Aquello que conocemos como “legal”, no es necesariamente algo que consideraríamos moral y eso debemos tenerlo claro. Mucho menos en la actualidad donde la casta gobernante sobresale del rebaño por actuar como verdaderos sinvergüenzas, sean del país que sea. Pero Venezuela es un caso aparte; es ese ejemplo que puede utilizarse como muy malo para seguir, pero muy bueno para aprender cómo no deben hacerse las cosas.
Si una ley es injusta lo correcto es desobedecer, y no porque lo haya dicho Ghandi sino porque tiene razón. Las sociedades se han acostumbrado a quedar a merced de vándalos que una vez en el poder, utilizan la ley para convertir en legal todo lo que hacen, como en la Alemania de Hitler, o para convertir en delito todo lo que el individuo haga, como en la Venezuela chavista.
Empezaron estableciendo un control de cambio en 2003 con el cual el venezolano debía entregar Bs. 1,6 por cada dólar. Estamos en 2014 y el dólar nos cuesta Bs. 102,5. Pero el propósito no era solo que el dólar se hiciera más costoso sino convertir en ilegal la libre tenencia de divisas. Hoy, en Venezuela es delito transar en dólares libremente, inclusive portarlos; el mercado negro es simplemente la consecuencia.
No obstante, decidieron establecer un control de precios riguroso a casi cualquier producto en el mercado nacional, pero sin duda la mira eran: los productos básicos. Inmediatamente comenzamos a encontrar productos como harina de maíz, aceite, azúcar, leche, papel sanitario y hasta crema dental, solo en la economía informal. ¿Se imaginan comprar leche en una mesa colocada a mitad de calle de cualquier rincón y sin el debido almacenamiento y conservación? Pero eso no es lo peor, la consecuencia más grave del control de precios es la escasez, y de esa sí que sabemos los venezolanos.
Hoy cierran con broche de oro sus malvadas intenciones de convertir a los ciudadanos en delincuentes. Ante los niveles de escasez de productos básicos, nunca antes vistos en Venezuela, los comunistas han promulgado una ley que prohíbe la venta de “ciertos” productos en la economía informal. ¿Desean acabar con la escasez? Definitivamente no, lo que desean es acabar con la libertad individual en su totalidad.
El objetivo de esa ley es criminalizar a todo aquel que, aprovechando el control de precios, logre por un contacto hacerse con algunos productos y los venda a precios de mercado luego de pagarlos a precio regulado.
Si en realidad quisieran acabar con la escasez, eliminarían el control de precios, el control de cambio; quemarían para siempre la Ley de Precios Justos y devolverían a sus legítimos dueños todas las productoras de alimentos que se han robado valiéndose del monopolio que mantienen sobre la ley.
Una dictadura no quiere que las leyes se respeten, las hacen para que se quebranten. Con ello, lograrán hacer sentir culpable a todo individuo que no logre diferenciar entre lo legal y lo moral. Pasa en Venezuela y ha pasado en todas las sociedades que han sido secuestradas por socialistas y cuya consecuencia inevitable es el comunismo.
Para terminar, la próxima vez decidamos respetar algo, no lo hagamos porque es legal; preguntémonos ¿Es correcto o incorrecto? Y tomemos la decisión inspirados en la moral.
Por: José Miguel | Foto: albaciudad.org