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El 19 de Abril Nació Un Gobierno De Transición, ¿Repetimos la Historia?

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La historia de Venezuela, al observarse en general, puede contener eventos que configuran elementos cíclicos. Vemos, por ejemplo, militares en el poder, partidos ilegalizados, gobiernos bolivarianos y hasta populismo. Todos emulando, de una forma u otra, episodios del pasado. La actual crisis venezolana, aunque con matices y elementos únicos, no escapa de esta realidad; pues ya en el albor de la primera república surgió un gobierno que reclamaba reconocimiento y, al mismo tiempo, desconocía a otro gobierno que ejercía funciones de facto.

Cuando en 1808 Napoleón Bonaparte invade a España, crearía una desestabilización política en Hispanoamérica que tendría una repercusión irreversible en el futuro de la “Tierra de Gracia”. Entre 1808 y 1814 la España que colonizó a América estaría librando en su territorio una guerra de independencia contra los franceses invasores. Fue en esos años donde se originaron dos posiciones políticas en la América española: por un lado, los altos funcionarios españoles junto con sus adeptos defendían la continuidad del gobierno español con sus virreyes y capitanes, a pesar de la abdicación del Rey frente a los franceses. Y, por otro lado, los juntistas: criollos quienes consideraban que el Consejo de Regencia solo tenía competencia para el pueblo español que lo creó, y que su autoridad no se extendía hacia América.

El 19 de Abril de 1810 fue el inicio de algo que, poco a poco, fue tomando forma de independencia. El cabildo rechaza y desconoce la autoridad de Vicente Emparan pero no tenía aún el ímpetu independentista. Esto es evidente en la parte final del acta del 19 de Abril que señala: “En el mismo día, por disposición de lo que se manda en el acuerdo que antecede, se hizo publicación de éste en los parajes más públicos de esta ciudad, con general aplauso y aclamaciones del pueblo, diciendo: ¡Viva nuestro rey Fernando VII, nuevo Gobierno, muy ilustre Ayuntamiento y diputados del pueblo que lo representan! Lo que ponemos por diligencia, que firmamos los infrascritos escribanos de que demos fe.” El móvil de aquél momento era el reclamo de cierta soberanía, reclamo que sería una semilla que luego se convertiría en un árbol de grandes dimensiones y de muchos frutos.

El producto de tal Asamblea fue la creación de un gobierno de transición que se denominó “Junta Suprema de Caracas”, y duró hasta el 2 de Marzo de 1811 cuando se instaló el primer congreso. La transición consistía en pasar de ser una colonia a ser una república, y esto requería de maniobras políticas, tiempo, maduración y sangre. Luego de obtener el reconocimiento de 6 provincias, la Junta Suprema designó misiones diplomáticas con el fin de solicitar apoyo y reconocimiento al nuevo gobierno: para Londres fueron Simón Bolivar, Luis López Méndez y Andrés Bello. Para Estados Unidos fueron designados Juan Vicente Bolivar, Telésforo Orea y José Rafael Revenga. Para las islas del Caribe Vicente Salias y Mariano Montilla, y para Nueva Granada José Cortés de Madariaga.

Y es así como inicia nuestra historia republicana: un gobierno nacido de una Asamblea que, poco a poco, va ganando reconocimiento y fuerza, tanto en lo interno como en lo externo. Muy parecido al actual gobierno de Juan Guaidó, con sus elementos característicos cada uno, obviamente. Pero aquellos hombres que se forjaron en el crisol de un sueño republicano no son los mismos que hoy ocupan la Asamblea Nacional. Nos distancian más de 200 años e incalculable valor y carácter.

Evidentemente, la corona española no era igual que la tiranía chavista ni los libertadores eran semejantes a los socialdemócratas de la Asamblea Nacional de hoy, pero, sin duda, esta parte de la historia reviste un nuevo ciclo. Ciclo que demanda hombres y mujeres a la altura del momento, con el ímpetu y la entereza moral para enfrentarse al periodo más oscuro de nuestra historia.

Los siguientes 15 años desde 1810 serían de batallas y guerras. Los realistas harían esfuerzos por recuperar su poder y los independentistas harían lo mismo para no volver a ser gobernados por la corona. El resultado de estas revueltas fue la independencia final de Venezuela y el nacimiento de una república débil y heredera de muchos hombres con anhelos caudillistas que solo deseaban sentarse en el trono y tomar el cetro. El coraje y el ímpetu para liberar a Venezuela se quedaron engatillados a la hora de brindarle instituciones que perduraran en el tiempo, de someter todo poder al imperio de la ley y garantizar orden, justicia y paz. Los siguientes 150 años serán de dictadores y caudillos hasta la relativa paz alcanzada en el pacto de punto fijo.

Es abril de 2019 y aun no logramos superar aquellos viejos esquemas políticos. Seguimos teniendo caudillos por todos lados, en los partidos, en las instituciones, en las provincias y en la nación. Es hora de romper el ciclo, de dar un salto a la verdadera libertad y alcanzar un orden político estable en el tiempo, con garantías a la propiedad privada, a la libertad de comercio, empresa, tránsito, defensa y expresión. Ya es hora que fundemos una sola República que le ponga mano en el pecho a los políticos con ínfulas de caudillos, que proteja a los ciudadanos frente a los poderosos, que esté verdaderamente al servicio de los venezolanos, que configure verdaderas instituciones de justicia que mantengan la paz, pero sobre todo, que termine con el ciclo infinito de opresión – estallido – guerra – “libertad”- opresión…

Pero, por ahora, es el momento de que Juan Guaidó forme gobierno e inicie una gesta independentista con la cooperación de los aliados para poner fin de una vez por todas a la tiranía. Es el momento de que gritemos a una misma voz ¡MUERA LA OPRESIÓN!

 

Por: Andres Doreste

Andrés Doreste

Andrés Doreste

Abogado, emprendedor, locutor y político.

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