Venezuela está viviendo un momento crítico en búsqueda del cese de usurpación de la tiranía chavista. Desde comienzos de este año 2019, una alianza de nuevos gobiernos en la región ha facilitado que Juan Guaidó sea reconocido internacionalmente como presidente interino de Venezuela. El respaldo brindado por los países del Grupo de Lima, así como la gran demostración de apoyo de parte de los países occidentales (en especial los Estados Unidos), han sido y serán factores claves para la libertad de Venezuela. Este caso demuestra la importancia de una política exterior pragmática que deja de lado la ideología aislacionista y busca la expansión de la libertad a nivel regional e incluso global.
A mediados de la década pasada, la situación era diametralmente opuesta a la actual en América Latina. El Foro de Sao Paulo, una alianza de partidos socialistas y comunistas dirigida desde Cuba, se convirtió en un grupo de gobiernos aliados en América Latina. No es difícil examinar los resultados de estos gobiernos como fuertemente perjudiciales para las instituciones democráticas y para la economía de los países que gobernaron. Sin embargo, no puede desconocerse el éxito de esta alianza en impulsar partidos de izquierda y ganar elecciones de forma más o menos legítima.
Claramente, la estrategia conjunta de partidos políticos y movimientos de izquierda no puede contrarrestarse con una política exterior aislacionista. Mucho menos se puede pretender que la sociedad civil por sí sola se oponga de manera efectiva al abuso estatal, cuando partidos políticos totalitarios están dispuestos a todo para aferrarse al poder y disponen de los medios coercitivos del Estado. Países como Venezuela hoy en día demuestran la necesidad de una política internacional unida y contundente que promueva políticas libertarias y se oponga a las autocracias y a las tiranías.
Recientemente, tras el parcial colapso del Foro de Sao Paulo en América Latina, el Grupo de Lima se forma como alianza para apoyar el cese de la tiranía comunista en Venezuela. Por desgracia, Venezuela no tiene la capacidad para deponer democráticamente al régimen chavista, considerando que el régimen penetró en las instituciones del Estado y actualmente impide las garantías de elecciones libres y separación de poderes. Ante este escenario, y aumentado por la grave crisis humanitaria que padecen los venezolanos y la consecuente crisis migratoria en los países vecinos, este bloque unido (en su mayoría de centroderecha) ofrece su apoyo diplomático y material a Venezuela. Actualmente, estos países ofrecen asistencia humanitaria y desconocen a Nicolás Maduro como mandatario. Los Estados Unidos, incluso, no descarta opciones militares. Este escenario es una excelente noticia para la libertad de Venezuela y promete ser un factor determinante para que Venezuela se libere de la tiranía chavista.
Estas no son condiciones especiales. La amenaza de grupos de tendencia totalitaria siempre ha existido y siempre existirá. Por tanto, los gobiernos legítimos con instituciones liberales deben disponer de la capacidad para actuar en pro de la libertad y contra los impulsos tiránicos más allá de sus fronteras. Es una cuestión de solidaridad y moralidad, pero también es una cuestión de pragmatismo y sobrevivencia política.
Los venezolanos ahora lo entendemos.
Por: Nelson Carreras G