Durante el año 2007 el ex presidente ya fallecido Hugo Chávez Frías, puso en marcha lo que al parecer formaba parte de su plan de gobierno de ese año. Inició una oleada de nacionalización de diversas empresas venezolanas y extranjeras de sectores económicos estratégicos que brindaban al consumidor productos y servicios y que al comparar con la actualidad poseían una alta calidad.
Para ese entonces, las justificaciones dadas por el Presidente, y suficientes para hacer frente a las normativas legales que supuestamente defendían la propiedad privada y el libre comercio, fueron las siguientes:
- Preservar la independencia del Estado
- Asegurar el suministro de determinados bienes o servicios básicos
- Distribuir las enormes riquezas de la nación y mejorar el nivel de vida de los habitantes, que se encuentran en una situación de monopolio
- Establecer tarifas únicas y equitativas que puedan ser pagadas por todos los habitantes
Este plan de gobierno de tomar el control y minimizar la participación de la empresa privada afectó por completo los sectores petroleros, de telecomunicaciones, electricidad, construcción y alimentación, además de la intervención de tierras, el control de frigoríficos, y la regulación del servicio médico privado.
Como es característico de todo plan de gobierno que atenta contra el libre mercado y la propiedad privada, el más afectado es el consumidor, quien en la actualidad tiene menos opciones para elegir y deben pagar más de lo que deberían por bienes de menor calidad, esto sin contar el déficit de producción que presentan las empresas ahora nacionalizadas, que obligan al venezolano a pasar largas horas en colas para adquirir alimentos y servicios de primera necesidad.
Día a día el venezolano observa como las autoridades impiden la competencia a través de constantes ataques a la propiedad, desalientan o no permiten a nuevos competidores entrar en el mercado, sumergiendo la sociedad en el monopolio más radical que ha vivido el país desde sus inicios como una ¨sociedad democrática¨.
Ahora bien, recordando el famoso refrán utilizado por el Venezolano que dice : lo barato sale caro, quisiera imaginar y plantearles cómo estarían diversos sectores de Venezuela en la actualidad, si las barreras de comercio impuestas por el Estado cayeran y permitieran un libre mercado.
Servicios públicos: sector de electricidad, gas, telecomunicaciones y transporte
Una característica típica de las sociedades libres, es el alto costo de los servicios públicos. Aún y cuando por lo general, el transporte público está constituido sobre las bases de una empresa mixta (en la cual parte del control lo posee el Estado) no cuenta con regulaciones excesivas de tarifas. El resto de los servicios cuentan con una gran gama de proveedores que compiten entre sí para brindarle al consumidor el más alto nivel de calidad. En estas sociedades se tiene la libertad de seleccionar, reclamar y cambiar de proveedor cuando no se está satisfecho. Pagas un alto costo por un servicio y a cambio tienes la garantía de que funcionará.
En las sociedades menos libres, como Venezuela, sin importar cuántas veces o el despilfarro que hagas en su uso, siempre pagarás lo mismo, pero tendrás el alto costo de no poder reclamar cuando la calidad no sea la esperada. Efectivamente, lo barato termina saliendo caro.
Sector construcción
Ninguna sociedad puede ser considerada en proceso de desarrollo o con alta calidad de vida, si el ramo de la construcción se encuentra paralizado por falta de materiales, o en su defecto, por falta de inversión de la empresa privada. Países como Panamá, Canadá y Singapur por citar ejemplos, fueron países cuyo crecimiento se concretó de manera radical debido a la fuerte inversión que los mismos realizaron en infraestructura. Son países que invitan al sector privado a construir.
Sector alimentario
En las sociedades libres, el consumidor posee un sinfín de opciones al momento de elegir su marca de champú, pañales, mantequilla, que van desde el más económico hasta el más costoso. Las compras realizadas corresponden a la semana, ya que se cuenta con la seguridad de que en los días siguientes el producto aún estará en circulación. 20 minutos son suficientes para estacionar el carro, comprar y llegar a casa a preparar la comida, aquellas personas que tardan más tiempo, solo estaban indecisos al momento de seleccionar la marca que comprarían.
En Venezuela… bueno, sería trillado explicar lo que se está viviendo con respecto a este tema.
Entonces, si bien el monopolio ha sido considerado por los economistas como una falla de mercado, ¿Cómo podríamos denominar a ese mercado en el cual el monopolista es el Estado? ¿Cómo se incentiva al productor para que brinde productos y servicios de alta calidad, si sus costos superan los precios establecidos por ese Estado monopolista?
Lo llaman Socialismo, o lo que es lo mismo: caos social.
Por: Siuliba Balza | Foto: comicvine.com