Si eres de los que condena a la viveza criolla, este texto es para ti.
Hay que dejar en claro que muchos de los que condenan la viveza, lamentablemente son los primeros en padecerla, y en potenciales dosis.
Sin embargo, ¿cómo saber si padecemos de este mal?
Sufres de viveza criolla si:
- Condenas a quienes malgastan agua, electricidad o alimentos, pero nunca haces un llamado a eliminar los subsidios de estos servicios, porqué no quieres pagar el precio real de estos. Cada ciudadano es libre de consumir luz y agua a sus anchas, y si el derroche es un problema, este se solucionaría fácil si a los ciudadanos se les cobrase el precio real de la cosas.
- Repites constantemente que “los comerciantes se pasan”, porqué supuestamente venden productos por encima del precio “estipulado” o tienen ganancias “exageradas”. Pretender imponerle limite de precios o ganancias es una violación al individuo y a la PROPIEDAD PRIVADA.
- Te quejas de la situación del país, la escasez de divisas y pero “con mi cupo no te metas”. ¿Levantar el control de cambio? Que va, prefiero seguir yendo a Aruba y que me aprueban un cupo de miserables 300$, así tenga que dormir bajo un puente y eso signifique una puerta para que siga la fuga de dólares mientras un grupito se beneficia, y hacer kilométricas colas o tener que pagarle a un tercero por una harina pan o un medicamento cuando regrese a la realidad.
- Quieres un servicio de transporte público y universidades de calidad, pero trancas las calles cuando los transportistas aumentan el pasaje y las universidades el costo de la matricula, ya que siempre incrementan pero nunca mejoran el servicio. Eso sí, pasas por alto el hecho de que ellos no están haciendo un ajuste para mejorar el servicio, sino un ajuste inflacionario, ajuste que si, por cierto –no puedes pagar– ¿cómo pretendes exigir un mejor servicio si te quejas cuando haces un paupérrimo aumento?
El problema con las regulaciones, es que traen caos, escasez, corrupción, colas y un bajo poder adquisitivo. No necesitamos que el estado haga cumplirlas, necesitamos que las desaparezca. Deberíamos empezar a aprender a diferenciar entre las leyes y lo moral.
Así que si a usted no le gusta pagar por aquello que consume, no se queje cuando sus hijos reciban una pésima educación ni cuando los servicios básicos sean deficientes porqué usted está apoyando las causas para que esto sea así, ya que en el fondo quiere que sea el bolsillo de otros y no el suyo el que pague por todo lo que usted consume, mientras se jacta de decir que el problema es que no se cumplen las leyes como en Europa, dando de ejemplo a países como Noruega o Alemania, cuando en estos lugares lo menos que hay son limitaciones a la libertad individual y económica.
No somos menos ni mejores personas que el resto de la población mundial. La “viveza criolla” o “astucia” no es un asunto de cultura, es un asunto de ausencia de libertades y de un excesivo intervencionismo, y debe terminar si queremos un mejor país.