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Siempre me gusta comenzar este tipo de textos fijando mi posición. A pesar de lo que la gente repita, producto de la matriz de opinión, está claro que Barack Obama no representa al capitalismo, y en eso hasta él estará de acuerdo. Sus ideas, sus prácticas y sus políticas son más bien, socialistas, y lo que podría diferenciar a Obama de cualquier otro gobernante de izquierda latinoamericano es, sin duda: la República. Esa independencia de los poderes y las instituciones de Estados Unidos que no le dejan hacer más que aquello que tiene permitido.
Pero bien, esta carta no es para referirme a los sistemas de gobierno sino a la estafa chavista que Nicolás Maduro lleva a la Cumbre de las Américas en Panamá, en forma de firmas y cartas. Dicen que los seres humanos no somos más que animales de costumbre, quizás eso explique por qué en Venezuela vemos con tanta normalidad la estafa, el robo, la delincuencia, el saqueo y por supuesto: la corrupción. Pero no todo el mundo podría entender una conversación entre dos venezolanos, porque aunque lo hagamos seriamente o en forma de chistes, cuando hablamos de política no hay nada bueno que podamos decir.
Señor Barack Obama: muy diferente a esos discursos que seguramente usted no verá completos, esos que Nicolás Maduro hace para insultarlo, lo que yo quiero es explicarle cómo se hacen las cosas en Venezuela –más intensamente desde que el chavismo llegó- y a qué estamos acostumbrados sobre la forma de “hacer política” en el país, porque quizás afuera no lo entiendan.
En estos lares, en la política no se valora la sinceridad sino la mentira, no se aplaude el éxito sino la mediocridad y en especial, no se premia la honestidad sino la estafa. Aquí, desde hace muchas décadas suelen autodenominarse algunos “democráticos”, pero lo que uno ve en épocas de elección desde que entra a la escuela, pasa por la universidad y se sumerge en el mundo laboral, no son votantes sino meros animales de finca siendo arreados hacia las urnas electorales. El chavismo es experto en eso, y para poder recolectar esos supuestos millones de firmas y esas cartas que le quieren hacer llegar, estos bandidos hicieron algo mucho peor que eso.
Para empezar, lograr recolectar todas esas cartas y firmas –que no son más que una vulgar estafa- requiere de una maquinaria política sucia y corrupta en todos sus niveles. Por ejemplo, las madres y padres venezolanos han denunciado hasta el cansancio que a sus hijos les colocaban como tarea en la escuela, escribirle una carta a Obama. No es que los niños quisieron, es que en su inocencia fueron manipulados para hacerlo, y esa es a la primera que siempre apelan los delincuentes: a jugar con la inocencia. Pero eso no es suficiente para que quien tiene una mente pervertida, pues parte de las firmas que le hacen llegar no son más que el producto de la extorsión que el chavismo hace a los empleados públicos, valiéndose de la impunidad y del chantaje de que serán despedidos si no obedecen.
No, eso no es todo, aún queda algo mucho más bochornoso. El chavismo ha ocasionado durante ya varios años toda una situación de escasez nunca antes vista en Venezuela, no solo de alimentos sino de medicinas, productos para el hogar, entretenimiento y vestimenta. Hoy día, esa situación es crítica, cosa que les conviene y de la que sacan partido esos funcionarios que usted habrá visto en las listas con sanciones que ha debido firmar. ¿Cómo le sacan provecho? Jugando con la necesidad de la gente, que bien cabe decir que no todos los venezolanos son vícitmas, pues hay unos que se escudan en la escasez para vivir cínica e inmoralmente. Para que se haga una idea, yo estoy en Los Andes venezolanos y aquí los andinos no sabemos de carne ni pollo desde hace ya un mes.
¿Se imagina lo que pueden hacer unos depravados, valiéndose de esa situación? Pues lo han hecho. Le han vendido a los venezolanos carne, pollo, pescado y hasta leche con la condición de que firmen un “supuesto control de distribución de esos alimentos”. Pues bien, por eso digo que lo que llevan es una estafa chavista, porque lo que usted quizás recibirá no es más que la lista de las personas a las que obligaron a pasar por esa humillación.
Señor Barack Obama, así se hacen las cosas en esta Venezuela controlada por esos a los que su gobierno considera una amenaza para la seguridad de Estados Unidos; y con toda razón, porque cualquiera que le haga a la gente con la que convive diariamente, lo que el chavismo hace a los venezolanos, por supuesto que es una amenaza para todos sus vecinos. La delincuencia no conoce fronteras, y por más que unos bandidos no tengan armas con las cuales perpetrar sus delitos, como no tienen nada que perder podrían estar dispuestos a todo.
Para terminar, estoy convencido Señor Barack Obama que le ha quedado claro: los venezolanos no le están pidiendo que derogue ningún decreto. Unos solo estaban haciendo su tarea, los otros evitando ser despedidos y los demás, estaban comprando carne, leche, pescado y pollo.
Por: José Miguel | Foto: Barack Obama