Después de 12 meses de fracasos, mentiras y negociaciones, Juan Guaido es reelegido nuevamente presidente de la Asamblea Nacional y, por tanto, ratificado como Presidente Interino de Venezuela, pero ¿Por qué ante tanto fracaso muchos venezolanos siguen creyendo y apoyando a Guaidó?

Durante más de 40 años gracias a la socialdemocracia (hoy representados en la MUD-FA), a la sociedad venezolana se le adoctrinó mediante el Estado de “bienestar”, que consiste en quitarle a los ciudadanos el peso de llevar las responsabilidades de sus acciones, de manejar su propio destino y vida, para asumirlas los gobernantes desde el Estado. Esta mentalidad ha sido costosa para los venezolanos, el precio ha sido la mismísima libertad. Venezuela se entregó en bandeja de plata al Estado y terminó siendo esclava de sus gobernantes.

Hoy, en los tiempos que vivimos en Venezuela, cuando los tiempos requieren de personas que asuman responsabilidades, que sepan vivir en libertad, se hace muy complicado ya que la sociedad está adiestrada para ser obediente a su amo en la figura de líder, caudillo o cualquier persona que ostente el poder y el manejo del Estado. Con el paso de los años el venezolano promedio simplemente se conformó con escoger alguien carismático, con discursos bonitos y motivacionales, se acostumbraron a elegir a una figura y nunca a cuestionar o elegir personas que siguieran ideas y con principios.

Así fue como en los 40 años de socialdemocracia fueron los partidos y gobernantes dueños del país, haciendo cada vez más fuerte el intervencionismo estatal, en nombre del “pueblo”, formaron una aristocracia política llena de privilegios y negocios gracias al poder que tenían sobre la economía y sobre sus ciudadanos.

Guaidó representa la continuidad de esa vieja clase política, protectora de sus intereses y sus privilegios, es el caudillo de turno, el esperado líder que debe conducir al país a “un cambio”.

Existe otro factor que influye en el aferrarse a la figura que representa el presidente interino, este es el factor psicológico. El ser humano por naturaleza siente incertidumbre del futuro y es capaz de renunciar a la libertad para que sea el Estado de “bienestar” el encargado de disminuir esa incertidumbre, obteniendo una seguridad efímera y la tranquilidad de no tener que lidiar con el peso de su asumir su destino, su vida, libertad y felicidad. 

Debido al genocidio socialista, la situación mental del venezolano es bastante complicada, por eso muchos ven en el Presidente Interino la representación de esa “seguridad” que le proporcionaban los antiguos gobiernos. Para algunos resulta más fácil dejar a un lado toda lógica y racionalidad, alejarse de la realidad, y formar un imaginativo “mundo seguro” por medio de la figura de Guaidó. Creyendo que manteniéndose fuera de la realidad podrán afrontar su vida más fácil y sin tanto sufrimiento, lamentablemente esto no es así y cada vez que el líder “falla”, esto los lleva a chocar contra la realidad y ver que están peor que antes. 

Tantos años de vivir bajo un Estado de “bienestar”, formaron una sociedad esclava, obediente, vieron en sus gobernantes amos que le daban tranquilidad y seguridad. Ahora la libertad la hace sentir insegura.

El venezolano solo podrá afrontar este estado mental queriendo asumir la responsabilidad de su vida y sus actos,  aprendiendo a vivir en libertad. Pero para que esto ocurra debe aprender a cuestionarse todo, a no seguir a personas por sus lindos discursos que les causen una borrachera de emociones. Deben aprender a seguir ideas y principios que sean coherentes, y unirse a personas que compartan sus valores, única manera de salir de esta horrible pesadilla que vive la gran mayoría y, también, para nunca más tener que repetir esta experiencia en las siguientes generaciones.

Por: José Jauregui