Para los venezolanos no es extraño encontrase en las noticias titulares como «Un muchacho sano estorba en el barrio», “Asesinado a batazos un adolescente dentro de su casa” o “Degollaron a madre cuando salió a buscar un termómetro”. Nos levantamos todos los días con la barbarie, la violencia y la maldad, nos levantamos siempre con una noticia de que a otros ciudadanos se les violó su principal propiedad privada la cual es su propia vida, su cuerpo y fueron asesinados. Pero, ¿tanto salvajismo de que es consecuencia?
La respuesta a esto la encontramos observando nuestra sociedad y observamos que la influencia más importante ha sido seguir el modelo de la barbarie. Hoy en día este modelo se ve cuando en un barrio el héroe de los jóvenes es el “malandro” valentón y enpistolado agrediendo sin culpa alguna la propiedad de otros, imponiendo su ley y con consignas como “En este barrio manda el hampa” impulsado por la corrupción del gobierno y sus instituciones donde Venezuela rompe record de impunidad.
Pero si miramos unos años 15 años atrás encontramos otro tipo de “héroes” y consignas como “En Venezuela lo que hace falta es un militar para que ponga orden”, lo que significó una idolatría a la venida de un líder mesiánico y militar que por supuesto terminó con el resultado de que un golpista (Un Bárbaro en potencia) se alzara como ganador de las elecciones presidenciales y -a pesar de que los primeros años se vio moderado- terminó por casi implantar un sistema comunista. Pero su legado es que hoy el intervencionismo de Estado mata de hambre a gran parte de la población venezolana.
Sin embargo, no solo ha sido obra de un golpista nuestro statu quo sino de influencias que nuestra sociedad ha sido víctima y -voluntaria o involuntariamente- no ha podido hacerle frente y estas son:
La influencia de Marx:
Carlos Marx proclamó que la mente no existe, que todo es materia, que la materia se desarrolla a sí misma por el proceso dialéctico desde su propia “super-lógica” de contradicciones, que lo que es cierto hoy no será mañana; que las herramientas materiales de producción determinan la “súper estructura ideológica”, que el trabajo muscular es la fuente de riqueza -de aquí que Marx sostenía la ilógica teoría del valor trabajo a cual expresa que el valor de las cosas debería ser el que el obrero usó trabajando para hacer la mercancía- y a lo que Rand comenta sobre Marx que nunca la psico-epistemología del bárbaro había sido transcrita tan acertadamente.
Esto en Venezuela está bastante marcado, el odio a “los que producen” es el pan de cada día y se ve cómo -a través de la fuerza- se arrebata a los empresarios de Venezuela (a esos que no se arrodillan y no viven de privilegios, quienes son verdaderos héroes) el fruto de su trabajo que es: la riqueza que crearon. Además, esta postura bárbara se ve en el constante amedrentamiento y ataque a todo lo que en Venezuela piense y disienta de las líneas que los Místicos y Bárbaros que están en el gobierno ordenen, pero que realmente es un profundo odio por aquellos que usan la razón para crear, puesto que esa visión -la de los barbaros- se siente impotente de no poder crear, lo que hace que guarden un gran resentimiento, duda y psicosis contra quienes gracias a sus ideas y al sudor de su frente han acumula do alguna riqueza.
Lo peor es que los intelectuales de twitter y cafetín -revisionistas y socialdemócratas aquellos- que tienen gran influencia en los partidos de oposición más grandes, han traicionado a los ciudadanos y permitido que los partidos vayan a una visión electoral o que sus líderes como Henrique Capriles se rindan ante la narrativa del régimen, aceptando a las comunas que son la creación de un para-Estado como parte del Estado y al parecer viendo esa aberración como algo totalmente constitucional. De estos también es culpa que la barbarie en Venezuela haya avanzado tanto puesto no vieron (o quisieron ver) la forma de detener este desastre.
La influencia de la ética del saqueo:
Esto -por el irrespeto en Venezuela a la propiedad privada que desemboca en una visión que en el PSUV- se enfoca en el desconocimiento de la misma y en gran parte de los partidos de la MUD se refleja en la obsesión enferma de querer limitar la propiedad. Cabe destacar que en los años de la democracia-rentista y en palabras del Dr. Jesús María Casal, «para reconocer la propiedad en la constitución existían solo 7 palabras pero para desconocerla habían 700 palabras, mientras que en la revolución bolivariana que vivimos hoy, solo 6 palabras reconocen la propiedad y muchas más que 700 la limitan-, lo que demuestra que el modelo del bárbaro está latente en ambos bandos.
El saqueo, este acto condenable y barbárico podemos verlo todo el tiempo en el quehacer diario, por ejemplo cuando se voltea una gandola que lleva cualquier producto y es asaltada por ciudadanos que se comportan como animales ansiosos de robar lo que no les pertenece, o cuando choca un transporte con ganado y desmiembran vivos a los animales en un acto de deshumanización total y abandono de la razón.
Para insurgir hay que cambiar esta ética barbárica, y uso la palabra ética como “la ciencia que estudia el mejor modo de vivir la vida propia”, ese modo del bárbaro debe perecer para que dé paso a la más maravillosa creación del capitalismo que es el “Hombre de Negocios” y los “intelectuales”, el primero creador de riqueza y de innovación y los segundos como las voces de una cultura, sus integradores, sus líderes y sus guardaespaldas, esos los hombres de razón.
Termino con la conceptualización de Ayn Rand de qué es y cómo actúa un bárbaro para la reflexión:
“El bárbaro no siente la necesidad de comprender, explicar ni aun preguntarse cómo los hombres logran producir las cosas que él ambiciona; “de alguna manera” es una respuesta totalmente satisfactoria para su cerebro, que se rehúsa a considerar preguntas referidas al “¿Cómo?” Y al “¿Por qué?”, o conceptos como la identidad y la casualidad. Todo lo que necesita sus deseos es tener mayores músculos, mayores mazas o una pandilla más grande que la de ellos para apoderarse de su cuerpo y sus productos, después de lo cual sus cuerpos obedecerán sus órdenes y le promoverán, “de alguna manera” la satisfacción de cualquier antojo. Él se acerca a los hombres como un animal de presa, y las consecuencias de sus acciones o la posibilidad de agotar a sus víctimas nunca entra en su conciencia, que elige no ir más allá del momento dado. Su visión del universo no incluye la producción. El poder de la destrucción de la fuerza bruta, es para el metafísicamente omnipotente. Un bárbaro nunca piensa en crear, solo en apoderarse de algo. Ya sea que conquiste una tribu vecina o invada a un continente, el pillaje material es su única meta y termina con el acto de apoderamiento; no tiene otro propósito ni plan ni sistema para imponerse a los que ha conquistado, como tampoco tiene valores.” Ayn Rand, El Nuevo Intelectual.
Por: Anderson Riverol | Foto: albaciudad.com