de otra.

A diferencia de una sociedad intervenida, en una sociedad libre las acciones son voluntarias porque es la única forma de garantizar la libertad individual. La gente coopera o no, ayuda o no, se relaciona con otros o no, trabaja para alguien o no, se asocia con alguien o no, y el que lo hagan o no, no significa que estén atentando contra los otros. Si yo no te quiero ayudar, no significa que te estoy matando. Si yo no quiero trabajar en tu empresa, no significa que te la estoy robando. Es simple.

La clave para cooperar voluntariamente y coexistir en paz, está en el estímulo. En una sociedad intervenida como la actual, la gente no se da cuenta que la razón por la cual hay desánimo al momento de querer emprender una acción es porque el gobierno tiene tanto poder, que se benefician más ellos que nosotros por nuestro propio trabajo. En cambio, en una sociedad libre, las personas tienen la garantía de que cada esfuerzo, cada conocimiento y cada minuto empleado les pertenece; y nada motiva más que eso: ser el beneficiario de tus acciones.

No es un “egoísmo perverso”, es un egoísmo natural, racional. Preocuparte por lo que a ti te interesa no significa que estás pisoteando a otros, significa que claramente no quieres estar mal. Es lo correcto, es lo natural; nadie puede ayudar o querer a otros si no lo hace por sí mismo, sería hipócrita y hasta peligroso porque difícilmente podría diferenciar lo que está bien de lo que está mal.

¿Por qué una sociedad debe ser libre? ¿Por qué la libertad no se debe limitar más que por la responsabilidad individual? Porque no estamos en este mundo para ser paseados por el parque como perros, como mascotas a las que solo se les permite satisfacer una necesidad esencial. En cada uno de nosotros hay tanto potencial, que ponerle obstáculos a nuestra libertad sería desperdiciar tiempo y con ello, anular nuestra capacidad para innovar, crear y producir más.

Benjamin Franklin dijo que “aquel que sacrifica la libertad por seguridad, no merece libertad, ni seguridad” y ninguna de las dos las conseguirá, porque si lo que necesitamos para “sentirnos seguros” es una cadena más larga, lo que estaremos viviendo será la esclavitud y no la libertad.

 

Por: José Miguel  |  Foto: wallpaperawesome.com

Jose Miguel

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Antes de conquistar el poder, debemos conquistar los medios, por eso fundé esta revista y no un movimiento estudiantil. Esta es mi cuenta de Twitter @JP7___

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