Los dos grandes valores que se ganan viviendo en sociedad son el conocimiento y el comercio. El hombre es la única especie que puede transmitir y ampliar sus conocimientos de generación en generación; el conocimiento que un hombre tiene potencialmente a su disposición es mayor que el que nadie pudiera comenzar a adquirir en su espacio de vida; cada hombre obtiene un beneficio incalculable de los conocimientos descubiertos por los demás.
El segundo gran beneficio es la división del trabajo, que capacita al hombre a dedicar sus esfuerzos en un área de trabajo en particular y comerciar con otros que se especializan en otras áreas. Esta forma de cooperación permite a todos los que participan en ella obtener mayor conocimiento, mayor destreza y mayores beneficios por sus esfuerzos que lo que podrían lograr si cada uno produjera todo lo que necesitase en una isla desierta o en una granja autosuficiente.
La virtud del egoísmo – Ayn Rand
El mejor legado que puede transmitir el hombre de generación en generación, es su propio conocimiento. Al hacerlo, extiende la vida del trabajo al que dedico su existencia y permite que generaciones futuras se beneficien y evolucionen a partir de sus propios descubrimientos. Esta virtud propia del ser humano y de ninguna otra especie en la tierra, es la que ha permitido al hombre sobrevivir en la tierra, enfrentando todas las circunstancias adversas y aprovechando las favorables.
De esta manera, el comercio es el medio a través del cual el hombre intercambia esos conocimientos en forma de productos y servicios, en una relación ganar-ganar cuando es voluntaria y no coaccionada. El comercio es una forma de división del trabajo, pues de esta manera cada individuo dedica su energía y talentos al área que más le interesa mientras ofrece los resultados en un mercado libre de acuerdos voluntarios.
Por: José Miguel | Foto: Aneta Szpyrka