Los socialistas y más recientemente los “progresistas” -cabe destacar que no traen progreso sino miseria y pobreza- siempre adjudican la culpa de su fracaso a un factor externo, persona, grupo de personas o a un Estado.
Regresemos un poco en el tiempo. Marx aquel vago vividor que “escribió” ese manual que vendría a causar la muerte de mas de 100 millones de personas por todo el mundo, le echaba la culpa de todos los males de los trabajadores a aquel ser despreciable: el empresario. Cuando escribió ese libro, sentenció a muerte a millones de personas, pero en su vaticinio -el que la clase trabajadora se levantaría en contra de los empresarios por ser explotados- fracasó ya que la revolución industrial lo que hizo fue traer progreso y mejoro la calidad de vida y de trabajo de todos los trabajadores.
Luego llegó Lenin y mucho después Stalin, y estos achacaron la culpa al “imperialismo” norteamericano de todos los fracasos de las políticas estatistas y “planificadoras”. Hitler también le echó la culpa a alguien, esta vez, a los judíos; del fracaso de también las políticas estatistas anteriores a él.
Vayamos a un lugar no tan lejano, como lo es Cuba. Fidel Castro, en su afán de culpar a alguien de sus fracasos vemos otra vez al gran enemigo: EEUU, luego de aplicar de nuevo -como si no hubiese fracasado ya en Europa- un socialismo tropical. Este personaje usó todos los medios posibles para desviar la atención de su fracaso al gran enemigo. Allende hizo lo mismo en Chile.
En Venezuela nos recuerdan constantemente que es el Imperio el que impide el desarrollo, es el Imperio y la burguesía la que no permite que Venezuela despegue económicamente. No, para nada tiene que ver que hayan usado la misma receta que se ha utilizado durante más de 200 años -agregar sarcasmo aquí-: intervenir en la economía, un Estado omnipotente que todo lo sabe y todo lo ve, una “planificación” centralizada que pretende conocer que es lo que quieren millones de personas en la vida.
Ellos seguirán triunfando -dentro de su fracaso- en la medida en que una “oposición” hecha a la medida se lo permita, una oposición que en vez de luchar por los valores contrarios que ellos pregonan, deciden ir por el mismo camino estatista para nunca salir del subdesarrollo.
Venezuela pudiera ser una potencia económica si solo se aplicaran las medidas económicas y políticas que han funcionado en otros países. No somos especiales ni diferentes a los demás en el mundo, solo que hemos aplicado las políticas económicas erróneas durante muchos años.
¿Vas a seguir permitiendo que el enemigo seas tú o ellos?
Por: David Tinoco | Foto: elojocondientes.com