Constantemente oímos decir en todas partes la frase “Derechos Humanos”, generalmente usado para luchas o exigencias de los grupos de presión en los Estados modernos o Estados del Bienestar.
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Estos grupos o personas se escudan o protegen detrás de los derechos humanos para hacer exigencias u obtener beneficios en su mayoría de tipos sociales, como lo son la Educación, la Salud o la vivienda. Pero, ¿Acaso son estos derechos? Y si son derechos entonces ¿Quiénes deben proporcionarlos?
Y es aquí donde la filosofía política liberal tiene una gran diferencia con la del Estados del Bienestar, sobre todo por la inmoralidad que representan esos tipos de “derechos” y las formas como se llevan a cabo, por la forma como se aplican y ejecutan. Para el liberalismo y el individualismo, son precedentes perjudiciales para el respeto de la propiedad, la paz y los planes de vida de cada uno de los ciudadanos o grupos sociales que puedan existir dentro de un país.
Las leyes bajo la política liberal deben ser normas generales de conducta individual y aplicables para todo, por ejemplo, podríamos tener el no matar, no estafar o cumplir los contratos y compromisos. Estas normas son generales, permiten a cada individuo poder actuar con total libertad sin tener que estar amarrado o contenido en sus formas de actuar, lo cual dificulta su vida en sociedad; pero al ser estas normas amplias, generales y de conducta, permiten que los individuos puedan tratarse como iguales ante la ley y convivir y realizar intercambios e interacciones voluntarias siempre y cuando no violen estas leyes generales.
Dentro de una sociedad liberal esto es de suma importancia debido a que cada individuo tiene planes y fines diferentes por lo cual hacer de las leyes normas mandatarias o de imposición pueden terminar perjudicando a grupos a favor de otros.
Dentro de los derechos podemos encontrar dos tipos: los derechos positivos y los derechos negativos. Como explica Juan Ramón Rallo en su libro liberalismo “los derechos a reclamar que otros hagan algo, se denominan <derechos positivos>; los derechos a reclamar que otros se abstengan de hacer algo se denominan <derechos negativos>”. Para el liberalismo el único tipo de derecho que puede existir es un derecho negativo, esto debido que los derechos negativos, evitan que otras personas o grupos tengan dominancia sobre mi persona, mi vida, mi propiedad o mi felicidad, por lo cual esto evita que esos grupos o personas puedan obligarme a ceder o entregar o pertenecer a fines y medios que yo no desee.
Para una sociedad liberal las acciones contractuales y voluntarias son fundamentales, por lo cual, si aplicáramos un derecho positivo, alguien tendría que coaccionar nuestras decisiones o nuestras vidas, para obligarnos a entregar ya sea bienes de cualquier tipo o tener que aceptar la imposición de formas de pensar o imposiciones de grupos o ideas sobre las mías.
Es por esto que para muchos liberales como Hayek muchas veces las democracias no pueden cumplir esos principios básicos de un Estado, los cuales se basan en exigir determinadas condiciones en la que sus individuos o miembros deben actuar. Esto evita o prohíbe todo privilegio a grupos o personas. Para el liberalismo y el Estado liberal las reglas del juego deben ser claras e iguales para todos, de otra manera marcaran un debilitamiento de las leyes y la justicia, permitiendo adoptar gobiernos totalitarios.
Este es el problema con las democracias modernas, al haberse olvidado del viejo orden liberal y aceptado los nuevos sistemas mixtos o de Estados del bienestar, han distorsionado y usado las leyes para beneficiar a grupos mediante la entrega de privilegios o beneficios a costa del resto de los ciudadanos, como dijo Huerta de Soto “la democracia tiene en sí misma la semilla de su propia destrucción” y es que al haber aceptado los nuevos Estados del bienestar, estas convierten a los políticos en captadores de necesidades las cuales usan para quedarse en el poder, prometiendo “derechos” “bienes o servicios” a cambio de votos y esto nos lleva entonces a la pregunta del principio, ¿Son los derechos humanos, derechos?
El derecho a la libre expresión, a la propiedad y a la vida, son derechos debido a que usted no depende o no debe obligar a nadie para obtenerlos, y sobre todo nadie puede obligarlo a entregarlos o quitárselos. Pero cuando vemos a las personas reclamando sobre derechos como la educación, la salud o la vivienda, son y serán derechos en tanto y en cuanto nadie le impida obtenerlos por sus propios medios, como a su vez usted no podrá obligar a otro a tener que entregárselo.
Es por esto que cuando grupos sociales exigen este tipo de derechos no están pidiendo que se les respete su acción de querer obtenerlos, sino que están exigiendo que alguien pague por ellos, lo cual es inmoral y solo puede ocurrir por medio de la fuerza y la violencia, en este caso, ejecutadas por el Estado. Lo cual entrega un gran poder a los gobernantes y poderes ilimitados que a medida que esos derechos vayan en aumento, el poder de los gobiernos también lo hará, lo cual indudablemente terminara con un Estado totalitario, imponiendo sus ideales de grupo o personales a los demás miembros de la sociedad, es esta la semilla de su autodestrucción que llevan en si mismos los Estados modernos de Bienestar; al querer por medio del buenismo o altruismo resolver las necesidades o caprichos de los demás, terminan abusando de las minorías.
Muchos dirán, ¿y entonces en un Estado liberal como pueden las personas de bajo ingresos o sin ingresos sobrevivir?, y atacan bajo ese pretexto al capitalismo. Como si al Estado no proporcionar esos servicios, el capitalismo explotase a los más pobres, o en el capitalismo los más pobres terminan muriendo de hambre, todos serán brutos porque nadie podrá pagar esos servicios. Pero contrataríamente, el capitalismo es un sistema que se basa en las relaciones pacíficas y voluntarias, con ellas los más pobres pueden sacar de sus estados más que con cualquier otro sistema, y es que bajo la no intervención y coacción del Estado para financiar a grupos o privilegios, los impuestos que son la forma económica de financiarlos. En el Estado liberal dichos impuestos son mínimos y usados para sus funciones básicas: justicia y seguridad.
Esto permite a los individuos poder mantener la mayor cantidad del resultado de su trabajo o producción, en este caso en dinero, permitiendo satisfacer sus necesidades y gastar o utilizar sus recursos en lo que crea más conveniente. Una persona que ahorra tiene más dinero en su bolsillo y puede utilizarlo en lo que más le beneficie, por su parte, el empresario que quiera más trabajadores y más capacitados no dudará en crear organizaciones o fundaciones donde voluntariamente personas con los mismo fines deseen unirse, lo cual generará fondos suficientes para poder ayudar a aquellos que deseen estudiar u obtener salud, dado que estos dos aspectos son de suma importancia. Así como un trabajador que crea que la educación puede sacarle de la pobreza también podrá integrar esas asociaciones voluntarias, esto no solo mejora la asignación de dinero sino también su entrega, la cual se hará de una de las tres formas siguientes: con una contra partida, siendo voluntario o de forma filantrópica.
En las dos primeras la persona que reciba la asistencia tendrá que dar una contra parte ya sea devolviendo lo prestado o dando a cambio su trabajo en esas sociedades para ayudar a otros. Y Esto a su vez crea en cada persona un respeto por el trabajo y por la generación de riqueza, crea conciencia de propiedad y respeto mutuo, lo que a su vez trae una sociedad mucho más integrada y pacífica.
A aquellas cosas que otros tengan que pagar por nosotros sin dar nada a cambio, no son más que un robo a aquellos que han tenido que sacrificar su trabajo y su ahorro para satisfacer unas necesidades que no serán las suyas.