El gobierno -en una conceptualización objetivista- podemos decir que es una institución que posee el poder exclusivo de poner en vigor ciertas reglas de conducta social en un área geográfica dada. Los seres humanos _y en sí los venezolanos- al vivir en sociedad, cuyo trabajo en cooperación voluntaria permite mayor conocimiento mayor destreza y mayores beneficios que los que podrían obtener individualmente, necesitan una institución que cumpla con el rol principal de proteger los derechos individuales de los ciudadanos.
A pesar del momento terrible en todos los ámbitos que vivimos en Venezuela donde el gobierno, como expone Ayn Ran- en lugar de ser un protector de los derechos del hombre se convierte en su más peligroso violador, en lugar de proteger la libertad está estableciendo una esclavitud, en lugar de proteger a los hombres de aquellos que inician el uso de la fuerza física es el gobierno quien inicia el uso de la fuerza física y aplica la coerción de cualquier manera y en cualquier cuestión que se le antoje, en lugar de servir como instrumento de objetividad en las relaciones humanas el gobierno está creando un reino subterráneo, mortal de incertidumbre y miedo mediante leyes no objetivas cuya interpretación está supeditada a la arbitraria decisión de burócratas circunstanciales, en lugar de proteger a los hombres de daños que puedan acaecerles por acciones caprichosas es el gobierno quien se arroga el poder de caprichos sin límites de manera tal que estamos acercándonos rápidamente a la etapa de la inversión final: la etapa donde el gobierno se haya en la libertar para hacer lo que le plazca, mientras que los ciudadanos pueden actuar solamente por permiso, siendo esta la etapa de los periodos más oscuros de la historia humana, la del gobierno de la fuerza bruta.
Debemos tener claro que las funciones naturales de un gobierno se dividen en tres grandes categorías, todas ellas relacionadas con la violencia y la protección de los derechos del individuo:
- La Policía: para proteger a los hombres de los criminales.
- Las Fuerzas Armadas: para proteger a los hombres de invasores foráneos.
- Los Tribunales: para solucionar las disputas entre los hombres de acuerdo con leyes objetivas.
Y esto sin olvidar que el propósito de la ley y del gobierno es la protección de los derechos del individuo, que cuando esto se olvida o ignora el resultado es el Estado actual de retroceso social, de desgobierno existente en una tiranía y de allí al gobierno primitivo de la fuerza bruta del que hablamos antes, como pasa en nuestro país donde el gobierno sin límite ordena disparar contra inocentes que protestan amparados en el nefasto reglamento 008610.
Sin embargo la salida para esto no es el anarquismo con apellido capitalista y mucho menos con apellido comunista, recordemos que la anarquía, como concepto político, es una cándida abstracción carente de sostén puesto que una sociedad carente de un gobierno organizado quedaría a merced del primer criminal que surgiese, el cual precipitaría a esa sociedad a un caos de guerra de pandillas. Pero la posibilidad de la inmoralidad humana no es la única objeción contra la anarquía; aún en una sociedad en la cual cada uno de sus miembros fuese totalmente racional y absolutamente moral, no podría funcionar en un estado anárquico; es la necesidad de leyes objetivas y de un árbitro para resolver los desacuerdos entre los hombres, lo que requiere el establecimiento de un gobierno.
En pocas palabras si ha de excluirse la violencia de las relaciones sociales necesitamos una institución que se encargue de la tarea de proteger nuestros derechos de acuerdo con un código de reglas objetivo. Esta es la misión de un gobierno (un gobierno justo) su misión básica, su única justificación moral y la razón por la cual los hombres necesitan un gobierno.
Sin olvidarnos de: “Si una Sociedad ha de ser libre su gobierno debe ser controlado”- Ayn Rand.
Por: Anderson Riverol | Foto: militarytimes.com
Nota: Articulo con bases en el libro “Capitalismo El Ideal Desconocido” escrito por la filósofa Ayn Rand.
