Yo creo que el 2021 debe servir de reflexión sobre el camino que está tomando la sociedad en general.
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Yo no puedo creer que luego de todo lo que hemos pasado y vivido durante años de civilización, entre ellas guerras y genocidios, hoy muchos ciudadanos este abogando por acciones que justamente desencadenaron esas terribles acciones contra el individuo y la libertad.
¿Cómo hoy por hoy podemos ver a personas pidiendo que se persiga, discrimine y castigue a personas por pensar diferente? ¿Por promover la libertad individual? ¿Por no seguir al bien común?
¿Desde cuándo el mundo eligió a un amo que nos diga qué debemos hacer o qué no hacer? ¿Que nos diga cómo debemos pensar o en qué creer? Este 2021 está demostrando la decadencia de la sociedad, no económica, ni política, sino la moral y ética por la cual deberíamos regirnos como sociedad para convivir de forma pacífica. Creo que no tengo palabras ante tales formas de actuar de muchos individuos alrededor del mundo, al querer pisotear a otros, al no aceptar que puedan cuestionar y pensar diferente.
El pánico se ha apoderado de muchas personas, ya no es miedo, es simplemente un pánico que genera incertidumbre y ansiedad en una sociedad que ha sido mentalmente debilitada, por el abandono individual de una filosofía de vida. Faltan valores y principios morales, que al final, son los que nos ayudan como seres humanos a tomar decisiones y actuar de forma racional y coherente para lograr nuestros planes de vida, respetando siempre los planes de vida y libertades de otros.
Hoy la sociedad parece que ha olvidado todo lo que pasamos para poder llegar a donde estamos. Caen en el error de pensar que las cosas se solucionan en el corto plazo. Han perdido el sentido en el hecho de que para lograr cualquier fin, deseo o necesidad, estas conllevan tiempo; que no se puede tener todo lo que uno quiere, cuando uno lo quiere y ya, por arte de magia.
Pienso que ha sido ese olvido de cómo llegamos a lo que somos hoy, junto con la pérdida de una filosofía de vida que acompañe al individuo por el camino del esfuerzo, sacrificio, ahorro y trabajo para lograr lo que tenemos hoy. Han creado una sociedad que delega sus responsabilidades y libertades a otro sin importar sus costos. Pero -peor aún- ha sido el delegar esas responsabilidades a personas de la clase política que, bajo una institución como el Estado, buscan calmar esos caprichos y ansiedades, lo que termina afectándonos a todos por la naturaleza violenta y coactiva del Estado y termina convirtiéndonos en una sociedad que vive del saqueo colectivo.
Hemos visto esa conducta cobarde del pasado y presente, que nos está regresando por el camino del viejo Orden Mundial; un orden en el cual solo había pobreza y unos pocos tenían el poder y la riqueza para ellos. Hoy los estados de bienestar no son más que sistemas feudalistas, mercantilistas o fascismos modernos, adaptados para crear una ilusión de que somos dueños de nuestra vida, propiedad y libertad.
Y esto es así porque lo hemos permitido, no hay duda de eso, le guste a quien le guste. Solo aceptando esos errores del pasado, haciendo retrospección de dónde, cuáles y cuándo se cometieron esos errores, podríamos ayudar a las futuras generaciones a retomar la senda de la libertad.
Esta realidad quizás desanima, genera impotencia, frustración y hasta algo depresión cuando tratamos de imaginarnos el futuro. Veo una semilla que -yo mismo- desde hace 10 años nunca había visto. Hablar hace 10 años de ideas de libertad, de libre mercado, libertades individuales o -peor aún- colocar en YouTube o Google con un nombre como “Escuela Austriaca, Hayek o Mises” eran búsquedas donde no encontrabas nada, donde parecía un tabú o eran inexistentes. Pero hacerlo hoy es algo completamente diferente, pues conseguimos una cantidad de información para todo los gustos, tipos y edades.
Hoy veo en los jóvenes y en algunos de esos “reaccionarios”, que durante años parecieron vivir en las sombras, levantarse, quitarse el polvo y volver a dar la lucha. Es que con solo ver lo que ocurrió el Cuba es suficiente razón para comprender que estas ideas están de vuelta no solo en América Latina, sino que están regresando a donde nacieron, Europa.
Solo basta ver las reacciones de ciudadanos ante los abusos del gobierno de querer controlar e imponer sus caprichos, bajo ese “bienestar común”, donde han salido nuevamente las ideas liberales del siglo XVIII y siglo XIX a penetrar las masas sociales, donde las ideas que se escribieron para luchar contra este viejo orden parecen hoy actos de lucidez y originalidad por la similitud de cosas que están ocurriendo.
Esto no es una batalla fácil, es una batalla de resistencia, de largo plazo, donde tal vez no la veamos triunfar nosotros, pero sí sé que la semilla hoy está creciendo con raíces fuertes, porque yo mismo lo he visto en las conductas de muchas personas.
El error fue en el pasado, el haberse dejado dominar por las ideas de la mayoría y haber salido de la pelea. Esa pelea hoy está liderada por jóvenes y adultos con espíritu libertario, que han comprendido -por situaciones y experiencias propias- el aprecio y el valor de la libertad. Los jóvenes tienen el ímpetu de luchar por lo que quieren, los más adultos con la experiencia de sus errores.
Esta es una formula perfecta, no es fácil de llevar y de mantener unida, pero está dando resultados y lo que puede salir de ahí quiero pensar que sería una genialidad más grande que la que cualquier empresario o inventor haya creado.