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Qué hizo GoFundMe con los $9MM para los camioneros canadienses

Qué hizo GoFundMe con los $9MM de los camioneros canadienses

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Tiempo estimado de lectura: 5 minutos

 

El internet que conocemos hoy en día nació a partir de proyectos militares post segunda guerra Mundial y durante los años de la denominada Guerra Fría.  Al terminar este conflicto, parecía que ese interés de compartir recursos computacionales para fines bélicos ya había terminado, por lo que, a través de distintas iniciativas regulatorias, para inicios de los años 90, se levantó la prohibición existente de uso comercial en esta plataforma tecnológica.  

Mucha gente, incluidos los gobiernos, pensaron que esta plataforma tecnológica, cuyo uso era de especialistas técnicos no tendría mayor desarrollo.  Bien recordado es el erróneo vaticinio hecho por Paul Krugman que decía que «Para el 2005, será claro que el impacto de Internet en la economía no ha sido mayor al impacto de las máquinas de fax».  De hecho, esa subestimación por parte de los gobiernos es lo que permitió que la economía basada en Internet se desarrollara sin mayores regulaciones que las propias su crecimiento, con los aciertos y errores que esto puede traer.

Hoy, en 2022, el desarrollo del Internet, siguiendo la idea hayekiana del aprovechamiento del conocimiento disperso, ha alcanzado unos niveles de transformación de la economía real que va desde cambiar muchos negocios tradicionales a la aparición de modelos de negocio que antes no existían.

Uno de estos modelos es el de la colaboración en red para conseguir fondos y apoyar actividades.  Desde los pioneros sistemas de envío de pago (que han reducido de forma significativa los tiempos y costos de enviar dinero) como Paypal o Payoneer, a modelos que conectan a patrocinantes (Patreon) o plataformas que usan figuras públicas para conectar con sus admiradores (Onlyfans).  Ejemplo de esos modelos de negocio es GoFundMe, una plataforma con fines de lucro para la recolección de fondos (crowdfunding) para distintas iniciativas que van desde eventos hasta situaciones de enfermedad o ayudas estudiantiles.  Personalmente tuve un caso cercano de una buena amiga que usó la plataforma para recaudar fondos para una intervención quirúrgica.

Lo que me parece virtuoso de ese modelo de negocios es que permite conectar a personas que necesitan fondos con posibles donantes, y por sobre todo, se derrumba el mito de la falta de cooperación en la sociedad, usado sobre todo por grupos de interés, que dado que la gente no contribuirá con sus causas, hay que solicitar esos fondos al gobierno, para, vía impuestos, obligar a la gente a financiar causas que quizás libremente no lo haría.

En días recientes, y a pesar del silencio de grandes medios, se organizó una protesta de camioneros en Canadá, para obligar a las autoridades en derogar las medidas restrictivas relacionadas con la vacunación obligatoria como consecuencia del Covid-19.  La primera reacción del primer ministro de Canadá, el progresista Justin Trudeau, fue intentar minimizar la manifestación de los camioneros, alegando que se trataba de un grupo marginal e incluso que era protagonizado por la «extrema derecha» y «supremacistas raciales».  Hay que recordar que el gobierno de Canadá ha mostrado una serie de signos totalitarios, no sólo respecto de la situación de la pandemia del Covid-19.

La protesta fue creciendo y las caravanas de camioneros llenaron la ciudad de Ottawa para hacer valer sus peticiones.  Las protestas han sido pacíficas (a diferencia de las organizadas por movimientos marxistas como Black Live Matters) pero contundentes.  Tanto que el primer ministro Trudeau tuvo que refugiarse en un «sitio desconocido» para luego publicar en su cuenta de twitter que había sido diagnosticado con Covid y debía trabajar de forma remota.

No sólo los camioneros estaban en la protesta. Una cantidad importante de personas empezaron a donar dinero a la causa de los protestantes, que legítimamente exigían el fin de las restricciones y que el gobierno se detenga en sus pretensiones totalitaria de progresivamente reducir libertades.  Hasta hace unos días, y a través de la referida plataforma GoFundMe, habían recaudado mas de 9 millones de dólares americanos de mas de 113 mil personas.

De un día para otro, y usando la excusa (muy usada en estos días recientes en polémicas de plataformas de Internet) de violación de los términos de servicio por «violencia y otras actividades ilícitas».  Nuevamente aparece la peligrosa situación de la aplicación de términos y normativas ambiguos, que pueden cambiar de forma unilateral y cuyas sanciones son inapelables (algo que discutimos en un artículo previo).  Y algo peor, GoFundMe ha decidido tomar parte de lo recaudado y repartirlo entre ONG’s ideológicamente alineadas con ellos, y el resto, devolverlo a los donantes, si «estos últimos lo solicitan», es decir, GoFundMe pretende quedarse con el dinero donado, aprovechando la inacción colectiva de mucha gente.

Y tal como advertí en el primer artículo de esta serie, este accionar de las empresas de BigTech siembra serias dudas sobre negocios en la nube, ya que, nuevamente, luego de arduo esfuerzo, estas empresas pueden decidir robar lo recaudado simplemente porque las ideas de la iniciativa no coincidan con las de GoFundMe.  Y no es simplemente, como dicen muchos, que «si no te gusta los términos del servicio, usa otra empresa».  Lo que está pasando es que estas empresas de servicios pretenden privatizar espacios públicos y el cambio constante de los términos de servicio es un atentado al estado de derecho y al respeto de los contratos.

Me sigue sorprendiendo que los ataques mas fieros a la libertad provendrían de unas empresas de un sector que nació prácticamente libre, sin regulación alguna, y que fue gracias a esa libertad que se han desarrollado y han logrado convertirse en lo que llaman ahora Big Tech.  El problema es que muchos los líderes de estas empresas tienen ideas equivocadas basadas en que todo aquello que no les guste, puede ser cerrado.  Y esto es un ataque a la libertad.

Osmel

Osmel

A radical for freedom, a radical for capitalism. Ah! Y soy de Maracay.

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