Aquí voy yo, otra vez. Para empezar, esta no es la primera carta abierta que hago a Luis Chataing, es -de hecho- la tercera. La primera la escribí en 2014 cuando le cerraron Chataing TV, invitándolo a que se convirtiera en influencer de las ideas de libertad. Y la segunda ya fue cuando él había leído la primera y estaba lanzando su documental «Fuera del aire». Ambas cartas fueron sinceras y esta tercera también lo es.
Vi su video, Luis Chataing, en el que expresa su tristeza porque su proyecto Conectados no funciona. Debo decir que entiendo perfectamente lo que siente, más no lo que opina, quiero destacar. Y me permito la oportunidad de explicar porqué, sin pretensión de querer dar lecciones en lo absoluto, pues usted es mayor y más experimentado en medios venezolanos.
Pero es posible que podamos converger en un punto de encuentro y -de hecho- ya lo hemos hecho, por casualidad. Quizás una de las primeras -si no la primera- plataformas que usted probó para lanzar Conectados aquí en Miami es de un gran amigo mío y yo trabajaba con ellos. Recuerdo que lo intentamos unas tres veces, en ese estudio localizado en el Doral, justo detrás de «El Arepazo Original». En uno de esos intentos entrevistó a un tal Marko Música, quien estaba recién llegado -al igual que usted- y a María Alejandra Chabán. Esta última fue la mejor parte de ese programa, estará de acuerdo.
Se lo voy a poner en bandeja de plata y sin anestesia, a ver si me agarra la idea de una vez. No se lo tome personal: si mi amigo David y yo -que estábamos tratando de venderle esa plataforma- fuésemos sentimentales -y no tuviésemos claras las ideas de libertad, libre mercado, oferta y demanda- habríamos salido esa noche de ese estudio a hacer un video diciendo «que estábamos muy tristes y decepcionados, porque un compatriota venezolano -usted- no nos había «querido ayudar» contratando nuestra plataforma». Pero no; nosotros salimos de ese estudio en busca de otro cliente, y ya.
El verdadero punto de encuentro al que quiero llegar
Estoy seguro que a usted le dicen: «este es José Miguel», y no sabe de quién rayos le están hablando, así como a casi cualquier latinoamericano y estadounidense le dirán «él es Luis Chataing» y pasan de largo. Esa es la primera lección que aprendemos todos los que empezamos de cero en un país que no es el nuestro: debo construir y ganarme mi reputación.
Pero no sé si solo somos los venezolanos o algunas nacionalidades comparten esto que le voy a decir, con nosotros: cuando un proyecto no nos sale, culpamos a la audiencia, al cliente, a la gente, al oyente, al lector, a los electores, a los ciudadanos; culpamos al que queremos convencer, porque no lo convencimos, ¿Le ha pasado?.
No es el primero, tampoco será el último. Mire, Chataing, yo desde que estoy en Miami hace más de 4 años -yo soy José Miguel- he intentado varios proyectos y ninguno me ha salido como he querido. No llegué en una posición económica privilegiada, he tenido que hacer todo lo que se pueda imaginar para poder pagar mis facturas y cuando me siento triste y deprimido porque las cosas aún no me salen como quiero, yo también he sentido la tentación -y algunas veces lo he hecho- de culpar al que no me ha querido contratar para hacerles un sitio web.
Sin embargo, y debo decirlo con orgullo, han sido muy pocas veces y me he corregido inmediatamente. ¿El secreto? Yo aprendí sobre libre mercado, capitalismo, principios libertarios y responsabilidad individual desde muy joven. ¿Ha aprendido usted lo mismo? Le puede servir en esta etapa de su vida, se lo aseguro.
Yo aprendí sobre libre mercado, capitalismo, principios libertarios y responsabilidad individual desde muy joven.
El punto de encuentro al que quiero llegar es este: ante lo que se le podría conocer como «un fracaso», y me refiero a eso que le pasó con Conectados, usted tiene -otra vez- la oportunidad de revisar sus premisas y, en lugar de pedirle a su audiencia y a los venezolanos que «lo entendamos y apoyemos», ¿Qué tal si es usted el que lo hace? Estoy seguro que su audiencia está buscando otra cosa, quiere escuchar otras ideas, especialmente si se trata de la política sin la que usted afirma poder vivir. ¿Ha reflexionado sobre eso?
Usted iba a entrevistar a Salas Römer el día que decidió no salir al aire en Conectados. ¿Se ha preguntado quiénes en el exterior -y dentro del país- quieren saber lo que tiene él para decir? No sea mezquino con su audiencia, que bastante nobles han sido en seguirlo aún en el exterior y aún cuando ni el tiempo, ni el ánimo son los mismos. ¿Lo había pensado?
Lo que la audiencia puede estar queriendo
En este punto sí puedo hablar con mucha propiedad, por el hecho de tener estar revista desde el 2014 y contar con ciertos termómetros sobre la matriz de opinión en Venezuela.
Si quiere hacer Podcast de política para venezolanos, comience reflexionando si sus ideales, principios, el sistema y modelo que defiende, aportan algo positivo y diferente para Venezuela. Siendo claro y sincero nuevamente: no creo que los venezolanos de bien que están por fuera, quieran escuchar sobre socialdemocracia, progresismo, socialismo ni nada que se le parezca; eso déjeselo a Carla Angola, a Capriles, a Guaidó, a Cesar Miguel Rondón y a todos los nombres que le vengan a la cabeza.
No creo que los venezolanos de bien que están por fuera, quieran escuchar sobre socialdemocracia, progresismo, socialismo ni nada que se le parezca
No le voy a decir cómo hacer dinero con esto, porque yo aún no he conseguido la fórmula y -muchas veces- al igual que usted también he pesando en cerrar esta revista, en no publicar nada más, en no volver a hacer un video para YouTube, en no opinar en las redes; pero lo que me ha hecho seguir gastándome lo poco que tengo en esto y no rendirme ha sido -precisamente: la paz que me da el saber que estoy del lado correcto, que defiendo y promuevo las ideas que le harían tanto bien a Venezuela y el apego irrestricto a mis principios y mi integridad.
Vea cómo le va a Patricia Poleo, por mencionar un ejemplo. ¿Ha visto lo que la gente opina de Nitu Pérez Osuna hoy día, de Kiara, hasta de Adriana Azzi? Han aprendido a respetarlas por sus opiniones. Hasta Jaime Bayly se llevó una sorpresa cuando quiso ser mezquino con Pedro Pedrosa y la audiencia le dio una lección. Ahora haga el mismo ejercicio con Carla Angola, Kiko Bautista, Rafael Poleo y se dará cuenta que el venezolano ha cambiado y ha aprendido mucho en estos 20 años; quizás eso es lo que le falta a muchos artistas: aprender.
Podemos evadir la ley de oferta y demanda, pero no las consecuencias de evadir la ley de oferta y demanda
Pongámosle punto final.
Esto es una guerra de ideas, siempre lo ha sido. Quienes dicen que «no es asunto de izquierdas ni derechas» o de «socialismo y capitalismo», son los mismos que hoy se lamentan porque no tienen apoyo ciudadano. Como no tienen lo que quieren, y lo saben, actúan como lo hacen los políticos del status quo venezolanos (PSUV y MUD-FA): por imposición, por la fuerza.
Cuando queremos imponer nuestras ideas, nuestra forma de pensar o queremos que la gente compre nuestro producto «porque sí», podemos tener éxito por un tiempo. Para ejemplo, Venezuela, pues esta práctica estuvo en uso por muchos años por los medios, empresas, artistas, políticos y otras figuras públicas con poder. Creyeron que podrían evadir las consecuencias por siempre y cuando les llegó la factura no asumieron la culpa. ¿Qué hicieron? Culparon a la gente. ¡Mezquinos! No sea igual que ellos.
La forma en las que se hacían las cosas en Venezuela son muy diferentes por fuera, ya usted se habrá dado cuenta. En su caso particular, el formato que usted está probando es muy diferente al de la radio, en el cual sin duda tiene mucha experiencia. Pero la audiencia ha cambiado, la realidad ha cambiado, los intereses han cambiado y su ubicación ha cambiado. ¿Qué decir de las ideas? También han cambiado en muchos venezolanos, pues estamos en presencia de una guerra de ideas y estamos aprendiendo lo importante que es el tenerlas claras.
Creo que es oportuno en este punto recomendarles este artículo:¿Es Realmente El Capitalismo Tan Malo Como Lo Pintan?
Ahora somos más racionales, más objetivos. En lugar de «democracia», queremos escuchar la palabra «libertad». No queremos saber nada que lleve la firma de «socialismo», pero cuando nos hablan de libre mercado, de propiedad privada y de capitalismo las cosas se están viralizando mucho más de lo que lo hacían cuando yo comencé con esta revista hace 5 años. Los venezolanos estamos hambrientos de conocimientos, de ideas nuevas, de contenido que en realidad nos lleven a la posibilidad de reconstruir Venezuela sobre una base sólida de libertad, porque nadie quiere volver con las condiciones del juego siendo dictadas por los mismos árbitros: la izquierda venezolana.
Los venezolanos estamos hambrientos de conocimientos, de ideas nuevas, de contenido que en realidad nos lleven a la posibilidad de reconstruir Venezuela sobre una base sólida de libertad, porque nadie quiere volver con las condiciones del juego siendo dictadas por los mismos árbitros: la izquierda venezolana
Se lo dejo para que lo reflexione y como esta vez sí estamos en la misma ciudad, quedo a la orden. Quizás un café (fifty-fifty) con una conversación le cae bien a usted, me cae bien a mí y nos ayuda en esta etapa de reinvento, de «ver qué hacemos», porque le confieso que en eso estamos igual. En lo que no lo estamos es el hecho de que yo no culpo a la gente por no querer contratarme para hacerles un sitio web, si en el mercado hay mejores ofertas que yo. No decido evadir la ley de oferta y demanda.
¡Que viva el libre mercado! ¡Que viva el capitalismo! ¡Y que viva la Venezuela que se atreva a practicarlo!
Por: José Miguel – Fundador de iF Revista Digital