Son muchos los años que tenemos viviendo la tragedia de Venezuela. Este régimen, (que hoy es una dictadura narcomilitar) aun antes de que llegara al poder ya apuntaba de una manera bastante clara lo que sería. Dos golpes de Estado fallidos contra la democracia, un discurso populista, agresivo y reconcomiado fueron el marco de fondo. Pero no veamos hacia atrás. Para los venezolanos, así como para cualquier sociedad, se trata del futuro. Se trata de ir hacia adelante de continuar viviendo.
Y aquí nos encontramos con el dilema que se plantean muchos venezolanos: “Estamos en una mala situación la cual va a cambiar tarde o temprano. ¿Lo que debo hacer es tratar de que yo o mi empresa o mi partido estén en la menos
mala posición para enfrentar el futuro?”. He oído estos razonamientos muchas veces expresados con convicción. No es justo (ni posible) analizar el trasfondo de los mismos. Pero sí tratar de explicar que se trata, para mi, de una posición errónea. Cada día que pasa se agrava la situación para los venezolanos. La educación, la infraestructura, la salud, la industria, el Estado de derecho, la justicia, todo, absolutamente todo en Venezuela va por un despeñadero destruyéndose. Cada día que pasa todo empeora para los venezolanos, no así para los narcomilitares.
La educación, tema fundamental para el desarrollo de las naciones, ha sido sistemáticamente destruida y su reconstrucción no puede medirse sino en generaciones y así con casi todo en el país. Me resulta imposible comprender esta resignación. Mientras mas tiempo pase peor estará la condición del país, peor la educación de sus habitantes, peor su salud, peor sus capacidades competitivas, peor su infraestructura. Venezuela esta en manos de narcomilitares corruptos e irresponsables que están destruyéndola para enriquecerse y mantenerse en el poder. En esto no difieren de muchísimos de los regímenes que han existido y existirán en el mundo y que han acabado con los habitantes de sus países.
La resignación es una ilusa formula de esperanza.
Por: Oscar García Mendoza | Foto: Michael Parker