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Existe una brecha entre ricos y pobres

¿Existe una «brecha» entre ricos y pobres?

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Uno de los argumentos más comunes que la izquierda usa para alimentar el resentimiento en grandes grupos de la sociedad es, la supuesta brecha entre los ricos y los pobres.


 

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Tiempo estimado de lectura: 5 minutos

 

La etiqueta de la «desigualdad» en términos económicos, fácil cala entre personas cuyas personalidades carecen de confianza en sí mismos o se consideran -internamente- fracasados, lo cual expresan a través del resentimiento y comprando la narrativa de que «las diferencias entre los ricos y los pobres son abismales».

¿En realidad lo son? Veamos…

Piensen por un momento en cómo vivían los ricos y los pobres antes. Los dueños de las tierras -la élite- podían vivir en castillos o grandes propiedades, con sirvientes a su disposición, acceso a productos que otros no tenían y servicios que nadie más podía tener.

Mientras tanto, los pobres vivían en condiciones cuyo destino más probable en el corto plazo era la muerte. El concepto de propiedad para quienes no pertenecían a la élite era inexistente, al igual que productos y servicios, de hecho, era muy probable que estos -los pobres- fuesen la propiedad de alguien como esclavos.

Adelantemos el reloj casi unos dos siglos más adelante y pensemos en la época antes de la Segunda Guerra Mundial. Un carro, una casa, la educación y la salud, por mencionar solo unas, se empezaron a convertir en productos y servicios accesibles para más personas y a medida que más capital y tecnología se les invertía a estas, más personas los podían disfrutar.

Los salarios, los horarios de trabajo y las ciudades fueron creando mercados donde un rico y un pobre podían cruzarse diariamente y cada uno adquirir lo que necesitaba de acuerdo a su poder de compra, claramente, pero ya no se reservaban solo para élites, como era dos siglos antes.

Nuevamente, el uso inteligente del capital económico, combinado con el capital humano, abrió la puerta a un mundo de abundancia inimaginable tan solo dos siglos atrás. Nuevas plazas de trabajo, nuevas habilidades requeridas y nuevos productos que hacen nuestra vida más fácil, abrieron la puerta a más ingresos per cápita.

Más personas ganando salarios que les permitían vivir mejores vidas que ni siquiera sus abuelos habrían soñado. Esos ingresos podían ser intercambiados por productos como carros, televisores y aires acondicionados que permiten vivir más cómodamente.

Los televisores no se hicieron solo para que «los ricos puedan ver televisión», sino para que todo el que pueda comprarlo, lo haga. Las lavadoras y secadoras no se inventaron para que «solo las esposas de los ricos pudiesen lavar ropa», sino para que todos los que los compraran disfrutaran de más tiempo libre.

¿En dónde podemos ver «brechas» entre los ricos y los pobres, luego de la revolución industrial y la Segunda Guerra Mundial? En el capital ahorrado y en las formas de ganarse ese capital.

Unas seis décadas más adelante de esa Segunda Guerra Mundial y la «brecha» entre ricos y pobres de la que habla la izquierda, es cada vez más absurda de creer. Billones de personas con ingresos que les permiten vivir una vida de calidad y acceder a productos y servicios que hacen sus vidas más cómodas.

¿Quién puede decir hoy que eso que los ricos pueden comprar, cualquier otra persona no puede? Los productos y servicios están ahí y no están reservados para nadie, sino solo esperando ser pagados y llevados a la propiedad de su nuevo dueño.

No solo las diferencias entre ricos y pobres son cada vez más pequeñas gracias al libre mercado, sino que cada día son más absurdas. Cierro con esto:

Jose Miguel

Jose Miguel

Antes de conquistar el poder, debemos conquistar los medios, por eso fundé esta revista y no un movimiento estudiantil. Esta es mi cuenta de Twitter @JP7___

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