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Cómo funciona la impresión de dinero

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Logramos vencer a la inflación y le ganamos al Estado.


 

¿Prefieres escuchar esta publicación? Aquí la tienes en podcast:


Tiempo estimado de lectura: 4 minutos

 

El proceso

Cuando se imprime dinero desde el Estado, los primeros que reciben el dinero son los políticos y la élite financiera: Estos ponen el dinero inmediatamente en inversiones, para proteger su valor, no salen corriendo a satisfacer necesidades, porque las tienen cubiertas.

Los que reciben el dinero luego son los dueños de negocios, a través de créditos a las empresas. La necesidad inmediata que tienen estos son: gastos operativos (fijos). Pagan renta, salarios, servicios y mercancías. Al menos sienten un «alivio».

Y luego, reciben el dinero los ciudadanos y los pobres. Como la preocupación número uno de los ciudadanos es satisfacer necesidades básicas, corren a gastarse el dinero, al mismo tiempo que quieren «ahorrar» tanto como puedan. No invierten, primero gastan y luego intentan «ahorrar».


 

Alternativas del primer mundo

El problema es que la inflación solo se pelea cuando logramos hacer que el dinero que tenemos conserve o aumente su valor en el tiempo, no lo contrario. Cuando gastas o «ahorras», no estás preservando el valor de tu dinero, de hecho, al ahorrar en inflación te estás matando.

Es por eso que la inflación le da más duro a los ciudadanos y a los pobres, no a los políticos, ni a la élite financiera. ¿Qué debemos hacer los ciudadanos? Aprender a proteger el valor del dinero, buscando alternativas a nuestro nivel para invertir en cosas que conserven valor.

En EE.UU., un ciudadano común y corriente puede hacer eso gracias a las alternativas. Con una aplicación en el celular, podemos acceder a activos financieros (acciones de empresas, bonos, activos digitales) con tan solo tocar un botón. Recibimos dinero que no necesitamos y boom: compramos activos financieros.


 

Latinoamérica

En Latinoamérica no hay tal alternativa, porque a nuestros gobiernos, ni al Estado le conviene. Además, crecimos sin educación financiera, solo aprendiendo que «no hay que irse a la tumba con dinero» y «el dinero no compra la felicidad». Mentalmente estancados. Hay que cambiarlo.

Financieramente, los Latinoamericanos comunes y corrientes solo tenemos una alternativa para huir de la inflación de nuestros países tercermundistas: Comprar dólares o euros. Ese ha sido nuestro escape a la inflación, que también está sujeto a la inflación. ¡Ouch!

Si un Latinoamericano cambia su moneda nacional por dólares, está huyendo de la inflación de su país, pero no de la impresión de dinero en EE.UU. Y todos sabemos que un dólar del año 2021 puede comprar menos que dólar del año 2000. Triste realidad.


 

Alternativas en Latinoamérica

Es por eso que nos urge conseguir alternativas financieras que nos permitan huir de las políticas tercermundistas de nuestros gobiernos.

¿Podemos comprar oro? No. ¿Podemos comprar acciones en la bolsa? ¡Ja! ¿Montamos un negocio? Con la inestabilidad política, no es atractivo.

Una cosa que hacen hoy día algunos es comprar activos digitales (Bitcoin) y pasar su dinero a una Stablecoin. Pero comprar una Stablecoin es como comprar dólares en el mundo de las criptomonedas. ¿Gana valor en el tiempo? No. ¿Y cómo le ganamos a la inflación? Pues ganando valor en el tiempo.

Por eso que yo prefiero ver a Bitcoin más como un activo, que como una moneda o como un token para hacer trading. Y es por eso que Bitcoin es -apenas- la primera alternativa que tenemos los latinoamericanos de comprar algo que preserva y gana valor en el tiempo, lejos del Estado.

Con toda su «volatilidad», si un latinoamericano hubiese comprado Bitcoin en 2014, hoy tendría mucho más valor que ese año. Ninguna otra alternativa le habría permitido eso. Y muy seguramente, el que compre hoy, tendrá más valor en 5 y 10 años.

¿Lo ven? ¡Véanlo!


 

Conclusión

Esta no es una publicación para «hablar de Bitcoin» ni para «evangelizar». Es una publicación que tiene la única intención de que los latinoamericanos entendamos cómo estos gobiernos criminales y tercermundistas de nuestros países nos han estado empobreciendo y cómo podemos acabarlos haciendo las cosas diferente.

El propósito es que cambiemos nuestra mentalidad, entendiendo a la inflación y cómo paliarla. El propósito es que entendamos de manera muy básica cómo podemos proteger el valor de nuestro dinero (tiempo y trabajo), de las políticas tercermundistas de Latinoamérica.

El propósito es que se nos abran los ojos y nos permita conseguir aún más alternativas para proteger nuestro dinero de los socialistas. No se trata de «tener solo una», sino de tener tantas como sean posibles.

The choice is ours!

Jose Miguel

Jose Miguel

Antes de conquistar el poder, debemos conquistar los medios, por eso fundé esta revista y no un movimiento estudiantil. Esta es mi cuenta de Twitter @JP7___

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