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Un Socialista Siempre Presume De Lujos Que Paga Con Dinero Ajeno

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Muchos de los que creen que el éxito de algunos se debe a las desgracias de otros –cosa que es verdad en el caso de la esclavitud u otras formas de robo- pueden tener la imagen de que un individuo próspero es un tipo que está sentado sobre una gran cantidad de dinero, bebiendo brandy mientras se fuma un gigantesco cigarro que prendió con un billete de máxima denominación.

El personaje bien se podría parecer a aquel individuo que “vendió de contado”, y que se ilustra en el famoso cartel que muchos comerciantes ponen sobre sus cajas registradoras, el cual muestra a dos tipos: uno flaco y decadente y a otro gordo y opulento. Imagen por demás contradictoria -o por lo menos errónea- ya que todos sabemos que el crédito es una práctica beneficiosa y común en el comercio.

Así pues, en nuestras cabezas se pueden instalar imágenes que están totalmente disociadas de la idea que pretenden representar; también en nuestras mentes las nociones en ella fijadas llegan a tener atributos que en la realidad no poseen. Por ejemplo: hay quienes erróneamente creen que la ostentación es un rasgo del éxito o de la riqueza y además del capitalismo. Sin embargo, la ostentación suele ser una evidencia de estupidez más que de otra cosa. Quienes tienen riquezas -de veras- producto del trabajo honesto y de la constancia en la vida, suelen ser discretos y además frugales en relación a las fortunas que poseen; cuando se dan algún lujo no hacen alarde de ello. Por regla general no se verá a esta categoría de gente refiriendo: que tomó champaña la noche anterior o narrando sus viajes. Y en alguna medida el conducirse de esa manera, es una de las  bases de su prosperidad.

Por el contrario, normalmente a quienes la providencia no les dota de cerebro, pero logran tener la suerte de algunas riquezas súbitas, las que por lo general también suelen ser transitorias –como la de ganar la lotería, o dar un buen golpe- son los que acostumbran hacer ostentación del dinero. Estas personas -cuando se dan un lujo o algún un gusto- lo tratan de difundir lo más posible entre sus semejantes y mientras más precarias fueron sus vidas, más muestran al público los hechos que para ellos antes resultaban extraordinarios. Verbigracia cualquier regetonero.

Una vez, alguien que vivió en la pobreza me narró sobre un sujeto -conocido suyo- que cuando comía carne de primera en el almuerzo no podía esperar a la noche para contárselo a la mayor cantidad posible de sus vecinos y conocidos, además se los recordaba por varios días y para colmo disfrutaba hacer alarde del hecho en presencia de quienes estaban en peor situación a la suya. Algo así como Kiko -el personaje del Chavo- con la recurrente situación de la paleta de dulce.

No pude evitar recordar la precitada historia, el 30 de mayo de este año. Aquel día, en un acto de los que el régimen transmite en cadena de radio y televisión; el heredero del eterno líder refirió sus peripecias por la China. Así pues -entre otras cosas- tuvimos la dicha de compartir con él -por lo menos auditivamente- sus rutinas turístico-alimentarias en la capital del milenario país.

Inmersa en una disociación causada de seguro por el poder, se refiere que María Antonieta de Austria, dijo una vez: “si no tienen pan, que coman pastel”. Semejante expresión que esperaríamos quizá oír de una reina encapsulada en un palacio, no parecería poder ser imitada y menos superada por un revolucionario humanista. Sin embargo, sí puede ocurrir ya que mientras más extrema resulta la realidad, de la que es víctima la mayoría de los habitantes del país, más disociada se encuentra la clase socialista dirigente de la caótica realidad que ellos han creado.

Por ejemplo: mientras el parque automotor privado y colectivo se hace pedazos, el líder socialista no duda en fletar un avión para recorrer el mundo con su séquito, supuestamente para pedir plata que de seguro no le prestarán -y que de obtener, se dilapidará- o acudir a entierros de gente que no conoce y cuyos deudos seguro le desprecian.

También, si a miles de ciudadanos -nuestros familiares y vecinos- les arrebatan sus vidas para robarles un carro, un teléfono, los medios de propaganda socialistas prefieren tratar que nos escandalicemos por muertes que ocurren en las antípodas. Y por ultimo, mientras la mayoría de la población se humilla en una cola o lucha obtener un kilogramo de carne -el cual fácilmente vale más del diez por ciento (10%) del ingreso mensual promedio-, el presidente habla en cadena nacional sobre sus experiencias gastronómicas por Pekín.

Así que, mientras el régimen socialista trata de vencer en la guerra económica, “si no pueden encontrar pollo, coman Pato Laqueado”.

 

Por: Edgar Gil  |  Foto: Nicolas Maduro

Edgar

Edgar

Abogado, formado en el iuspositivismo y el social-estatismo. In-Políticamente Converso al Anarcocapitalismo. Miles de azares me hacen escribir desde una orilla al sur del Orinoco.

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