Bien se ha dicho que el precio del petróleo sube por las escaleras y baja por el ascensor.
De un barril que desde 2012 se paseaba cómodamente alrededor y sobre los 100$ mientras los enchufados del chavismo se dan la buena vida, hoy lo vemos inferior a los 70$ . Mientras tanto, esos mismos enchufados le mendigan a la OPEP por un “precio justo” más alto. ¿Precio justo más alto? ¡Si señor!
Y es que el socialista es doble moral y sinvergüenza, les explico por qué. En 2013 aplaudían con desbordada excitación, la práctica de una de las leyes más perversas (entre tantas) que han impuesto: La ley de precios justos. Alegaban, y aún alegan, que “el pueblo merece” pagar un “precio justo” por aquellos productos que el régimen considere que la gente “necesita”.
¿Qué es el “precio justo” para ellos? Aquel donde el comerciante pierde, el oportunista gana y el funcionario público saquea. El precio justo para el socialista es, que todo aquel producto que tenga un precio que no puede pagar porque no trabaja, porque el dinero no le alcanza o porque la inflación se lo come, debe ser disminuido a la fuerza.
Por medio de esa ley, venezolanos y extranjeros trabajadores que viven de la producción y del comercio, han sido acusados de especuladores, usureros y ladrones, como si fuesen los culpables del carente poder adquisitivo de sus paisanos. La solución fue entonces: enviarle a los comerciantes un militar sin escrúpulos, para obligarlo a bajar sus precios; sin importar que pierda en la transacción.
¿Qué ocurre hoy? La cosa se volteó.
La OPEP decidió incrementar la producción de petróleo para bajar los precios y ofrecer un barril más barato al mercado. ¿Qué hace el chavismo que defiende el precio justo más barato? Llora. Reclama ante la OPEP que para ellos el “precio justo” del barril debe ser más caro, más especulativo, más usurero, más ladrón.
Haciendo memoria, ¿recuerdan qué hizo la dictadura cuando aquel famoso comerciante de este video lloraba porque lo obligaban a vender más barato y a pérdida? Se lo llevaron preso sin compasión.
Ahora resulta que es otro el llorón. Pero Rafael Ramírez, Nicolás Maduro y el recién llegado Eulogio del Pino podrán llorar y patalear todo lo que quieran porque parece que la decisión de la OPEP no está en discusión. Al menos pueden estar seguros de que la OPEP no enviará a Venezuela a ningún Guardia Nacional para que encarcele a los llorones, así que pueden llorar sin temor.
Llamémoslo karma, justicia terrenal; pero el chavismo, los enchufados y ese fanático que aplaude las injusticias con tanto fervor, hoy día merece ser el llorón.
Por: José Miguel | Foto: albaciudad.org