Es una realidad que la abundancia genera consumo excesivo, especialmente de cosas que no necesitamos. Mucho se dice eso sobre los imperios y la razón por las cuales caen por su propio peso, pues la raza humana forma un relajo cuando tiene todo lo que necesita y más.
Cuando hay abundancia, las personas -y los países- gastan de forma desmedida y las cosas más ridículas que nos podamos imaginar, se hacen posibles, como una familia comprando un tiburón de «mascota» o un país creando un Ministerio de Diversidad, Igualdad e Inclusión para pagar sueldos basados en el color de piel o preferencias sexuales de una persona.
En 𝕏 escribí:
La humanidad solo siente la necesidad de producir cuando hay escasez. Cuando le falta algo, busca cómo conseguirlo, lo que básicamente significa resolver problemas.
Pero cuando las cosas abundan, pasa lo contrario, el ser humano malgasta y comienza el desastre económico.
— Jose Miguel (@jpgechele) March 8, 2025
Nadie puede negar que el imperio de nuestra era es: Los Estados Unidos de América.
No solo es la principal potencia económica y militar en el mundo, sino que su moneda es la «reserva de valor» y el medio de intercambio del comercio mundial. Pero como todo imperio o familia que tiene mucho más de lo que necesita, Estados Unidos lleva décadas malgastando y condenando al fracaso, el futuro económico de las siguientes generaciones.
Literalmente, los políticos estadounidenses está trabajando fuertemente para dejarle a los hijos de los americanos, un país peor que el que ellos mismos encontraron.
¿Qué se debe hacer en estos casos?
Cuando hay malgasto -además excesivo- de dinero y recursos, la única forma de ajustar los engranajes es a través de una medida económica muy buena, pero dolorosa: la austeridad.
Hay que apagar la música, las luces, esconder el licor y terminar la fiesta inmediatamente.
— Jose Miguel (@jpgechele) March 8, 2025
La austeridad es la medida más despreciada por las familias consumistas y los políticos que defienden el gasto público.
Para una familia consumista, la austeridad significaría que -por un periodo de tiempo específico- no habrán más compras de mascotas exóticas, menos viajes a lugares extravagantes, las cenas serán ahora en casa, la ropa ya no será la más cara y muy seguramente haya que devolver el carro deportivo o la camioneta todoterreno.
Para un país consumista, la austeridad suena más a algo que -precisamente- estamos viendo hoy de la mano de Donald Trump: Aranceles para reducir la importación, mano dura en el tema de la inmigración y un Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) para reducir el gasto público a su mínima expresión.
Dicho en palabras simples:
Las medidas económicas de Trump están causando dolor en el corto plazo, porque Trump llegó apagando la música, la luz, escondió el licor y terminó la fiesta de años de malgasto excesivo, con un plumazo.
Esta medida económica se llama, austeridad, señoras y señores.
— Jose Miguel (@jpgechele) March 8, 2025
Nadie quiere vivir en austeridad luego de haberlo tenido todo, especialmente cuando se está malacostumbrado a hacer con el dinero lo que se ha querido, sin rendir cuentas.
Mucho se puede debatir sobre cuáles son las medidas propias de una política de austeridad, veamos un ejemplo:
Los libertarios diremos que «los aranceles no son una medida de austeridad, sino de control gubernamental» y tendremos razón política e ideológicamente, pero en un país que importa en exceso los productos que necesita para el consumo -como lo es Estados Unidos- los aranceles sí terminan reduciendo el gasto en productos que no son de necesidad y que se compran solo por el placer de gastar.
Las medidas arancelarias tienen dos efectos claros en la economía, que resultan hasta opuestos:
Por un lado, causan precios más altos en productos importados, cosa que paga el consumidor. Pero por otro lado, reducen el gasto de productos innecesarios que se hacen más costosos.
— Jose Miguel (@jpgechele) March 8, 2025
¿Son los aranceles una medida favorita para practicar la austeridad? En un país que produce la mayor parte de lo que necesita, no, pero en un país que importa esas cosas, los aranceles parecen ser un mal necesario.
Ahora veamos el tema de la «mano dura en inmigración». Trump fue muy claro desde su campaña, sobre la implementación de restricciones a la inmigración, especialmente la ilegal y sus amenazas de deportaciones masivas.
Veámoslo en términos económicos:
Supongamos que una familia o país tienen 5 miembros y cada uno necesita una manzana diaria.
Si la familia o país produce 5 manzanas diarias, todos vivirán felices. Pero si a la casa o país se meten 3 personas (extranjeros) y las manzanas disponibles siguen siendo 5, habrá caos.
— Jose Miguel (@jpgechele) March 8, 2025
Yo soy inmigrante en Estados Unidos y rechazo con todo mi ser, la narrativa negativa y tosca de los republicanos sobre la inmigración, porque hasta teniendo razón, la venden mal.
Pero en términos económicos, a los números no les importan nuestros sentimientos y 5 manzanas son insuficientes para 8 personas, si cada uno necesita una diaria. Eso está pasando en la economía estadounidense con sectores como la vivienda, la tierra, la salud y el empleo: mucha demanda e insuficiente oferta.
¿Justifica eso una narrativa tóxica contra la inmigración? No, pero contra una política tóxica y descontrolada de inmigración ilegal como la que promovió la administración anterior, es totalmente válida.
Ahora vayamos con la medida de austeridad más racional, en la administración Trump:
Crear un Departamento de Eficiencia Gubernamental para auditar las instituciones del gobierno y obligarlas a cortar gastos, es la medida de austeridad más sana que existe.
Si DOGE tiene éxito, los americanos pasarán dolor en el corto plazo, a cambio de beneficios a largo plazo.
— Jose Miguel (@jpgechele) March 8, 2025
Si el problema de malgasto en una familia es la mensualidad en cuotas de carro de lujo, no importa cuánto reduzcan las compras en el supermercado, el problema seguirá. Lo mismo pasa con los países, si el problema es el gasto público, de nada servirá la austeridad de los ciudadanos, si el gobierno malgasta sin control.
Es por ahí donde debe comenzar una medida de austeridad y en eso a Donald Trump no le ha temblado el pulso, cortando recursos para guerras que no son de los americanos, eliminando departamentos ideológicos en las instituciones del gobierno, reduciendo el personal en organismos con más personas de las que necesita y apretando las tuercas de los engranajes de esa gran máquina que es la economía.
Para ir cerrando, es necesario recordar que la austeridad siempre duele al inicio, se trate de finanzas personales o de la economía de un país. Si estamos acostumbrados a consumir sin control, porque el dinero parece llegar sin esfuerzo y de forma «ilimitada», cuando no podamos hacer más fiestas, pegaremos el grito al cielo y diremos que «esto no fue por lo que votamos».
Les dejo un último mensaje:
Si una familia, empresa o país quieren preservar su posición dominante en una economía, con estabilidad financiera y poder económico, el consumo desmedido los llevará por el camino contrario, no importa cuántos recursos tengan.
La economía funciona bajo una ley natural: balance. Produzcan más de lo que necesiten, gasten estrictamente en lo que necesitan, disfruten e inviertan lo que les sobra y el mundo será de ustedes, con todos sus tesoros.
— Jose Miguel (@jpgechele) March 8, 2025