La sociedad del colectivo: nos la han querido meter por todos lados y lo han logrado. Un solo cerebro, una sola voz, una sola idea. Comienzan con el cuento del “bien común” “la inclusión” “la igualdad social” y cuanta tontería se les ocurra para que no pensemos por nosotros mismos.
¿En qué termina?
En una gran masa unicolor y sin sabor. Gente sin desafiar lo tradicional, comportándose comúnmente, entretenida con el statu quo y actuando en beneficio de cualquier otra cosa o persona menos en sí mismo.
Siempre me pregunto ¿Cómo es posible pensar en el beneficio de otro sin pensar en el mío? Y siempre me respondo: No puedo, es imposible. Y los jóvenes no estamos dispuestos a sacrificar nuestra vida en esa idea absurda.
Por eso hoy escribo a los individualistas, en honor a ese código de vida:
No pretendas ser aplaudido por hacer lo correcto en una sociedad que limita su capacidad intelectual a “la emoción del momento”.
Observa cómo los “líderes actuales” son ovacionados por decir las mayores estupideces que satisfacen necesidades inmediatas y de corto plazo. Multitudes gritan de excitación ante discursos que los incitan a renunciar a su orgullo, sacrificar su “yo” y abandonar su libertad.
Las grandes masas actualmente se constituyen bajo patrones en común que revelan la existencia de niveles subterráneos de inteligencia. Se unen con el único propósito de sentirse incluidos y tomados en cuenta sin ser juzgados por sus habilidades o la falta de ellas. Desean formar parte de esos grandes grupos porque la inmensidad que se forma de la suma de todos los miedos juntos termina siendo un consuelo para su cobardía y un escondite para su inseguridad.
A ti, que has preferido no sumarte a ese bulto de mercancía sin valor, a ese conjunto de almas en pena hacia sí mismas y has decidido hacer del individualismo tu código de vida, la base sobre la cual se sostienen los principios que compartes; no pierdas la batalla cuando la costumbre quiera hacerte sentir inseguro, cuando la tradición te haga dudar sobre lo que elegiste. Recuerda siempre que la forma en la que has decidido vivir no es común, no es popular y mucho menos es alabada por las mayorías. Vive confiadamente sabiendo que la recompensa por mantenerte íntegro, por preocuparte por los intereses que le conciernen a tu vida y el hacer siempre lo correcto son las únicas acciones que te permitirán poder decir: Que orgulloso me siento!
Yo te aplaudo, individualista.
Por: José Miguel | Foto: weheartit.com
Redactador por primera vez para: www.codigonuevo.com