No des por sentado que el estilo de vida y el mundo moderno que conocemos hoy día, siempre será igual. Hoy día, nuestras costumbres, nuestras tradiciones y nuestros valores están en riesgo. Nuestro hogar está bajo amenaza, y solo volviendo a casa podremos defenderlo.
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El propósito de vida
¿A quién no le gusta ser feliz?
Todos los seres humanos tenemos metas, objetivos e intereses diferentes; es eso lo que nos hace únicos, libres. Aún así, hay un propósito que nos une a quienes crecimos formados en la cultura occidental: la búsqueda de nuestra felicidad.
Lo aprendemos en casa desde muy chicos aunque parezca que vamos por la vida como perdidos, pues el desorden de la Generación Millennial le ha hecho creer al mundo que «los jóvenes somos unos desubicados» al considerar que «la felicidad es cualquier satisfacción momentánea», como un «like» en Facebook o como «miles de followers» en Instagram. Sin duda alguna, una distorsión de lo que realmente es importante en la vida ha alterado el rumbo de esta generación, cosa que se puede volver a encarrilar explicando las formas en las que la verdadera felicidad se presenta.
El orgullo por lo que haces, la satisfacción de hacer lo correcto, el ser independiente, productivo y honesto, es en esos detalles en los que la felicidad se expresa. Si un millennial los siente, es un millennial rescatado del risco. Pero más aún, la felicidad se expresa en nuestros valores occidentales: la familia, la libertad, la propiedad y la búsqueda de la felicidad.
¿Nuestros valores occidentales?
Sí, a diferencia de otras culturas en donde la mafia, el totalitarismo y el terror son la regla, en Occidente nosotros crecemos valorando la familia, la libertad, la propiedad y la búsqueda de la felicidad.
Valoramos a la familia porque representa el amor y la unión. Es la primera comunidad a la que formamos parte y en la cual aprendemos a querer y respetar al otro. Valoramos a libertad como derecho inalienable de cada uno de nosotros, como el camino para conseguir lo que nos proponemos. Valoramos la propiedad como pilar de la generación de riqueza y desarrollo, como el resultado de nuestro esfuerzo que nadie nos puede quitar. Y valoramos la búsqueda de la felicidad como lo que es, nuestro propósito de vida que nos motiva todos los días a actuar.
Recordémosle estos valores a la Generación Millennial y tendremos a unos grandes aliados (Yo soy millennial). Pero más importante aún es enseñárselos a la generación nueva, a la Generación Z que -para dicha de Occidente- crece con un nivel de conciencia y deseo de aprendizaje que sorprende a muchos.
El enemigo invisible
Occidente está bajo ataque por culturas en donde los principios son: la mafia, el totalitarismo y el terror. Sí, este ataque viene orquestado por los principales líderes del Hemisferio Oriental, la mafia Rusa, el totalitarismo Chino y el terrorismo del Medio Oriente.
Algunos podrán estar en desacuerdo y hasta sentir desagrado por el actual Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, pero permítanme decirles algo: Donald Trump está claro. En dos tweets que verán a continuación, Donald Trump advierte que nos enfrentamos a «un enemigo invisible».
The world is at war with a hidden enemy. WE WILL WIN!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) March 17, 2020
I want all Americans to understand: we are at war with an invisible enemy, but that enemy is no match for the spirit and resolve of the American people…
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) March 18, 2020
En el primer mensaje, Trump advierte que «El mundo está en guerra con un enemigo oculto y que nosotros ganaremos». En el segundo, Trump afirma que «Estamos en guerra con un enemigo invisible, pero ese enemigo no es contrincante para el espíritu y la determinación de los ciudadanos americanos».
Y aunque puede estarse refiriendo al virus, ¡El enemigo es todo aquel que desprecia Occidente! ¡El enemigo es todo aquel que quiere conquistar américa!
¿Es de nosotros esta guerra?
No malentiendas «americanos» con «solo estadounidenses» y no porque Donald Trump sea arrogante, fuerte, decidido y capitalista y el Presidente de Estados Unidos, creas que esta guerra nada tiene que ver con Latinoamérica. ¡Estamos más involucrados de lo que te imaginas!
«Nuestro estilo de vida está influenciado por Estados Unidos», afirman algunos en tono de «imperio que conquista a Latinoamérica», pero la realidad es que el estilo de vida Latinoamericano y el Estadounidense son -precisamente- el estilo de vida Occidental: nos gusta lo moderno, el trabajo, la producción, el entretenimiento, la calidad de vida. ¡Ser americano es ser occidental y viceversa!
Pero hay un detalle: a Latinoamérica sí la conquistaron la mafia Rusia, el totalitarismo Chino y ahora los terroristas del Medio Oriente se disponen a completar el plan con la ayuda de los criminales que controlan el poder en Venezuela: el Chavismo. Fue el Foro de Sao Paulo quien les abrió las puertas.
¿Qué nos queda? El último eslabón: Estados Unidos de América, la principal potencia económica del mundo, y está en riesgo.
Y hoy, su líder político -y también filosófico- es Donald Trump; repito: te guste o no. Lo pondré en palabras simples: Cae Estados Unidos y cae Occidente. ¿Y quién es Occidente? Occidente somos todos, latinos y norteamericanos. Solo le queda una pata a la mesa y esa pata es Estados Unidos; nosotros somos la mesa. ¿Nos dejaremos derrumbar?
Volver a casa
¿Qué hacemos los seres humanos cuando estamos pasando por algo malo o nos sentimos mal? Volver a casa. Es una reacción natural incluso de nosotros los occidentales, pues para nosotros «casa» es reencuentro, familia, comenzar de nuevo con fuerza y seguridad.
¿Qué significa «volver a casa»? Reencontrarnos con nuestros valores: la familia, la libertad, la propiedad y la búsqueda de la felicidad. Volver a casa es recordar, afianzar y comprometernos con lo que somos: ¡Occidentales, Americanos! Y este comportamiento lo compartimos latinos y norteamericanos, porque se trata de nuestra cultura.
Volvemos a casa cuando estamos en crisis, como ahora. Volvemos a casa cuando queremos sentirnos bien porque algo nos asusta, como ahora. Volvemos a casa cuando queremos reflexionar y reencontrarnos con nosotros mismos, como ahora. Y volvemos a casa cuando necesitamos reafirmar el de dónde venimos, para saber y decidir a dónde vamos, como ahora. ¡Volvemos a casa en búsqueda de nuestros valores!
Y ese es nuestro rol hoy, latinos y norteamericanos: volver a casa. Nuestro rol es sellar nuestro compromiso con nuestros valores occidentales, para evitar que los malos nos gobiernen, para detener el avance de la mafia, el totalitarismo y el terror; para evitar que nos derrumben la única pata que queda en pie. ¡Nuestro rol es trabajar en equipo, es nuestra responsabilidad y nuestro compromiso!
Si ves a un amigo sosteniendo la última columna de la casa que queda en pie, ¿Qué harías? ¿Lo dejarías caer con ella o lo ayudarías? ¿Le gritarías que lo deje así o le dirías que aguante, que estamos juntos en esto? ¡Nuestro amigo es Estados Unidos, la casa es Occidente y nosotros somos la ayuda!
Nuestro estilo de vida está bajo amenaza. ¡Es hora de defender nuestra casa!.