El Estado descubrió que puede usar a la «propiedad privada» para coartar la libertad en formas que las instituciones públicas no le permiten.
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Comienza con los socialistas (demócratas) en Estados Unidos
Llevo tiempo analizando cómo es posible que los Estados donde hay corporaciones tan grandes («propiedad privada») en Estados Unidos, sean tan horriblemente progres. Caso: California.
La cantidad de dinero que se maneja desde California es ABISMAL.
De California han salido las corporaciones más famosas del mundo, especialmente en el sector tecnológico. California es un Estado demócrata y es -hoy día- el mejor ejemplo para EE.UU. de lo que pasa cuando se aplican políticas socialistas: California da lástima.
EE.UU. tiene un sistema legal bien robusto. Su constitución fue escrita de manera brillante por sus Padres Fundadores, quienes se enfocaron en una cosa elemental para una sociedad libre: Proteger a los ciudadanos y sus derechos individuales, del poder del Estado.
¡Brillantes!
Para un socialista en EE.UU. es muy difícil usar el poder del Estado para coartar las libertades de los ciudadanos estadounidenses. Las enmiendas de la constitución protegen casi como «un ángel guardián» los derechos individuales de los estadounidenses.
Si esto es así, ¿Cómo es posible que desde EE.UU. se estén gestando esta especie de controles a la libertad de expresión, el derecho a la legítima defensa y otros derechos individuales? Los demócratas consiguieron un «talón de Aquiles» en el sistema: La «propiedad privada».
La «propiedad privada»: el talón de Aquiles
California es lo que es gracias a una cosa: La alianza entre el Estado y la «propiedad privada».
Las corporaciones de California hacen lobby político duro. El gobierno del Estado hace favores a las corporaciones y las corporaciones le pagan al Estado con favores también. Pero California es apenas el ejemplo más evidente de esta alianza entre el Estado y la «propiedad privada». En Washington, el lobby político es duro: los funcionarios quieren más poder, los empresarios más dinero. Aliados ambos, consiguen todos lo que quieren y viven felices.
Se los voy a explicar con este ejemplo de la vida real: la libertad de expresión.
La primera enmienda de EE.UU. le protege a los estadounidenses su derecho a la libre expresión. Si esto es así, ¿Cómo es posible que hoy día los estadounidenses sean propensos a que se les coarte?
Los políticos estadounidenses no pueden usar al Estado para coartar la libertad de expresión -ni ningún derecho- de los ciudadanos, porque la ley les cae con todo. Pero descubrieron que pueden usar otra cosa para lograrlo: a la «propiedad privada».
Donald Trump demanda a las Big Tech por «coartar la libertad de expresión de los ciudadanos en sus plataformas», pero esta demanda tiene un mega vacío: La primera enmienda es para proteger a los ciudadanos DEL ESTADO; no aplica a la propiedad privada.
Y es que los demócratas encontraron el perfecto Talón de Aquiles del sistema de libertades: la «propiedad privada». En la alianza entre el Estado y estas corporaciones, los funcionarios socialistas pueden coartar todas las libertades que quieran a través de las empresas.
Los accionistas detrás de las corporaciones
No es un «secreto de Estado» que funcionarios del partido demócrata son accionistas en las empresas del conglomerado Big Tech; también hay republicanos, por supuesto. Son accionistas en proporciones tan pesadas, que pueden tener voz y voto en la mesa de accionistas.
Tampoco es un secreto que entre más regulaciones del Estado se impongan a sectores industriales, más grandes se hacen los que ya lideran esos sectores y más difícil se les hace a los nuevos entrar. ¿Quiénes se benefician? El Estado y la «propiedad privada».
Los «policy makers» en EE.UU. crean estas regulaciones con el objeto de:
– Proteger a las corporaciones de competidores
– Pagarles a las corporaciones con favores gubernamentales
– Recibir favores de las corporaciones por hacerles el favor de mantenerles lejos a la competencia
Y aquí viene lo más perverso del asunto: Al crear regulaciones en favor de las corporaciones y mantener la legislación favorable a la «propiedad privada», los funcionarios del Estado pueden hacer a través de estas corporaciones, lo que no se puede desde el Estado.
Cómo las corporaciones coartan la libertad
Hice en mi cuenta de Twitter una encuesta y la respuesta es acertada: Si quieres coartar las libertades del contrincante, te va mejor usando a «la propiedad privada», que al Estado. ¿Por qué? Se los explico a continuación y termino con eso.
Supongan que ustedes son perversos, como los socialistas o los demócratas.
Si ustedes quieren coartar la libertad de expresión de sus contrincantes, ¿Les parece más viable hacerlo a través del Estado o de la empresa privada?
— Jose Miguel 🗽 | 7 (@JP_7_) July 17, 2021
Esa alianza entre en Estado y la «propiedad privada», ha creado estos monstruos del Big Tech. Hoy día, Twitter, Facebook y Google son -prácticamente- los únicos lugares donde «te puedes expresar». Pero te puedes expresar solo en lo que estas te permiten.
El Big Tech crea los famosos «Términos y condiciones del servicio» en los que se aseguran que aquello que no contribuya con su sistema (alianza entre ellos y el Estado) NO SEA PUBLICADO. Legalmente, ellos no pueden ser enjuiciados por «violar la primera enmienda».
Y los funcionarios del Estado no pueden ir contra la «propiedad privada» de las Big Tech, por varias razones: La ley los protege. Estos no tienen línea editorial. Pueden prohibir lo que quieran en sus plataformas. Si prohíben conservadores y libertarios, ¡BINGO!
La izquierda está usando la figura de la «propiedad privada» en contra de las libertades individuales. Los demócratas descubrieron un talón de Aquiles que usan para coartar los derechos de los ciudadanos.
¿Macabro, no? Welcome to 1984.