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venezuela no sale de crisis atacando causas sino consecuencias

Venezuela Saldrá De La Crisis Si Ataca Las Causas, No Consecuencias

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Una de las cosas más comunes que mencionan las personas cuando están en una discusión es: “nadie tiene ni existe la verdad absoluta”. Si les respondes que -con esa afirmación- se están contradiciendo al tratar de emitir una “verdad absoluta”, muchos entran en corto circuito y no lo entienden.

Pues bien, quiero contarles una historia que de seguro muchos de ustedes ya conocen. Cuenta la leyenda que un Rey, pidió a los sabios de la corte del reino, escribir un mensaje que sería tallado en un hermoso anillo que el Rey estaba fabricando para sí mismo. Las condiciones del rey fueron: debe ser corto para que quepa en el anillo, que pueda ayudarme en momentos de desesperación y que ayude a mis herederos y a los herederos de mis herederos para siempre.

Se podrán imaginar cuántos eruditos, sabios, académicos, hubiesen querido ver tallada su sabiduría en ese anillo, pero el mensaje que al final fue tallado, lo dio un anciano, sirviente del rey. ¿El mensaje? “Esto también pasará”.

Este mensaje es una verdad absoluta, pues la vida no es más que constantes cambios. Ahora que están de acuerdo, voy con la verdad absoluta que explica claramente toda la crisis venezolana: “toda acción, principio, pensamiento, creencia, idea o filosofía de vida, tiene consecuencias”.

Si usted patea a alguien -acción- le hará daño -consecuencia-. Si usted cree, piensa o considera que, en el nombre de un supuesto Dios, todo se vale -acción- entrará armado a una discoteca a aniquilar a todas las personas que pueda -consecuencia-. Y si su filosofía de vida no es objetiva, sino más bien oportunista o determinada por la cultura o idiosincrasia de un país que no sabe a dónde va -acción-, pues cualquier socialista o comunista lo llevará a donde él quiera -consecuencia-.

Las causas -acciones- que han llevado a Venezuela a ser uno de los países -si no el más, pensando en costo de oportunidad- miserables del mundo hoy día -consecuencias-, con una crisis humanitaria que -aunque muchos nieguen y otros digan que no lo es hasta que no veamos a venezolanos cruzando la frontera- puede ser catalogada como hambruna, por los altos niveles de escasez de alimentos; donde la peor desgracia que puede caer sobre una persona es algo tan natural como enfermarse, pero que no conseguirá ni pastillas para el dolor de cabeza, y donde el peor delito que puede cometerse es, ser propietario de algo, las causas de todo esto son claras, y es probable que hasta usted las haya consentido en alguna oportunidad.

Control de cambio

Qué sabroso fue al principio y mucho más sabroso por allá entre 2005 y 2010, cuando podías viajar por el mundo comprando dólares a un precio absurdo, regresando a Venezuela para vender lo que te sobraba y tener en tu cuenta más de lo que te costó todo el viaje. Fue genial ese “boom” automovilístico, donde comprar carro era más fácil que ir al supermercado porque se traían a precios preferenciales, mientras la economía real seguía su curso por detrás de toda esta ficción, de manera silenciosa. ¿Quién no lo disfrutó?

El control de cambio -acción- tuvo sus consecuencias: 2007 fue el último año del boom automovilístico, pues si se seguía con esa fiesta, lo dólares se acabarían en muy poco tiempo. Entre 2010 y 2012 los venezolanos empezaron a llorar porque el cupo Cadivi cada día era más chiquito, y en 2013 se acabó la parranda de los viajes de pobres con vacaciones de ricos alrededor del mundo.

Si en algún momento consideraste que eso del cupo Cadivi era sabroso, justo, necesario, sostenible, aceptable, un “mal menor” y cualquier justificativo, pues bien, llegó la hora de pagar el precio: hay algunos dólares, pero no para fiestas, viajes, carros. No, los que hay solo son para corrupción.

Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras

¡Oh! Sí, “tenemos las leyes más modernas del mundo” -acción-. Esa ley que le hizo imposible a las mujeres conseguir trabajos estables, donde los empresarios -que aún quedaban- no las contrataban porque si salían embarazadas serían prácticamente unas pensionadas a muy temprana edad, y los empresarios no tienen por qué ser los padres de criaturas que no engendraron. Esa ley que prohibió la subcontratación y que todo aquel que quisiera ser independiente y tuviese una contratista, en dos o tres años tendría que empezar -en el mejor de los casos- a bachaquear porque subcontratar estaba prohibido -consecuencias-.

¿Consideraste que la LOTTT es una ley moderna? Pues gracias a ella, Venezuela retrocedió siglos, milenios, y pasó de una sociedad en vías de desarrollo a una decadente comunidad cavernícola y envidiosa, donde quienes necesitaban, querían o tenían un trabajo, veían como enemigo al que les pagaba el sueldo. Y ganaron esa batalla, pero perdieron la guerra porque ahora no tienen empleo y si lo consiguen, el sueldo será menos de 10 dólares americanos al mes.

Ley de Precios Justos

Todo aquel que quería un televisor nuevo, una nevera, una licuadora, secadora, equipo de sonido; cualquier electrodoméstico gratis, celebró el famoso “que no quede nada en los anaqueles” del genocida y saqueador Nicolás Maduro, cuando ordenó -acción- tomar las tiendas DAKA. ¿Lo recuerdas?

“Ay, yo pagué por mi Televisor”. Claro, a un precio en el que el comerciante perdía toda su inversión y jamás podría reponer inventarios, pero “¿Qué importa? Es su peo y no el mío porque yo tengo mi TV de 42 pulgadas a Bs. 9.999”. ¿Sabroso verdad? Ese efecto dominó que terminó pasando de DAKA a todos los comercios de electrodomésticos, que se extendió a los supermercados y que terminó en eso que hoy llaman escasez -consecuencia-.

¿Es bueno que regulen ciertos precios? ¿Es necesario que los productos básicos se fijen a precios que todos los puedan comprar? Venezuela nos sirve de ejemplo de lo que pasa cuando la gente dice que “sí” a estos inventos socialistas, porque “como yo no lo puedo comprar, pues que le impongan al que lo vende, que me lo dé a un precio que yo pueda pagar”. Inteligente, ¿no?


Repito: toda acción, principio, pensamiento, creencia, idea o filosofía de vida, tiene consecuencias. Y es cierto, Venezuela, esta crisis también pasará, el pequeño detalle es que los seres humanos no podemos vivir los mismos años que los países, y morirás tú, tus hijos, tus nietos, sus hijos, los hijos de sus hijos y quién sabe cuántas generaciones más les cueste a Venezuela esta guachafita del socialismo.

Porque empezaste a culpar a los empresarios de “robarse los dólares”. Culpaste a los empresarios de “ser unos apátridas y avaros” por no ver rentabilidad contratando a quienes serían una carga en lugar de ser agentes de progreso. Porque culpaste a la gente desesperada que empezó a comprar todo lo que podía -y seguro que tú lo hiciste también- para almacenarlo, previendo que esta crisis vendría. Porque ahora culpas al que -para hacer que el valor de su trabajo (dinero) perdure en el tiempo- compra a precios impuestos por una manada de delincuentes, para venderlos a precios de mercado.

No, Venezuela. Del socialismo no se sale ni con referéndum, ni con petición de renuncia ni mucho menos con elecciones democráticas. El socialismo tiene estas ideas, estos principios, y si usted todavía las consiente y no las ataca, verá a unas cuantas generaciones más ahorcarse por falta de comida y medicinas.

Pero estos socialistas han sido muy inteligentes, pues el chavismo impone su poder por la fuerza y la asamblea que -supuestamente- se ganó y desde la cual se debían gestar los cambios en términos de ley y hasta matriz de opinión, desviaron tu atención. Ninguno propuso -ni siquiera mencionaron- el presionar para derogar el control de cambio. En lugar de eso, se redactaron una “ley de producción nacional” que va agarradita de la mano con todos los controles que te tienen en esta miseria.

¿Qué pasa ahora?

El control de cambio convirtió el oportunismo y la viveza en idiosincrasia, dándole luz verde a la corrupción. La LOTTT convirtió el emprendimiento y a la propiedad privada en delito, acabando con la pequeña, mediana y gran industria. Y la ley de precios convirtió la ambición en pecado, acabó con los inventarios tan rápido como un tornado acaba con una comunidad, y le abrió la puerta a una ola de saqueos que no se condenan, sino que se justifican bajo la consigna de «el pueblo -saqueador- tiene hambre».

¿Qué estás convencido de que hay que salir de Maduro, del chavismo? Por supuesto que hay que hacerlo, pero creer que se logrará jugando las reglas de estos malandros políticos no es inocencia sino idiotez, y lo que vendrá después -si es que acaso se lograse tumbar a Maduro- será otro grupito, otra cara, pero con el mismo socialismo y sus sabrosos controles.

Libre mercado, señores; capitalismo y propiedad privada. Todas las sociedades avanzadas hoy día tienen más de esto que de lo otro. Apréndanselo.

 

Por: José Miguel

Jose Miguel

Jose Miguel

Antes de conquistar el poder, debemos conquistar los medios, por eso fundé esta revista y no un movimiento estudiantil. Esta es mi cuenta de Twitter @JP7___

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