Estimado Jesús de Nazaret,
Esta carta es tan rara para usted, como para mi. Yo por escribirla, usted por leerla. Como podrá ver usted, niño Jesús, yo decidí no tener religión aunque fui bautizado y criado en la católica. En ella, los niños aprendimos a escribir cartas cada diciembre para decir que «nos portamos bien», que «fuimos buenos niños» y… para pedir cosas. Sí, la carta al niño Jesús es una costumbre bonita, pero pedigüeña.
Así que, ya que esta carta es rara tanto para usted como para mí, la quiero hacer al revés. Niño Jesús, no quiero que me traigas nada, de hecho, quiero que te lleves cosas.
Los «diciembres» para los venezolanos nos los han convertido en tragedia, tristeza y desesperación. La izquierda venezolana es tan perversa, niño Jesús, que no le basta con pasar todo el año desgraciándole la vida a todo el que quiera algo bueno, sino que acumulan sus peores intenciones para liberarlas todas en diciembre. Si bien el venezolano ya no tiene nada qué celebrar, la izquierda roja y azul se encargan de que no se les escape ni una sola persona sonriendo de alegría. Llévate eso, niño Jesús. Llévatelo para donde quieras.
Hace unos días conversaba con mi amiga Lyndsay. Hablábamos justamente de diciembre y el pasarla en familia, y le contaba que hoy día hay millones de venezolanos que llevamos años pasando las navidades lejos de nuestros seres queridos. «Es triste», le dije, a lo que ella respondió: «Yeah, it makes completely sense. The Holidays are meant to be spent with your family or the people who are closest to you». De «Holidays» para acá, Lyndsay tiene claro en su cabeza que la navidad es para estar en familia y con seres queridos, aún cuando para los americanos, el día de Acción de Gracias es más importante que la navidad en sí misma. Y yo dije: «si se supone que las navidades es para pasarlas en familia y con seres queridos, ¿por qué los venezolanos no podemos?». La respuesta otra vez: la izquierda, niño Jesús. La izquierda. ¡Llévatela!
Es fácil señalar a los culpables de que Venezuela esté pasando por la peor crisis de toda su historia, niño Jesús: el Chavismo Rojo y el Chavismo Azul. Ellos, la izquierda, integrada por movimientos comunistas, socialistas, progresistas, socialdemócratas, revolucionarios, «el camino del medio», los creadores de «el tiempo de Dios es perfecto», los bebedores de whiskey en los famosos «diálogos», las reuniones en «República Dominicana», etc. A ellos, niño Jesus, a esos Chavistas Rojos y Azules, ¡Llévatelos!
Llévatelos, tú que eres capaz de perdonarlo todo -o eso dicen- porque yo no. Yo no quiero perdonarlos, yo quiero que paguen. Y si tú crees que no es justo que paguen en la tierra, haz que paguen ya llevándotelos al lugar de tu preferencia. Siéntalos en pupitres si crees que pueden cambiar. Enciérralos en un reformatorio, en una cámara de gas, en un tanque de agua. Querido niño Jesús, ¡Llévate a la izquierda! Mándalos al mismísimo infierno.
Ya ves; esta carta es rara. No nos des nada, de eso nos encargamos nosotros que ya debimos aprender la lección de que ser pedigüeños solo asegura la miseria. Llévate a los culpables, vuelve a echarte un paseo por la tierra pero no te lleves los pecados sino a los pecadores. Por lo que más quieras, ¡Llévate a la izquierda! Salva vidas, vale.
Eso es todo, chamo. ¿Que si este año he sido bueno o he sido malo? He sido humano, he sido individuo, niño Jesús, y creo que no hay nada de malo en desear que los que hacen el mal, sean desaparecidos de la faz de la tierra.
Recordando mi crianza católica: ¡Amén!
Por: José Miguel