Para quienes no lo saben –o aún tienen dudas- el propósito de un gobierno es: la protección de la vida, la libertad y la propiedad de las personas, nada más. ¿Ocurre en Venezuela? Tajantemente: ¡No! Pero no es con esto solamente con lo que quiero argumentar el por qué debemos decir expresamente que el chavismo no es gobierno sino una vulgar mafia.
Hagamos este ejercicio: supongamos que usted está en su casa llamada “4 de febrero del 92” y unos antisociales armados la irrumpen para secuestrarlo y tomar el mando sobre su propia familia. ¿Diría usted que estos bandidos tenían buenas intenciones? ¿Los consideraría delincuentes o personas de fiar con un propósito noble? Pues así, recordando que el chavismo intentó llegar por la fuerza, quiero empezar mi argumento de “no es gobierno, es vulgar mafia”.
Venezuela cometió el error de premiar a estos delincuentes tan solo seis años más tarde, abriéndole las puertas del poder por medio del medio la democracia, quedando en evidencia que esta no es lo mismo que la libertad. Si partimos solo de este hecho, en el que un país premia a unos terroristas dándoles el poder de su gobierno, podríamos decir que Venezuela tiene el gobierno que se merece. Pero como conocemos su historia, sabemos que no es gobierno sino una vulgar mafia.
Una mafia utiliza primero el terror para controlar a sus víctimas. Los acorrala, los intimida y hacer su trabajo psicológico para mantenerlos siempre presos del miedo, lo que conlleva a la inacción. Pero si esto no es suficiente, si las víctimas de una mafia hacen el más mínimo gesto de rebelión, si se atreven a buscar una salida, la mafia utilizará sus mercenarios para controlar a sus víctimas por la fuerza. ¿Pasó en Venezuela? Con gas del bueno, el socialista Hugo Chávez lo hizo en incontables ocasiones. Con delincuentes disfrazados de oficiales, el comunista Nicolás Maduro lo ha hecho desde que usurpa el poder, especialmente en febrero de 2014 cuando ordenó el asesinato de estudiantes. Todos sabemos que esos 43 asesinatos de “las guarimbas” reposan sobre los hombros del Toripollo.
Además, una mafia necesita rodearse de los peores y más peligrosos delincuentes, porque solo así impondrá el “respeto”. Necesita rateros comunes para que hagan trabajos menores. Ladrones profesionales para apoderarse de la propiedad de otros. Torturadores de talla mundial para que traten de torcer la conciencia de los que no quieren ser controlados. Sicarios y asesinos en serie para dar de baja a aquellos que no se arrodillen a su poder corrupto. ¿No es esto lo que hacen los Patriotas Cooperantes, la Superintendencia de Costos, El SEBIN, la Guardia del Pueblo, la Policía Nacional Bolivariana y la Guardia Nacional Bolivariana todos los días? Sí, lo hacen porque no son gobierno sino una vulgar mafia.
Para complementar, una mafia necesita hacer sus propias leyes y estructurar sus ministerios. Aquí, narcotraficantes y contrabandistas tiene su puesto seguro en el “gabinete de la mafia”. No pueden ser “cualquieras” los que desempeñen esta función; tienen que ser los más degenerados, los más sinvergüenzas, los inescrupulosos, los que estén dispuestos a llegar lo más bajo que se pueda. Para esta función, una mafia necesita Padrinos López, Diosdados Cabellos, Tareks El Aissamis, Jorges Arreazas, Elias Jauas; la mafia necesita a los peores ciudadanos de un país en estos puestos porque su propósito es ese: ser una vulgar mafia.
Así que ya basta de estar tratando con respeto a los peores venezolanos que se han parido en esta tierra –aunque Maduro venga de más allá de la frontera-. Ya es suficiente eso de “dictadura” porque si bien lo es, esa palabra todavía les da da un toque de “legitimidad política”. Y mucho menos le podemos decir con respeto “gobierno de Venezuela” porque ya está claro que no son gobierno, solo son una vulgar mafia. Son terroristas.
Por: José Miguel | Foto: google.com