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Si La Raíz De Chile Es La Libertad, ¿Por Qué Renunciaremos A Ella?

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Chile es un país bastante contradictorio: a pesar de ser ejemplo a nivel latinoamericano de eficiencia y crecimiento, nos empeñamos en seguir un camino obsoleto y fracasado, desviándonos de aquella vía que nos ha dejado, por segunda vez en nuestra historia, en las puertas del desarrollo.

Siempre se puede discutir a nivel retórico si nuestro país está bien, está mal, o si podría hacerlo mejor; y al final siempre concordaremos en que se puede seguir mejorando. Pero hay cosas que no podemos pasar por alto, hay hechos que nos demuestran fehacientemente que hemos escogido -hasta ahora- el camino correcto, y ante la interpelación de nombrar aunque sea un solo indicador de calidad de vida o crecimiento en que Chile esté peor hoy que hace 40 años, nuestros adversarios de izquierda callan o recurren a su tan trillado discurso emocional, lo que demuestra su falta de recursos argumentativos en este tópico.

No me detendré en este punto, por considerarlo latamente probado; tan solo citaré a José Piñera, quien en una columna publicada en www.elcato.org titulada “Culpable de crecer”, señala que “Los estudiosos han comprobado que la libertad económica -entre otros efectos positivos- aumenta el ingreso por habitante, el nivel de vida de los más pobres y los derechos políticos y libertades civiles. Desde ya, Chile ha mejorado sustancialmente en todos estos indicadores. Así, triplicó su ingreso por habitante (en poder de compra constante) hasta 15.000 dólares al año, ocupando hoy el primer lugar en América Latina, y redujo drásticamente la pobreza”.

Visto esto, cabe preguntarse, ¿por qué nuestro actual gobierno -y por consiguiente sus simpatizantes- se empeñan en tratar de hacer volver del pasado políticas derrotadas? Haciendo un repaso de las reformas impulsadas, las actualmente en trámite legislativo, y las anunciadas para el futuro, vemos el marcado sesgo ideológico en ellas, y, lo que es más peligroso aún, lo desconectadas que se encuentran con la realidad.

Cuando la libertad, en sus diferentes vertientes, como la económica, de enseñanza, de conciencia, de empresa, de trabajo, sindical, etc., ha sido lo que ha llevado a nuestro país a superar la pobreza, crecer a ritmo constante y sostenido, y mejorar la calidad de vida de nuestros compatriotas, resulta francamente descabellado impulsar reformas que contradigan estos principios.

Peor escenario vemos si analizamos las propuestas de grupos de extrema izquierda, con amplia penetración en el mundo estudiantil y sindical. Estos califican a las reformas de Bachelet como “tibias” e insuficientes. Este es el clásico problema de la izquierda, el considerar una virtud el extremismo, y vanagloriarse de ser “más de izquierda” que el del lado.

Proponen estos grupos, por suerte aún minoritarios, esquemas propios del chavismo y otros modelos totalitarios. Su más emblemática petición es la de una Escuela Nacional Unificada, proyecto allendista de corte totalizante, en donde no existen más escuelas que las estatales; y, muy en la línea, la eliminación de todo aporte fiscal a las Universidades que no respondan a una orientación determinada, llegando incluso a proponer eliminar a las Universidades Católicas por el simple hecho de ser confesionales.

En resumen, nos enfrentamos ante un verdadero peligro para la población chilena, que en el transcurso de unos pocos años puede ver cómo se tiran por la borda los sacrificios y esfuerzos que nos pusieron en un lugar privilegiado, solo por un mero capricho ideológico.

 

Por: Jose Carlos Meza Pereira  |  Foto: Christian c

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El Circulo Acton Chile busca promover los principios de la Sociedad libre por medio de la prensa escrita y redes sociales.

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