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Operación Gedeón: ¿Capturar a los Narcos usando ejércitos privados?

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Sin duda alguna que la noticia de la semana es la Operación Gedeón.


Debo confesar que me han picado los dedos todos estos días para escribir una opinión al respecto en mi redes; incluso hubo un intento fallido de artículo que quise publicar, aquí mismo en iF Revista Digital; pero me he aguantado justamente para ver cómo avanzaba la cosa, y menos mal que lo hice.

No sólo me salvé de cometer errores, siendo el principal de ellos considerar que la incursión fue mentira, sino que pude analizar con más cuidado un detalle de la situación que tiene mucho que ver con las ideas de la libertad.

A lo largo de estos veintiún años de tiranía ha habido varias gestas armadas que han intentado derrocar al régimen imperante, la mayoría de ellas con características similares: grupos muy pequeños de militares, infiltraciones, sapeos de la Mesa de la Unidad Democrática, entre otras cosas. Pero hay algo que destaca a la Operación Gedeón sobre todas las anteriores, y es que se trata de la primera gesta armada de carácter privado, o que al menos involucra a una empresa privada, para derrocar a Maduro. También es la primera vez que, al menos explícitamente, se utilizan términos como contrato o mercenario, con un tinte empresarial muy fuerte.

Tanto yo, como otros articulistas de iF Revista Digital, hemos tocado este tema de los ejércitos privados en artículos anteriores; creo que en lo personal lo he tratado en uno o dos artículos, siempre dejando en claro que mi postura preferencial es la de un pacifista que apela al desacato militar ante las órdenes represivas del régimen. Pero contratar un ejército privado para liberar a Venezuela del yugo que la doblega no deja de ser una opción y más cuando todo el mundo está consciente de que en la Fuerza Armada Nacional Chavista no se puede confiar.


Contratar un ejército privado para liberar a Venezuela del yugo que la doblega no deja ser una opción, y más cuando todo el mundo está consciente de que en la Fuerza Armada Nacional Chavista no se puede confiar.


Total, no estamos inventando nada nuevo; los mercenarios siempre han existido y hasta en guerras modernas se han utilizado, ¿por qué entonces los venezolanos no tendríamos el derecho a contratar un tipo de servicio como éste?

Una de las primeras cosas que más me han llamado la atención esta semana es la renuencia de los entusiastas de la operación a utilizar la palabra mercenario, y es entendible porque ésta ha sido normalmente utilizada de manera peyorativa (sobre todo en un mundo donde los Estados tienen el monopolio en el uso de la violencia), aunque conceptualmente se refiere únicamente a una persona «que lucha a cambio de dinero o de un favor y sin motivaciones ideológicas», según la RAE.

No digo que el hijo de Baduel u otros de los que lo acompañaban sean, en específico, los mercenarios, pero el tal Jordan Goudreau, dueño de la compañía de seguridad Silver Corp, y los otros dos americanos que cayeron presos en Chuao sí lo son. Ellos establecieron un contrato para la realización de una gesta militar con el objetivo último de aprehender a factores vinculados al narcotráfico en Venezuela, entre los que se presumen, estaban Diosdado, Maduro y otros gerifaltes del régimen que tienen órdenes de captura emitidas por la Fiscalía General de los Estados Unidos de América, a cambio de un pago multimillonario.

Nos puede gustar más o menos J.J. Rendón (yo en lo personal tengo una muy mala opinión de él), pero pudiésemos creer que «pensó correctamente» si su intención era legítima, más allá de que luego la cosa se desvirtuara, ya fuese porque podía parecer una estafa por parte de Silver Corp o porque simplemente al Gobierno Interino le dolió mucho la mano a la hora de desembolsar el millón quinientos mil dólares que la empresa pidió como adelanto. Pero sin duda alguna por ahí iban (y van) los tiros.

En ese sentido, seré pragmático y repetiré lo que muchos influencers dijeron entre domingo y martes de esta semana: los venezolanos hemos pedido algo así desde siempre, desde que comenzó esto, y no podemos quejarnos cuando sucede por fin. Aunque eso no significa que luego no podamos quejarnos de que ahora todo el mundo se quiera lavar las manos ante lo que fue una operación chapucera, que condujo al sacrificio a personas que, de buena fe, creerían que podrían conquistar la libertad ellos solos.


Los venezolanos hemos pedido algo así desde hace ya algún tiempo, y más aún, hemos pedido el uso de la fuerza desde que comenzó esto; no deberíamos quejarnos cuando esta por fin sucede.Nixon Piñango


Esa es la razón por la cual este tipo de temas se deben tratar con cabeza fría y no con la idea gafa de que la gente va a salir a matarse «porque es patriota». Es necesario que las personas cobren por estas cosas. Está bien que haya alguien que quiera dar la sangre por su país a cambio de nada, pero no está mal que alguien quiera cobrar por ello.

Y es aquí donde me gustaría tocar la cuestión del precio: según la investigación que hizo el Washington Post, los agentes del Gobierno Interino que estuvieron a cargo de organizar la operación, léase J.J. Rendón y Sergio Vergara, buscaron a diferentes contratistas en los Estados Unidos. Al final, la razón que primó para elegir a Silver Corp fue el precio: era la más barata; estaba cobrando el doble de menos de lo que cobraban otras empresas, como Academi.

Ahí ya la cosa empezó mal. Uno no puede escatimar en esto, porque hablamos de asalariar soldados y pagar equipos militares sofisticados; cualquier intento de abaratar demasiado los costes podría implicar una merma brutal en la calidad del servicio. Además, el Gobierno Interino cuenta con suficientes recursos económicos para pagar adelantos de operaciones de quinientos millones de dólares o incluso más; tiene las influencias necesarias para conseguir dinero, ya sea que use los mismos mecanismos de financiamiento que ha usado hasta ahora o incluso el crowfunding (yo estoy más de acuerdo con este último). Por escatimar es que se topan con gente como Goudreau, que iba a derrocar a Maduro con quince señores y tres lanchas.

De esta situación, pues, podemos sacar lo triste de siempre: los burócratas de la oposición son inútiles hasta para pagar a otros que hagan el trabajo sucio, hay más presos políticos ahora y la tiranía chavista sigue allí, intacta. Pero también podemos sacar algo positivo: y es que podemos utilizar este evento como base conceptual para acabar con el tabú ante los ejércitos privados que existe entre los venezolanos; estos podrían ser la solución única y definitiva de la desgracia que vive la nación.


Podemos utilizar este evento como base conceptual para acabar con el tabú ante los ejércitos privados que existe entre los venezolanos; estos podrían ser la solución única y definitiva de la desgracia que vive la nación.Nixon Piñango


 

Nixon Piñango

Nixon Piñango

Periodista y escribidor. Artista de vez en cuando pero no perroflauta. Liberal de verdad.

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