Los Estados pueden organizarse de distintas maneras, una de ellas es el Federalismo, dicha forma consiste en un gobierno multinivel. Es decir, el Estado nacional esta a su vez integrado por Estados regionales conformándose una Federación.
Al federalismo se puede llegar de dos maneras. Una de ellas es, desde las partes hacia el todo, como sucedió en su momento con EEUU o con Suiza y la otra manera es ir del todo a las partes, es decir, ya establecido el Estado Central se toma la decisión y dar más poder de autonomía a sus regiones, este es un proceso que en Venezuela se conoce como “descentralización”, pero perfectamente podría llamarse federalización, proceso que tuvo su inicio en 1989 con la reforma política que permitió que las poblaciones de los Estados pudiesen elegir a Gobernadores y Alcaldes.
El federalismo implica que las regiones tengan competencias tales como redactar sus propias leyes, establecer el modo de elección de sus autoridades locales y recaudar sus propios impuestos, entre otras. Así como hoy en día cada Estado y municipio puede elegir su máxima autoridad política, los Estados deberían encargarse de redactar sus propias leyes referentes a las políticas educativas, comercial, de salud, fiscal y hasta jurídica; de forma tal que sus autoridades locales (que seguramente estarán mejor capacitadas que un burócrata en Caracas) tomen las decisiones acordes a las realidades regionales.
Por ejemplo, no parece tener mucho sentido que la política agroindustrial del Estado Guárico se vea diseñada por las decisiones que se tomen en el Ministerio de Agricultura Productiva y las Tierras ubicado en Caracas. Así las empresas ganaderas pagarían impuestos por su actividad al Estado Guárico y no al estado Nacional, dichos recursos quedarían directamente en la gobernación retornando a la población en forma de servicios. Lo mismo sucede con la política petrolera en el Estado Zulia o la minera en el Estado Bolívar. En definitiva, se trata de trasladar el centro de toma de decisiones al lugar que se verá afectado por dichas decisiones.
Cada Estado regional, establecería las pautas regulatorias de sus puertos, aeropuertos, instalaciones turísticas, hospitalarias, de transporte masivo y educativas sin esperar ni depender del gobierno central ni mucho menos estar a merced de este esperando que “le transfieran los recursos”.
Las ventajas que esto traería, a las regiones en particular y al país en general serían varias: Se incentivaría la competencia entre las regiones por ser mejor que sus vecinos, haciendo que los políticos gobernantes se aseguren de buscar prestar los mejores servicios a su población ya que serían ellos mismos los responsables de recaudar los impuestos.
Esto haría emerger diferentes formas de autonomía regional, diferentes formas de gestión de las organizaciones estatales. Algunos Estados querrían privatizar todas las instalaciones posibles, otros optarían por privatizar su gestión, pero mantener la titularidad estatal de por ejemplo el hospital o la universidad.
Además que este sistema político estaría más en armonía en comparación con el centralismo que tenemos ahora, ya que se adaptaría mas a cada realidad regional, también está la ventaja de que una gestión más local de recursos públicos haría más fácil su fiscalización por parte de la población, minimizando tanto el despilfarro como la corrupción.
En definitiva, entre las tantas reformas que se deben hacer en Venezuela, sin duda una de ellas es convertirla en lo que dice la Constitución en su Preámbulo, una República con “Estado de justicia, federal y descentralizado”.
Por: Dakar Parada