Los enemigos de Occidente no descansan y mucho menos lo harán al ver al último eslabón -EE.UU.- «cayendo».
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Una de las fortalezas más grandes que tiene Estados Unidos de América son sus instituciones. Además de ser una potencia económica, militar, política y filosófica, Estados Unidos es una potencia en algo en lo que buena parte del mundo empieza a poner en cuestionamiento: la democracia.
No quiero alargar mucho este artículo hablando sobre la importancia que tienen las instituciones sólidas e independientes en nuestra vida en sociedad, para eso les recomiendo leer este artículo del «Por qué algunas naciones tienen éxito y otras fracasan«. Tampoco mencionando la gran diferencie entre el sistema democrático estadounidense y al que muchos otros países estamos mal acostumbrados.
Este es un artículo de opinión que he querido escribir luego de una conversación con un gran amigo que me ha ayudado mucho con esta revista, se llama Julio Pieraldi.
Los hechos
Los medios de comunicación tradicionales, que se han convertido en los principales enemigos de la verdad en todo el mundo, han cometido lo que podríamos considerar un acto de terrorismo informativo, al declarar Presidente al candidato demócrata Joe Biden, sin que las autoridades democráticas de Estados Unidos lo certifquen.
Lo hacen en medio de una denuncia del Presidente Donald Trump, que parece traer fuertes fundamentos sobre un fraude electoral de gran magnitud -quizás el más grande en la historia de los Estados Unidos- para el cual Donald Trump ya se estaba preparando.
Independientemente de que el fraude electoral se demuestre o no y de que la elección termine legalmente en manos de un candidato o del otro, el daño a la república está hecho, por ahora.
La opinión de Julio
Julio tiene argumentos muy sólidos que, independientemente de que estés de acuerdo o no, hay que considerar. Julio dice que “si es cierto lo del fraude, indistintamente de que la izquierda quede muy mal, Estados Unidos quedará peor”. También considera que “en las circunstancias actuales no conviene un EE.UU. dividido y con instituciones debilitadas”.
Además, Julio alega que “a EE.UU. le va a costar mucho recuperarse de un atentado contra su república y que solo los enemigos de occidente celebrarán si el fraude es cierto”.
En pocas palabras, a Julio le preocupan mucho dos cosas sobre Estados Unidos post-fraude: la confianza y la reputación del país más importante del mundo.
La opinión de José Miguel
Yo creo que Julio tiene argumentos muy sólidos y válidos en análisis sobre lo que pasa en Estados Unidos y lo que podría pasar. Su visión no solo es de corto plazo -hoy- sino de mediano y largo plazo -el futuro.
Mi opinión es un tanto diferente. Yo sostengo que «si el fraude electoral se comprueba, EE.UU. -bajo el liderazgo de Trump- puede apelar al patriotismo estadounidense, alegando que “el ataque a su República es -literalmente- un acto de guerra y que debe pelearse contra los enemigos de EE.UU.”.
Desde mi perspectiva, lo que está viviendo hoy día Estados Unidos es comparable a las condiciones de una guerra, aunque no convencional, y en cada guerra Estados Unidos siempre ha recurrido a su sentido del patriotismo, que es muy sólido entre sus ciudadanos.
En mi opinión, un fraude electoral -en lugar de desunir a los estadounidenses- puede resultar en la unión en pleno 2020 de los patriotas americanos que defienden sus principios y su constitución.
El contraste de las dos opiniones
Julio dice algo que es muy cierto:
“Donald Trump no es Ronald Reagan y para revivir y despertar el corazón patriota de los estadounidenses se necesitaría un Reagan y no un Trump; por asuntos de comunicación”.
Esto tiene todo el sentido del mundo, aunque aquí también tengo yo otro argumento
Yo sostengo que “Cada época ha tenido su líder y quizás Reagan, que pegó en los 80, no pegaría en 2020. Trump, que no es monedita de oro, quizás no pegaría en los 80, pero en el 2020 cuando queremos a un político no tradicional, Trump me parece perfecto”.
Repito: Cada época tiene su líder.
Conclusiones
A quienes creemos y abogamos por el mundo libre, nos conviene un Estados Unidos fuerte, sólido y con instituciones confiables. La República no puede estar quebrada si queremos que el último eslabón de Occidente -EE.UU.- se mantenga en pie y derrote a los enemigos de nuestra cultura y nuestros valores.
Un fraude electoral perpetrado por la izquierda, que es demostrado y que una Corte Suprema declara y certifica, habla mejor de los Estados Unidos, que peor. Si me ponen a elegir entre el Poder Electoral y el Poder Judicial, prefieron mil veces que en el Poder Judicial prevalezca la verdad, aunque el Poder Electoral sea destruido; quizás esto sirva para rediseñar la sobrevalorada democracia.
La condiciones parecen estar dadas para la unir a los estadounidenses de bien -esos que no salen a quemar ni destrozar propiedades aún cuando sostienen que los estafaron- en torno a la defensa de sus instituciones, su constitución y su libertad. Las condiciones están para que Estados Unidos salga fortalecido, apalancándose en un liderazgo con caracter, determinación, sin pelos en la lengua y con toda la intención de «drenar el pantano» y acabar con el «Deep State».
Las condiciones parecen perfectas para que, en pleno 2020, los ciudadanos de todas partes del mundo que creemos y abogamos por el mundo libre, nos unamos al eslabón más fuerte de nuestro hemisferio -EE.UU.- y que en la salvación de su República, nosotros podamos reconstruir las nuestras.
¿Y si el fraude no procede o no es cierto? ¡Que Dios nos agarre confesados! Pero esta es mi humilde opinión; ustedes forjen la suya.