Venezuela es uno de los país con mas altos impuestos a las importaciones, un país donde las aduanas te piden más de un tercio de tu vehículo, si no es ensamblado dentro del país -ademas ese vehículo, ensamblado dentro del país solo te lo venden si eres un adepto al gobierno-. Estas actitudes de un gobierno de demagogos que ponen impuestos más grandes a las importaciones, con excusas de la índole «es para fomentar la producción nacional», aumenta de manera indirecta el precio de los productos importados y nacionales, al generar un desequilibrio aumentándole el precio al producto mas barato originalmente.
Ahora quiero preguntarles, ¿esto le permite al gobierno generar monopolios nacionales y privar a los ciudadanos de comprar le mejor producto al mejor precio? La respuesta es: Totalmente no puedes privarle del producto mas barato a un ciudadanos porque lo compre fuera del país; pero apartando este caso monopólico hay que preguntarnos, ¿ha funcionado privarnos de los mercados internacionales para fortalecer el nacional? La respuesta es, no, porque limita al individuo a comprar lo que el gobierno le permita, destruyendo así la iniciativa de pequeños grupos o individuos privados a crear empresas que posteriormente se pueden volver grandes por sus propios medios al prestar un mejor servicio al mejor precios posible, pero inyectar capital a una empresa por resguarde nacional o simplemente porque es nacional genera monopolios que castran las pequeñas iniciativas y de desarrollo de las mismas empresas, así decayendo la calidad del producto y eleven los precios.
Ahora mi pregunta es, ¿Venezuela necesita que la obliguen a comprar productos nacionales, o la iniciativa de pequeños emprendedores, en un sistema de competitividad permitirá que seamos hasta exportadores?
Con este pequeño artículo quiero darle un mensaje de esperanza a los venezolanos: es muy fácil desarrollar Venezuela, y no solo para que estemos al nivel de los colombianos o mexicanos, sino para que seamos la nueva potencia mundial. Pero necesitaremos políticas económicas de libertad, para que los emprendedores venezolanos puedan alzar su bandera en su país sin prohibirles que compren productos del exterior, para que podamos competir por quien presta el mejor servicio al mejor precio, es mejor sin caer en el juego monopólico de aumentarle los costos a la competencia solo porque vienen del exterior, desgastando al consumidor cuando se es obligando a comprar producto nacional, que verdaderamente es mas costoso que el internacional, si eliminamos los costos aduaneros.
La Venezuela que yo quiero construir no es una donde un político decida el futuro del país, es una donde el gobierno no puede intervenir en procesos inflacionarios, para que podamos ahorrar y montar nuestros negocios; es una Venezuela donde el rico no sea mirado con mala cara o que pueda negociar favores con los politicos, y sobre todo, donde el gobierno no estorbe poniendo limites económicos ni diciéndole a los empresarios qué pueden comprar y vender. En esta próxima Venezuela, el único paso que podemos dar es hacia la libertad económica, para que ningún político pueda saquearnos, así como lo hicieron hace poco.
Gobierno, tú no tienes derecho a intervenir en mis decisiones, no tienes permiso para tocar mi bolsillo.
Por: Héctor Girón Cicoira
