El Estado de Bienestar, esa panacea idílica tan promocionada por socialistas de todas las raleas. Esa oferta electoral de bienes y servicios gratuitos, proveídos por el Estado con dinero de erario público. Ese ecualizador de las diferencias sociales tan magnífico y maravilloso, que está diseñado perfectamente por socialistas para resolver los problemas de la ciudadanía sin costo alguno para la sociedad… no existe.
Es así, es una mentira de principio a fin, comenzando por su origen. Seguramente estarás cansado de escuchar a todos los candidatos socialistas que han desfilado por Latinoamérica; los Adecos, los Copeyanos, los Masistas, los del Pri, los del Pan los del Apra, los de Morena, los del partido Comunista, PJ, VP, Convergencia, La Concertación, los Peronistas, el Partido y la Liga Socialista; en fin todos y cada uno de los políticos de izquierda del continente asumir que el Estado de Bienestar o Sistema de Asistencia social es una función natural del Estado y que solo ellos, los socialistas son capaces de llevarlo a cabo.
Pues no esto no es cierto, el Sistema de Asistencia Social no es una función natural del Estado y aunque algunos elementos aislados estuvieron presentes en la antigüedad no es sino hasta 1880 que hace su aparición formalmente, y esto solo en Alemania; de la mano de Otto Von Bismark, el más famoso de los Cancilleres Conservadores Alemanes. Lo más curioso de todo esto es que Don Otto se inventó este sistema de la mano de los Junkers (las elites prusianas) precisamente para evitar la llegada de los socialistas al poder y fueron los mismos socialistas los primeros opositores al sistema. Esto lo explica muy bien Robert Paxton (2013) quien además señala que quienes expandieron estas políticas a Francia fueron los Nazis (socialistas nacionalistas) y de allí las copiaron los socialistas franceses.
El otro mito fundamental que ronda al Estado de Bienestar es sobre su aplicabilidad en todos los escenarios. Analicemos el porqué los alemanes pudieron tener cierto grado de éxito en el siglo diecinueve. Quizás el primer elemento que es necesario mencionar y que probablemente influenció el resultado en Alemania fue la existencia de un libre mercado en Europa, que fue el resultado del proceso de réplica del Tratado de Cobden, que permitió el libre comercio entre Francia y Reino Unido a partir de 1860 y que fue luego copiado por otros estados, hasta el punto que se creó una red de tratados que asemejo la Comunidad Económica Europea de los años 80 del siglo veinte. Este factor facilitó el crecimiento económico de los estados asociados (Torp, 2014). Esto desaparece con la llegada a Berlín de Bismark quien era un proteccionista, pero sus beneficios ya habían sido esparcidos por Europa y en especial en el naciente estado alemán.
Otro factor importante es el estado de la cuenta corriente alemana en esa época. Para aquellos que son conocedores de economía les advierto, voy a sobresimplificar la explicación, esto no es una lección de economía.
En aquel entonces, al igual que hoy día, Alemania contaba con una cuenta corriente con balance positivo aun cuando su balance comercial era negativo (Bersh & Kaminsky, 2008, p 2). Esto solo se explica debido al inmenso volumen de ahorro que es tradicional de la cultura alemana (Buck,2018). Debo aclarar que tener un balance positivo o negativo en la cuenta corriente de un país no es necesariamente bueno o malo, todo depende de las circunstancias, pero ese es tema para otra discusión.
Lo que sí es relevante es entender que Alemania se pudo dar el lujo de proveer de seguridad social a sus ciudadanos por el nivel de ahorro que estos tenían y los beneficios acumulativos de sus inversiones con estos ahorros. Adicionalmente a esto es muy importante resaltar la tradición de austeridad fiscal del gobierno alemán y en particular de los prusianos, quienes se caracterizaban por una rigidez militar con sus finanzas y evitaban endeudamientos innecesarios.
La carencia de alguna de estas 3 condiciones hace extremadamente difícil el llevar a cabo con éxito la aplicación de un Estado de Bienestar. Por ejemplo Venezuela, un país extremadamente lejano al libre comercio donde la industria privada está destruida y es casi inexistente hace casi imposible para sus ciudadanos tener ahorros de algún tipo. La situación del ahorro es tan mala de paso del 46.3% del salario disponible en 1974 a tan solo 3.4% en 2014 y esto sin aplicar inflación.
Probablemente en la actualidad este número sea igual a 0%. Y aunque usted no lo crea, la cuenta corriente venezolana solía tener balance positivo, esto debido a que el valor de las exportaciones es mayor que el valor de nuestras importaciones, pero como nuestro mayor exportador es el estado y no el sector privado, ese dinero se pierde en un elefante blanco que malgasta sin parar y nunca llega a los bolsillos del ciudadano trabajador y honesto.
Y en Venezuela no somos los únicos con este tipo de problemas, por ejemplo los Estados Unidos es otro ejemplo de imposibilidad de Estado Benefactor. La carencia de ahorro en los Estados Unidos y el extremo endeudamiento público y privado hacen imposible que iniciativas como Medicare se puedan pensar sin poner en riesgo la economía como un todo.
Uno de los mayores riesgos del Estado de Asistencia Social es que este genera una dependencia de los ciudadanos al gobierno. Si de verdad queremos crear una red de asistencia social, debemos hacerlo sobre la riqueza generada por los ciudadanos, no sobre los recursos confiscados por el Estado.
Este es el caso de países como Alemania, Noruega, Dinamarca, Singapur e Israel. Todos estos países son alabados por sus redes de asistencia social, pero lo que pocos comentan es que esas redes están montadas sobre unos niveles de ahorro privado fenomenales. (Casi todos entre 9% y 45% con muy baja inflación).
Por: Julio Pieraldi.
Referencias
Bersch J & Kaminsky G; Financial Globalization in the 19th century: Germany as a financial Centre, George Washington University, 2008
Buck, T. (2018). Why are Germans so obsessed with saving money? | Financial Times. [online] Ft.com. Available at: https://www.ft.com/content/c8772236-2b93-11e8-a34a-7e7563b0b0f4 [Accessed 2 Apr. 2019].
Paxton, R. (2013). Vichy Lives!—In a Way. [online] The New York Review of Books. Available at: https://www.nybooks.com/articles/2013/04/25/vichy-lives-in-a-way/ [Accessed 2 Apr. 2019].
Torp, Cornelius, and Skinner, Alex. The Challenges of Globalization : Economy and Politics in Germany, 1860-1914 . New York: Berghahn, 2014. Print.