Parece ser una opinión generalizada que las detenciones efectuadas por el gobierno como la de Antonio Ledezma o el asesinato de joven Kluiberth Ferney Roa de 14 años esta semana, son hechos «arbitrarios» en el sentido que son hechos que están fuera de la Ley. Efectivamente esto es así, son hechos que violan el marco jurídico, sin embargo, no debemos confundir esto con las palabras de la ministra de Interior y Justicia, Carmen Meléndez quien dijo refiriéndose al segundo, que era un «hecho individual».
Ambas opiniones serian válidas si en Venezuela existiese un Estado de Derecho, esto es, un marco legal e instituciones donde se respetase el debido proceso y los funcionarios del Estado se vean sometidos a estas leyes. En otras palabras, que el gobierno y Estado cumplan sus propias leyes. Lo peor que tiene el intervencionismo estatal es el envilecimiento de las personas a través de la socavación de los valores morales, cuando se tiene como base fundacional de todas las acciones el derecho «colectivo» sobre los derechos individuales se comienza a destruir la civilización. El derecho individual y su defensa es la garantía de la paz social y el beneficio social, porque como dijo Ayn Rand, dichos derechos son «el instrumento para subordinar a la sociedad a las normas morales».
Aquí cuando decimos sociedad, nos referimos tanto a la sociedad civil como a la sociedad política. En Venezuela desde hace más de 40 años las normas morales que han ocupado la opinión pública y a su vez sustentado el comportamiento del Estado ha obviado en gran medida la defensa de los derechos individuales, enfocándose en esa abstracción llamada «bien común», que al final es solo el bien para el Estado. Este basamento filosófico de defender lo «común» sobre lo individual, con los años hace que el Estado se hipertrofie, ya que cada vez son más los «derechos sociales» o ámbitos socialistas que se desean manejar desde el poder político.
Así mientras el Estado crece, las libertades individuales se van recortando hasta que el equilibrio de convivencia entre ciudadanos y Estado se rompe y comienza la violencia. La violencia es la única manera que el Estado tiene para hacer cumplir las leyes y cuando las leyes son inmorales pues los medios para hacerlas cumplir también lo serán. Como bien escribió Tácito en su libro Germania «pi- grum quin immo et iners videtur sudore adquirere quod possis sanguine parare (es estúpido, o más bien perezoso, adquirir con el sudor lo puede obtenerse con la sangre)».
Esta es la razón por la cual los funcionarios del Estado, nos matan, apresan, roban con impuestos, confiscan nuestras mercancías y expropian nuestras propiedades. Con este panorama lo que queda es saber que tendencia seguirá el país, y nada hace presagiar que la tendencia varié, seguiremos igual que los últimos 40 años, el Estado creciendo y la sociedad civil viendo recortados sus derechos.
Por: Dakar Parada | Foto: theguardian.com2826