El enemigo más férreo del socialismo del siglo XXI y de los saqueadores es el conocimiento, la superación personal y la excelencia. Esto se evidencia cuando desde el canal manejado impunemente por el Estado (VTV), en su programa de las noches cargado de neolengua y adoctrinamiento -el cual tiene como base el odio, el resentimiento y la desinformación- ataca sin ninguna reserva a dos tipos de personas que son: “los intelectuales y los hombres de negocios”.
Si bien podría decirse que se burlan de ciertos personajes de la política opositora, el ensañamiento real se da a estos dos tipos de personas antes mencionadas y lo podemos ver cuando llaman «fascista» a una chica con promedio de más de 19 puntos por reclamar no ser asignada a una carrera en un universidad pública, o cuando se ataca a los comerciantes por poner sus precios acorde a la realidad sin recibir perdidas.
Y podemos ver dos razones del porque estos ataques:
- Al socialismo ser un atavismo moral en el cual se busca llevar a los seres humanos a su estado más primitivo -como mencioné en el artículo anterior – y convertirlo en un bárbaro, no puede permitir que los dos hijos que nacieron del capitalismo, es decir aquellos gestados por la revolución industrial –intelectuales y los hombres de negocios– sean visibles o tomados como ejemplo, porque como ya sabemos, los socialistas no apuntan precisamente a la creación de riqueza sino al saqueo.
- La izquierda renunció a la razón y exige a las personas que vivan a través de lo que ellos saquean de los demás y que su espíritu este rendido ante un vendedor de revelaciones o en pocas palabras: a un místico. Los intelectuales y los hombres de negocios rompen con el esquema ya que se convierten en el productor de riquezas y el proveedor de conocimientos de la sociedad, además -como nos dice Rand- la razón y su expresión practica –el libre comercio- fueron prohibidas como pecado o un crimen o fueron toleradas como una actividad innoble, bajo el control de autoridades que podrían revocar la tolerancia a su antojo. Tales sociedades fueron regidas por la fe y su expresión práctica: la fuerza.
Pero profundizando más a los hijos de la libertad, encontramos dos papeles fundamentales que en nuestros país no han cumplido unos -los intelectuales- y no los han dejado cumplir a otros -los hombres de negocios:
Los intelectuales
Que tienen el papel de integrar y ser la voz de una cultura, aquellos que a través de proveer el conocimiento ayudan a embarcar a la nación hacia el progreso; aquellos que son consejeros, críticos y asesores de los políticos que llegarán al poder y -depende de cuánto escuchen a sus intelectuales- llevarán adelante a quienes dirijan. Esto, claro, sin tomar en cuenta a esos que se hacen llamar “intelectuales” que son como zombis y que han rendido su mente a posturas místicas o bárbaras que no creen en el libre mercado y su mayor y más peligrosa argumentación se remite a un simple “Tengan Fe”.
Los hombres de negocios
Los cuales cumplen el papel de liberar a través de la creación de fuentes de trabajo, como han liberado a las personas de la esclavitud y de 18 jornadas de trabajo física para su mera subsistencia, de las hambrunas, de las pestes y del terror que antes de la llegada del capitalismo habían sufrido y aún siguen sufriendo los países no capitalistas.
Todos nosotros -hombres de razón y de bien- debemos convertirnos en esos intelectuales del futuro, académicos y políticos con algo en la cabeza más allá de los resultados de las encuestas. Debemos convertirnos en los artistas, empresarios, economistas que decidamos ser y así, con una poderosa sociedad de profesionales, es que vamos a sacar adelante a Venezuela de la miseria que nos ha tocado vivir.
Y como de costumbre termino con un fragmento del pensamiento de nuestra gran Ayn Rand para la reflexión:
“La razón requiere libertad, confianza en sí mismo y autoestima. Requiere el derecho de pensar y actuar de acuerdo con la guía de propio pensamiento, el derecho a vivir por el propio juicio independiente. La libertad intelectual no puede existir sin libertad política; la libertad política no puede existir sin libertad económica; el colorario es una mente libre y un mercado libre” Ayn Rand, El Nuevo Intelectual.
Por: Anderson Riverol | Foto: Los gigantes de la industria