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Estados Unidos practica la austeridad

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Es una realidad que la abundancia genera consumo excesivo, especialmente de cosas que no necesitamos. Mucho se dice eso sobre los imperios y la razón por las cuales caen por su propio peso, pues la raza humana forma un relajo cuando tiene todo lo que necesita y más.

Cuando hay abundancia, las personas -y los países- gastan de forma desmedida y las cosas más ridículas que nos podamos imaginar, se hacen posibles, como una familia comprando un tiburón de «mascota» o un país creando un Ministerio de Diversidad, Igualdad e Inclusión para pagar sueldos basados en el color de piel o preferencias sexuales de una persona.

En 𝕏 escribí:

Nadie puede negar que el imperio de nuestra era es: Los Estados Unidos de América.

No solo es la principal potencia económica y militar en el mundo, sino que su moneda es la «reserva de valor» y el medio de intercambio del comercio mundial. Pero como todo imperio o familia que tiene mucho más de lo que necesita, Estados Unidos lleva décadas malgastando y condenando al fracaso, el futuro económico de las siguientes generaciones.

Literalmente, los políticos estadounidenses está trabajando fuertemente para dejarle a los hijos de los americanos, un país peor que el que ellos mismos encontraron.

¿Qué se debe hacer en estos casos?

La austeridad es la medida más despreciada por las familias consumistas y los políticos que defienden el gasto público.

Para una familia consumista, la austeridad significaría que -por un periodo de tiempo específico- no habrán más compras de mascotas exóticas, menos viajes a lugares extravagantes, las cenas serán ahora en casa, la ropa ya no será la más cara y muy seguramente haya que devolver el carro deportivo o la camioneta todoterreno.

Para un país consumista, la austeridad suena más a algo que -precisamente- estamos viendo hoy de la mano de Donald Trump: Aranceles para reducir la importación, mano dura en el tema de la inmigración y un Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) para reducir el gasto público a su mínima expresión.

Dicho en palabras simples:

Nadie quiere vivir en austeridad luego de haberlo tenido todo, especialmente cuando se está malacostumbrado a hacer con el dinero lo que se ha querido, sin rendir cuentas.

Mucho se puede debatir sobre cuáles son las medidas propias de una política de austeridad, veamos un ejemplo:

Los libertarios diremos que «los aranceles no son una medida de austeridad, sino de control gubernamental» y tendremos razón política e ideológicamente, pero en un país que importa en exceso los productos que necesita para el consumo -como lo es Estados Unidos- los aranceles sí terminan reduciendo el gasto en productos que no son de necesidad y que se compran solo por el placer de gastar.

¿Son los aranceles una medida favorita para practicar la austeridad? En un país que produce la mayor parte de lo que necesita, no, pero en un país que importa esas cosas, los aranceles parecen ser un mal necesario.

Ahora veamos el tema de la «mano dura en inmigración». Trump fue muy claro desde su campaña, sobre la implementación de restricciones a la inmigración, especialmente la ilegal y sus amenazas de deportaciones masivas.

Veámoslo en términos económicos:

Yo soy inmigrante en Estados Unidos y rechazo con todo mi ser, la narrativa negativa y tosca de los republicanos sobre la inmigración, porque hasta teniendo razón, la venden mal.

Pero en términos económicos, a los números no les importan nuestros sentimientos y 5 manzanas son insuficientes para 8 personas, si cada uno necesita una diaria. Eso está pasando en la economía estadounidense con sectores como la vivienda, la tierra, la salud y el empleo: mucha demanda e insuficiente oferta.

¿Justifica eso una narrativa tóxica contra la inmigración? No, pero contra una política tóxica y descontrolada de inmigración ilegal como la que promovió la administración anterior, es totalmente válida.

Ahora vayamos con la medida de austeridad más racional, en la administración Trump:

Si el problema de malgasto en una familia es la mensualidad en cuotas de carro de lujo, no importa cuánto reduzcan las compras en el supermercado, el problema seguirá. Lo mismo pasa con los países, si el problema es el gasto público, de nada servirá la austeridad de los ciudadanos, si el gobierno malgasta sin control.

Es por ahí donde debe comenzar una medida de austeridad y en eso a Donald Trump no le ha temblado el pulso, cortando recursos para guerras que no son de los americanos, eliminando departamentos ideológicos en las instituciones del gobierno, reduciendo el personal en organismos con más personas de las que necesita y apretando las tuercas de los engranajes de esa gran máquina que es la economía.

Para ir cerrando, es necesario recordar que la austeridad siempre duele al inicio, se trate de finanzas personales o de la economía de un país. Si estamos acostumbrados a consumir sin control, porque el dinero parece llegar sin esfuerzo y de forma «ilimitada», cuando no podamos hacer más fiestas, pegaremos el grito al cielo y diremos que «esto no fue por lo que votamos».

Les dejo un último mensaje:

Jose Miguel

Jose Miguel

Antes de conquistar el poder, debemos conquistar los medios, por eso fundé esta revista y no un movimiento estudiantil. Esta es mi cuenta de 𝕏 @jpgechele

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