El principio de intercambio comercial es el único principio ético racional para todas las relaciones humanas, personales y sociales, privadas y públicas, espirituales y materiales. Es el principio de la justicia.
Un comerciante es un hombre que gana lo que obtiene, y no da ni toma lo inmerecido. No considera a los demás como a amos o esclavos, sino como a sus iguales independientes. Trata con ellos por medio de un intercambio libre, voluntario, no forzado ni compulsivo, un intercambio que beneficia a ambas partes de acuerdo a su propio juicio independiente. Un comerciante no espera que se le pague por sus pérdidas, sino únicamente por sus logros. No transfiere a otros la carga de sus fracasos y no hipoteca su vida en la esclavitud por los fracasos de los demás.
La virtud del egoísmo – Ayn Rand
El único camino hacia la paz es el comercio. Quien lo practica siguiendo los principios de acuerdos voluntarios y coexistencia pacífica recibe los beneficios intercambiar valor a cambio de valor.
Un comerciante se compromete consigo mismo a no renunciar nunca a sus valores a cambio de nada, y cumple con los acuerdos que asume con otros. No utiliza la fuerza, el chantaje ni la manipulación para alcanzar sus objetivos, por el contrario, apela a la persuasión para convencer a los demás sobre los beneficios de su oferta.
La práctica del comercio requiere valentía para correr riesgos y responsabilidad para asumir las responsabilidades, por eso no cualquier individuo puede ser un verdadero comerciante. Solo aquellos que disfrutan ser independientes, que apuestan a sus capacidades y habilidades y que creen en sí mismos pueden ser llamados comerciantes.
Por: José Miguel | Foto: Mashthetics