Desde buen tiempo atrás se ha acusado a la propiedad privada, expresión máxima del capitalismo, de ser la causante de daños al entorno y al medio ambiente. Por supuesto, estas acusaciones han venido directamente de sus detractores, quienes en lugar de rebatir con hechos los éxitos de las libertades económicas, lo han hecho con mentiras y calumnia.
Pero siempre salen espontáneamente esos ejemplos que los desmienten con hechos y quiero compartir uno de ellos. Algunos quedarán sorprendidos al saber que este buen ejemplo está en Venezuela, pues el mundo entero conoce la triste realidad de cómo el comunismo devora nuestro presente y futuro hoy día.
La luz al final del túnel son esos valientes proyectos que se han atrevido a nacer en medio de tanta incertidumbre, persecución, inseguridad; en fin, de tanto socialismo. ¿Qué será de la vida de ese espíritu emprendedor de algunos venezolanos? Los malos tiempos los amenazan, pero aun así algunos se aventuran y demuestran que la iniciativa privada tiene magníficas ideas.
En ocasiones me he reunido con amigos o me he tomado un café en La Rama Dorada, y aunque no conozco a sus dueños puedo suponer que lo que motivó su emprendimiento fue su pasión por la lectura. La Rama Dorada es una librería ubicada en la hermosa ciudad de Mérida, específicamente en el centro de la ciudad. Como muchos de los espacios públicos de Mérida, los alrededores de esta librería estaban en completo abandono, producto del desinterés de los gobiernos regionales. ¿Qué ha hecho La Rama Dorada? Cambiar esa realidad.
La Rama Dorada llegó no solo para ofrecerle al mercado merideño una buena variedad de libros, o ser “el espacio de los que no tienen espacio” como he escuchado a algunos por su apertura para reuniones, lecturas y ponencias dentro de su local; también llegó para influir positivamente en su entorno.
Han cambiado radicalmente las condiciones de sus alrededores, la calle 27, y lo que antes estaba sumergido en oscuridad y abandono, ahora es un excelente espacio para el tránsito vehicular y peatonal. Aunque los espacios públicos son responsabilidad del gobierno regional quienes deben mantenerlos gracias al cobro de impuestos, los dueños de La Rama Dorada comprendieron sin necesidad de leyes, imposiciones o cualquier método de coacción, que su entorno influye en el éxito o fracaso de su emprendimiento.
Voluntariamente decidieron hacer de la calle 27, un lugar mejor y vaya que lo han logrado. Pero no se han quedado con eso y han ido más allá con distintos proyectos en toda la ciudad, los cuales citaré más abajo (visitar su sitio web).
Personalmente y en nombre de iF Revista Digital quiero dar un fuerte aplauso y reconocimiento a La Rama Dorada, a sus dueños, a quienes trabajan con ellos y a sus colaboradores. Son estos ejemplos los que dejan en evidencia que la propiedad privada es la mejor representación de visión de futuro, desarrollo y demostración del beneficio intrínseco en los actos voluntarios.
La calle 27 antes y durante la La Rama Dorada. Una imagen dice más que mil palabras:
[cycloneslider id=»la-rama-dorada»]Proyectos ejecutados por La Rama Dorada:
>> Los libros toman la calle 27
>> Proyecto Piloto Calles Limpias
>> Jornada de recuperación y ciudadanía
Por: José Miguel | Foto: La Rama Dorada