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Por Qué Estar A Favor De Los Subsidios No Es Cosa De Hombres

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Si hay algo a lo que una persona no debe renunciar jamás es a su integridad. Eso hablando en términos de personalidad, pero en términos económicos sería a su independencia. Ambas constituyen los ingredientes fundamentales de la autoestima de cualquier ser humano; por supuesto, de aquellos que cuidan y valoran lo que la autoestima significa.

Estas tres virtudes: integridad, independencia y autoestima, son las que permiten a los hombres y mujeres ser libres, en el primer lugar donde debe arraigarse profundamente la libertad: en la mente. Pero mantener una mente libre requiere concentración absoluta y un estado de consciencia pleno para que, ante cualquier invitación a la renuncia de la libertad individual, la reconozcamos y evitemos.

Los sistemas populistas son expertos manipulando a las personas para que, sin darse cuenta, renuncien a su independencia y con ella a su libertad individual. Los subsidios son una de las tantas maneras que tienen para hacerlo. Sinceramente, respóndete a ti mismo: ¿Qué opinas de los subsidios? Si eres de los que consideran que son buenos, necesarios, bien intencionados o cualquier otra palabra bonita que ellos hayan puesto en tu boca, necesitas con urgencia cuestionar esta posición, y de eso se trata este ensayo: de cuestionar la “hermosura” de los subsidios.

Económicamente hablando, un subsidio es una asistencia donde se supone que hay una carencia; un supuesto apoyo para salir adelante o para cubrir una necesidad básica. Pero la característica típica de un subsidio es que el gobierno te lo da y tú nunca tienes que pagarlo, y no siempre será dinero en efectivo sino que puede ser entregado en forma de servicios baratos o “gratuitos” y productos a precios por debajo de su costo de producción; los famosos precios regulados que aplauden los miserables.

Ahora bien, entrando en materia lo digo sin tapujos: estar a favor de los subsidios no es cosa de hombres, ni de mujeres hechas y derechas. ¿Por qué? La razón por la cual un gobierno te da subsidios no es para que salgas adelante, al contrario, es para que te conformes con lo que te da, sientas que no necesitas más y no te quejes porque a fin de cuentas es “regalado” ¿cierto? No tuviste que sacar nada de tu bolsillo, lo que significa que tuviste que trabajar menos o quizás nada para tener lo que tan de “buena manera” te dio el gobierno. Pero los hombres y mujeres de verdad no se quedan con esa, porque saben que el precio de un subsidio es la imposibilidad de quejarte cuando lo que están ofreciendo no sirve o es una estafa.

¿A dónde vas cuando el gobierno te regala telecomunicaciones, electricidad, salud o combustible pero el servicio falla o el producto no sirve? Ningún organismo gubernamental va procesar tu solicitud porque ni tontos que fueran para admitir que lo están haciendo mal. No es cosa de hombres ni mujeres libres, conformarse con lo que un gobierno le quiera dar, y los subsidios son claramente eso: la mesada miserable asignada por aquellos que se están guardando la mejor parte para ellos.

¿Qué no puedes pagar el producto o servicio y por eso consideras buenos los subsidios? Lo hombres y mujeres de verdad no intentan ganarse aquello que no se merecen; saben que cuando no puede conseguir por sus propios medios aquello que quieren, la única vía a la que pueden apelar es: trabajar más duro o posponer la satisfacción de ese deseo. Una persona independiente no sacrifica aquello que considera de valor, por recibir una miserable dosis de algo que quiere en su totalidad.

¿Qué algunas personas no tienen cómo pagar y por eso los subsidios son “buenos”? Mientras más regalos le des a aquel que no tiene nada, menos querrá trabajar. Eso es un hecho, si otro satisface las necesidades básicas de una persona, ¿por qué creerá que necesita trabajar el beneficiario? Si en realidad necesita el apoyo deberá recurrir a la caridad, al préstamo, pero si lo habitúas a recibir lo que necesita sin hacer nada, seguirá sin hacer nada.

Los subsidios están pensados para acostumbrar a las personas a la mediocridad y el precio que se paga por ellos es el conformismo y la imposibilidad de quejarte. Los hombres y mujeres libres quieren estar seguros de que eso por lo que pagaron es suyo, y una buena manera de saberlo así es que si lo que te vendieron o cobraron no funciona, vas y te quejas con todas las de la ley hasta que te den lo que te prometieron.

Estar a favor de los subsidios no es cosa de hombres ni de mujeres hechas y derechas porque la persona que respeta su autoestima, valora su independencia y conserva su integridad, no necesita que otro le pague lo que él o ella misma se puede pagar.

 

Por: José Miguel  |  Foto: primenerd

Jose Miguel

Jose Miguel

Antes de conquistar el poder, debemos conquistar los medios, por eso fundé esta revista y no un movimiento estudiantil. Esta es mi cuenta de Twitter @JP7___

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