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No Pretendamos Cambiar El Sistema Apoyando A Los Mismos Políticos

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Es común encontrarse venezolanos en todas partes, que te dicen que “Venezuela no aguanta más” y que “necesita un cambio”. Cuando empiezas a profundizar sobre la realidad con la mayoría de estas personas concluyes rápidamente que, si bien todos dicen querer el cambio, pretenden que este ocurra en el corto plazo mientras siguen haciendo, opinando y defendiendo lo mismo.

No estaba loco Einstein por decir que, “locura es: hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”; quizás estaba loco por creer que la gente lo entendería y asumiría. Pero pasa así en Venezuela con la tragedia que vivimos, esa desgracia que nos come los ingresos gracias al poder que tiene el Estado terrorista de izquierda que desgobierna Venezuela sobre nuestro dinero, a la libertad para intervenir en todos los aspectos de nuestras vidas, y que siempre ha sido así -desde la 4ta especialmente- y la gente se niega a entender y cambiar.

¿Cómo serán posibles cambios en Venezuela si la gente sigue pidiendo al Estado que le dé educación? Cuando hoy día millones de niños están siendo adoctrinados con fotografías del genocida Hugo Chávez en los libros, aprendiendo a querer al asesino Ché Guevara e internalizando ideas como “servir a la patria”, “sacrificarse por el bien de los demás” y considerando que preocuparse por sí mismos es “la idea más perversa que pueden tener”.

¿Cómo será posible el desarrollo que queremos, si la gente sigue repitiendo que “el Estado debe participar en la economía para “asegurarse” que todos tengan “las mismas oportunidades”? Cuando vemos a nuestros paisanos bajar la santamaría de su negocio porque la ley de precios los hizo quebrar, la LOTTT hizo que los empleados se convirtieran en los amos del negocio por el que otro invirtió y unos parásitos vestidos de funcionarios públicos los sancionan cuándo quieren y cómo quieren.

¿Cómo vamos a tener una Venezuela productiva, con nuestro principal recurso natural en manos del Estado? Por esa estúpida idea de “el petróleo debe ser de todos” pero ninguno de nosotros está haciendo ni recibiendo nada de él; un petróleo que es propiedad de todos los que llegan al poder solamente, en lugar de ser propiedad de quien lo tiene bajo su suelo y decide qué, cómo, con quién y por cuánto lo comercia.

¿Cómo vamos a tener una Venezuela segura, si aceptamos que el Estado nos despoje de nuestra principal herramienta de protección -las armas- a través de una ley desarme? Que desarma a los buenos para dejarlos a merced de los malos, que les permite a los delincuentes tener la paz y certeza de que se podrán meter a tu casa y no encontrarán resistencia, y que le garantiza a la PNB, GNB, SEBIN y policías regionales el abusar de su poder mientras tienen a sus víctimas de rodillas y sin poder defenderse.

¿Y cómo vamos a lograr los cambios políticos de los que hablamos, si cometemos la estupidez de darle el voto al menos peor? Al progresista que está de moda con su gorrita, al cocoliso que “sí sabe de barrios” y también de comunismo, al idiota de Lara que “se cambió de bando”, a los socialistas que -probrecitos- están presos, a sus esposas que no saben absolutamente nada sobre gobernar, al artista que “desafía al régimen”, y a los pupilos de toda esta izquierda tramposa y saqueadora que gobernó antes de Chávez, que hizo negocios con él y que ahora los vemos darle la mano al asesino de estudiantes y al narcotraficante.

Claro que Venezuela necesita cambios, eso debería ser indiscutible. Pero no el tradicional “quítate tú pa’ ponerme yo” ni el “si no estás conmigo, estás con ellos”. Los cambios que necesita un país como la Venezuela de hoy día -que tuvo el descuido de caer en manos del comunismo- deben ser trabajados desde las ideas, desde lo que le enseñamos a nuestros hijos, sobrinos, a las nuevas generaciones; pasando por los que conformamos la generación de los 70, 80 y principios de los 90. ¿Generaciones de más allá? Muchos de ellos seguirán repitiendo las mismas ideas, otros serán gestores del cambio y otros simplemente van a estorbar.

Venezuela, “año electoral” no significa -desde hace muchos años- un “año de cambio”. Mientras más elecciones, más se atornilla el régimen al poder que controla absolutamente. La única forma de gestar cambios de verdad es: a partir de las ideas; y las que han llevado a países a desarrollarse son la ideas que promueven la propiedad privada, el trabajo productivo, el libre mercado, el respeto a los derechos individuales y el gobierno limitado, cada día más limitado.

Algunos sienten miedo de decir su nombre, otros simplementen pena. Yo siento orgullo, se llama: capitalismo.

 

Por: José Miguel  |  Foto: notihoy.com

Jose Miguel

Jose Miguel

Antes de conquistar el poder, debemos conquistar los medios, por eso fundé esta revista y no un movimiento estudiantil. Esta es mi cuenta de Twitter @JP7___

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