Cuando se pelea una guerra, sea bélica o de ideas como la que vivimos ahora, se debe tener claro de qué lado de la historia estamos y nunca hacer algo que ponga en riesgo lo que defendemos.

Los venezolanos de bien sabemos que en Venezuela abundan los políticos pagados por el chavismo y por la izquierda multicolor (MUD-FA).

Tal es el caso de Leocenis García. Los venezolanos de bien sabemos quién es Leocenis y que lo que busca es impulso mediático. ¿Lo quiere? Que lo consiga con el chavismo (a donde pertenece), no en los medios pro-libertad. Darle ventana es hacerle un favor y actuar contra los propios valores. ¡No se rebajen!

¿Qué cosa positiva puede traer una persona cuyos nexos son el enemigo de la libertad? Son los medios tradicionales los que utilizan esta premisa de “que hablen mal, pero que hablen” y eso es lo único que puede buscar un medio dándole ventana a las lavadoras políticas de la izquierda. ¡No se vendan!

Cualquier impulso mediático que pueda recibir alguien con 0% de credibilidad como Leocenis García o cualquier otro caballito de Troya construido por el chavismo, solo puede conseguirse con una cosa: Dinero. Y todos sabemos que el dinero que manejan es de “dudosa procedencia” ¡No le laven el dinero a cambio de ventana mediática!

Alguien podría decir:

– “Ganamos más nosotros al llegar a la audiencia de Leocenis”.

¿Cuál audiencia? Leocenis no tiene más que “el apoyo” que puede comprar a través del lobby político que hace con dinero de “dudosa procedencia”. Su audiencia es la cúpula chavista. En estos tiempos, en esta guerra donde los valores de uno están siendo atacados y en constante amenaza por la izquierda, uno no debe doblarse ante el enemigo. ¡Debemos estar claros de qué lado estamos!

Si le damos ventana al enemigo, es para ayudarlo, en perjuicio de nosotros mismos (cuando tenemos los valores claros). Ahora, sí el propósito es “que hablen mal, pero que hablen”; entonces decidimos pasarnos al otro bando. ¡No se arrodillen!

A Leocenis no lo seguimos cuando “extrañamente” nos empezó a seguir en nuestra cuenta de Twitter y logramos que dejara de hacerlo, fijando posición. Este es nuestro lado de la historia; estos son nuestros valores. ¡Que las ventanas sean solo para la gente honesta!

¿Qué pasa usualmente cuando se tiene un medio que promueve ideas que no se venden fácilmente? Que es difícil. Que crear una audiencia lleva trabajo duro. Que tendrás redactores, conductores del programa y entrevistados que muy pocas personas conocen. Nadie dijo que sería fácil. Y cuando el presupuesto de ese medio viene de un solo bolsillo muy limitado, la cosa se pone más cuesta arriba. Es ahí donde algunos medios se han quebrado a lo largo de la historia, haciendo cosas que atentan contra sus valores, para «levantar», aún cuando están creciendo.

Todos queremos ser «el más grande» «el más visto» «el más leído», pero pocos «el más íntegro». Denzel Washington dice: «Todos quieren ser el primero, pero ya ninguno quiere decir la verdad» y es cierto, es una locura por «los likes». Con paciencia, el más íntegro será el mejor.

No nos rebajemos. No nos vendamos al mejor postor. No corramos solo para «ser el primero». Mantengámonos en el lado correcto, firmes en nuestros valores, firmes en las ideas y con creatividad y el apoyo de los que comparten nuestros valores, llegaremos lejos. ¡Paciencia!

Aún queda mucho camino por recorrer, mucha tela para cortar en esto de la promoción y difusión de las ideas. Todos sabemos que cuesta vender lo racional y que la verdad no suele causar sentimientos, lo que no significa que hay que dejar de serlo ni decirla. ¡El bien ganará!

Esa es nuestra posición. Pese a lo difícil que han sido estos 6 años desde que fundamos esta revista, cuyo equipo de editores y redactores es 100% voluntario y la audiencia ha llegado por voluntad propia, los resultados han sido positivos. ¡Esto es un ejército de voluntarios!

Para terminar esta editorial, nos remitimos al poema que es la razón de ser de nuestro nombre «if»:

Si conservas tu juicio
aunque los otros
estén perdiendo el suyo
y te culpen de ello.

Si crees en ti mismo,
aunque los otros duden
pero si eres indulgente
ante sus dudas.

Si sabes esperar pacientemente
y aún viviendo rodeado de mentira
la mentira nunca está en tu boca.

Si eres a un tiempo odiado
y no respondes con iguales armas
y no te muestras falsamente santo
ni finges al hablar mucho talento.

Si puedes soñar
sin que te domine el sueño
y pensar
sin ser esclavo de la mente.

Si eres inmune al triunfo
y al fracaso
y tratas a esos dos impostores
del mismo modo.

Si escuchas tu verdad en otras bocas
que de ella se sirven
para fines propios.

Si ves desmoronarse aquello
por lo que has dado tu vida
y te inclinas para construirlo
de nuevo
con útiles gastados.

Si puedes arriesgar
todo cuanto ganaste
a una sola carta
y perder y retirarte
y volver a comenzar como si nada
y no pronunciar palabra sobre tu pérdida.

Si puedes forzar todo tu cuerpo
corazón nervios y músculos
para que te sirvan
aunque ya no tengas fuerzas
y mantenerte firme
cuando nada queda
salvo la voluntad que dice:
¡Aguanta!

Si hablas con la gente
y conservas tu virtud
si estás entre reyes
y no pierdes tu integridad.

Si no pueden herirte tus enemigos
ni tampoco tus amigos.

Si todos ponen en ti su confianza
y esta no queda nunca defraudada.

Si puedes llenar
cada minuto implacable
con sesenta segundos
que merezcan haber sido vividos
el mundo es tuyo
con todos sus tesoros
y aún mas, hijo mío:
«SERÁS HOMBRE»

Rudyad Kipling (1865 – 1936)