En la parte 1/1 de esta serie de artículos, hablamos de «El nacimiento del dinero«. En la parte 2/2 tocamos «La intervención del Estado» y en esta tercera parte, hablaremos del surgimiento del Bitcoin.
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Es debido a todas estas intervenciones y manipulaciones por parte de los Estados y sus bancos centrales que, en el 2008 en plena crisis económica, es creado un sustituto monetario conocido como Bitcoin. Aunque hoy en día hay una gran discusión sobre si el Bitcoin es dinero o no, lo que estamos seguro es que cumple varias de sus características, como transportabilidad, durabilidad, homogeneidad, divisibilidad.
El Bitcoin es creado por medio de un sistema llamado “cadena de bloques”, los cuales son abiertos a todo el mundo, dando como resultado que todo el que quiera usarla pueda fiscalizar y obtener toda la información, lo que genera a su vez una confianza entre los que la usan, muy similar a como actúan las monedas Fiat actuales.
A su vez, la irresponsabilidad cada vez mayor de los gobiernos y su no transparencia del uso y creación de las diferentes monedas llámese dólar, euro, pesos, están haciendo que el Bitcoin sea un sustituto perfecto para dichas monedas. Como podemos ver y como explicamos en la primera parte de esta serie de artículos, el dinero nace de una forma desinteresada y por el orden espontáneo, para mejorar sus condiciones de vida y satisfacer sus necesidades más apremiantes.
En esto el Bitcoin ha demostrado que, al igual que la evolución llevó a pasar de cabezas de ganado a oro, podríamos estar viendo el cambio del dinero Fiat al Bitcoin. Debido a que el dinero actual está perjudicando y afectando la búsqueda de esa satisfacción y mejoramiento de las condiciones de vida de las personas, conforme siguen imprimiendo dinero sin control, manipulando tasas de interés y generando ciclos económicos cada vez más fuertes y profundos.
Es así como en 2020 el Bitcoin ha disfrutado de un boom y récords en su valor. Esto debido a que los ciudadanos, como seres racionales y basados en la acción humana, han visto en el Bitcoin un medio de reserva de valor y cada día su compra y venta se vuelven más y más generalizada, lo que les permite mantener y evitar la pérdida de sus ahorros y dinero, debido a los aumentos de la inflación que se pueden estar produciendo por el excesivo dinero que están creando los distintos Bancos Centrales. Es tal el desarrollo del Bitcoin, que ya existen cajeros de Bitcoin y se pueden realizar compras y ventas con dicha moneda digital.
Es cierto que habría que hacer un análisis más profundo sobre el comportamiento del Bitcoin y si es una moneda o un activo financiero, pero la importancia aquí es que llegó para quedarse. Y será sólo mediante el orden espontáneo que dicha moneda puede irse perfeccionando como pasó en la antigüedad; toda acción conlleva tiempo y apenas dicha moneda apareció en 2008, tal vez quedarán años hasta que muchos empiecen a llamarla dinero.
Pero tal vez, lo más importante del Bitcoin es la grieta que acaba de destapar, generando en cada individuo la duda y el cuestionamiento, si en realidad los gobiernos son los mejores para ocuparse del manejo del dinero. Hoy más que nunca, los diferentes Estados del mundo sienten una amenaza latente la cual, como siempre, quieren llevarla por el discurso romántico que ellos “están para protegernos” y que no permitirán que aparezca una moneda que ponga en jaque su monopolio del dinero, todo por la seguridad y el bienestar común.
Lo que sucede es que cada día son más las personas que están perdiendo la confianza en sus gobiernos, han sido las ideas de la libertad promovida desde muchos ángulos los que nuevamente están siendo difundidas y al parecer muchos las están empezando a entender y aceptar a tal punto de comprender que no hay nadie mejor que cuide el dinero que uno mismo.
Esto ha llevado a muchos Estados a revelarse y que seguramente comenzará en los próximos años una guerra contra las criptomonedas o cualquier otra iniciativa que conlleve a la eliminación del monopolio estatal del dinero. Lo que deberán entender los Estados es que si abogan por el libre mercado y la libre competencia, no haciéndole la guerra a una moneda sino volviendo al principio donde el Estado era un simple fiscalizador y garante de la calidad y cantidad de las monedas, les irá mejor.
Beneficia más el dejar a los sectores de la propiedad privada y a la interacción individual, el uso y creación de las monedas que demuestren que solo las más eficientes, las que cumplen a cabalidad las órdenes de sus clientes o consumidores -transmitiendo transparencia y responsabilidad a la hora de cuidar el dinero- serán las que se quedarán en el mercado. O, si prefieren, los Estados pueden declarar la guerra y quitarse la careta de “democráticos, para revelar su rostro totalitario y fascista, imponiendo sus reglas en el mercado monetario.
Esperemos que, por el bien de todos, los gobernantes comprendan que -hagan lo que hagan- no deben ir contra el orden espontáneo, que no pueden imponer sus caprichos y soberbias a sus ciudadanos porque -tarde o temprano- estos lograrán esquivar sus obstáculos.
Hay mucho en el campo de la teoría monetaria que debe ser nuevamente debatido, sobre todo el dinero y quienes deben ser los más aptos para crear y custodiar el dinero de los ciudadanos y sobre todo mirar a atrás para retomar sistemas que funcionaron y entender que los individuos cada día están queriendo ser más responsables de sus acciones y que son los Estados quienes están trabando el desarrollo y la paz por sus intervenciones coactivas.