Ellos te harán creer que «no puedes», que «no quieres» y que «no debes». Tú les demostrarás que contigo no pueden.
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Todo sistema donde prevalezca la izquierda es perverso. Perverso por naturaleza, perverso en sus principios y macabro en su día a día. ¿No me creen? Pregúntenle a un venezolano, a un cubano, a un argentino y en unos pocos años a los ciudadanos de esos países que están copiando placenteramente el modelo.
No es que el socialismo «se haya practicado de manera errada», es que siempre que se ha practicado termina igual. Pero si eres lo suficientemente inteligente, no necesitas perder más tiempo leyendo algo que ya sabes.
¿Se puede desafiar al sistema desde adentro?
La vigilancia es perpetua y hay que presumir la maldad y las malas intenciones de todos los que formen parte del sistema, antes que darles el beneficio de la duda.
Un socialista es primero malo, antes de demostrar que es más malo aún. ¿Y nosotros? Nosotros solo queremos y debemos trabajar para ser libres, aún cuando no podamos abandonar esa tierra controlada por los criminales de la política. No podemos pasarnos la vida esperando que «la ayuda venga de afuera» o que «caigan por su propio peso»; eso no pasa.
Es más probable que un sistema perverso caiga por acciones individuales desde adentro, que por un «ataque desde afuera», pero tenemos que hacer nuestra parte. Ellos construyen todo un campo de concentración en el que la desesperanza gobierna la mente de todos, al igual que el miedo y la incapacidad de acción. La falta de opciones -para cualquier cosa en la vida- hacen que perdamos la esperanza en nosotros mismos, que nos consideremos inútiles, que «nadie está con nosotros» y que «cualquiera es una potencial amenaza».
Pero los ataques que vienen de afuera hacia un sistema, solo golpean la carcaza. Todas las parte que lo integran internamente siguen intactas. Las guerras se ganan con agentes de inteligencia, encubiertos y espías adentro. Cuando el momento es correcto, se da el gran golpe y las piezas del interior empiezan a caer junto con la carcaza.
La pregunta no es si «se puede desafiar a un sistema desde adentro»; es que en la mayoría de los casos es la única opción que tenemos.
¿Qué puedo hacer?
Para empezar, hay que tener claro que el deber moral de una persona sometida a un sistema criminal es: irrespetarlo.
Ahora bien, hay que hacerlo sabiamente. No necesitan ser acciones contundentes, públicas, ni notorias; solo acciones que alimenten nuestro orgullo y la paz interna de estar haciendo lo que esté bajo nuestro control, para desafiar al sistema. Eso se puede hacer a pequeña, mediana o gran escala. Yo los invito a empezar por la pequeña escala.
¿Qué cosas no quiere el sistema que hagas?
No quiere que seas feliz. No quieres que poseas, ni seas dueño de nada. Quiere que temas. No quiere que puedas ahorrar y quiere que pierdas poder adquisitivo. Quiere que no sientas esperanza, confianza y quiere que te sientas solo, abandonado, sin amigos, familia, ni nadie con quien contar. Quiere que te sientas inútil, intelectual y productivamente. Quiere que obedezcas. Tu trabajo es hacer todo lo contrario, midiendo los riesgos para que, al mismo tiempo que los desafías, te burlas de ellos.
La felicidad es un concepto individual, así que te toca definir la tuya. ¿Qué puedes poseer o de qué puedes ser dueño? Elije sabiamente esa propiedad de la que quieres ser dueño, sea un pequeño negocio, un vehículo de trabajo, un activo digital, pero quizás la más valiosa y que no te pueden quitar, es la propiedad de tu conocimiento, aprendiendo cosas nuevas tomando cursos, leyendo y practicando. ¿No quieren que ahorres? Haz todo a tu alcance para ahorrar en una moneda que no sea la nacional. Vuelve a construir -si la perdiste- la confianza en tus amigos y seres queridos; haz equipo, no trabajes solo. Haz todo aquello que te haga sentir productivo, que te llene intelectualmente y que sepas que ellos no esperan que hagas.
¿Por dónde empiezo?
Recupera tu derecho a hacer las cosas que te han hecho creer que no tienes permitido. Cosas tan simples como disfrutar de actividades al aire libre, reuniones con amigos, familiares, leer los libros que el sistema no quiere que leas, defender y difundir las ideas contrarias a las de ellos, incluso casarse, formar una familia y ser feliz es algo que el sistema espera que no hagas.
Empieza a poseer propiedades, del tipo que puedas. ¿Puedes iniciar un pequeño negocio? Hazlo y no te intimides por el tamaño. Hacer tortas desde casa es algo algo que te pertenece a ti y que el sistema desprecia que hagas. ¿Puedes ofrecer tus servicios freelance? No pierdas tiempo. ¿Puedes comprar activos digitales como Bitcoin o cualquier proyecto de cryptomonedas que te atraiga? Dale play. Posee, sé propietario de algo, un carro o moto de trabajo, una casa, un pequeño local, un lote de tierra para el cultivo, cualquier cosa cuenta.
Comprométete a no dejarte vencer por la inflación. No confíes en la moneda nacional y manten de ella solo lo que necesitas para el menudeo. Evade tantos impuestos como te sea posible y lo que generes de más, sea mucho o poco, cámbialos inmediatamente a una moneda en la cual el sistema no tenga el control. ¿Es el dólar? ¿Es el Bitcoin? ¿Es una Stable Coin? Cualquiera es mejor que la moneda nacional del país tercermundista.
Una forma clave para desafiar al sistema es: aprendiendo. El sistema te quiere bruto, no lo permitas. Incríbete en cursos, pagos o gratuitos, en internet abundan. No le des proridad por nada del mundo a la educación tradicional que solo favorece al sistema, busca educación alternativa y moderna. Aprende finanzas, ventas, marketing, código, programación, Blockchain, diseño web o diseño gráfico; materias en las que el conocimiento solo te beneficia a ti y no al sistema.
Y por lo que más quieras: ¡Deja de obedecerlos! ¡No se merecen tu respeto!
Cuando vivimos en un sistema perverso y macabro como el socialismo, nuestro deber moral es desobedecerle; rebelarnos.