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La Clave De La Superación: Nacimos Para Competir, No Para Igualarnos

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El individuo siempre aspira la superación y explotación de sus potenciales, desde el momento que la mitad de su carga genética es un espermatozoide y su otra mitad es un óvulo, el ovulo busca aumentar su atractivo sexual por la fecundación de un varón y a su vez, momentos antes de la fecundación, los espermatozoides compiten entre sí.

Más adelante, en nuestra niñez, buscamos el conocimiento por simple instinto, que viene dado desde el momento en que nacemos y posteriormente lo llamamos curiosidad, instinto que nos permite enfrentar al mundo solo por la satisfacción de obtener conocimiento y nos olvidamos de nuestros miedos incluyendo el miedo a lo desconocido. De este modo descubrimos y explotamos al máximo nuestras habilidades, así como también tenemos nuestras primeras interacciones con gente de nuestra edad y profundizamos más el trabajo de comunicación e interacción social.

Posteriormente entramos en un sistema educativo donde en la mayoría de los casos dejamos de cuestionar  y nos adaptamos a seguir ordenes, simplemente para ser obedientes y obtener la mejor nota, por simple competitividad. Todo esto lo hacemos sin cuestionarnos quiénes son los que ponen las notas o verdaderamente qué representan las calificaciones. Usualmente son los individuos más curiosos los que se rebelan al sistema, porque han desarrollado una mayor cantidad de conocimientos que le permiten cuestionarse las fallas de dicho sistema, todo ello otorgado del trabajo que es posible gracias a la curiosidad y la valentía de ser uno mismo, en un sistema que pretende que la felicidad es dada por la igualdad.

En nuestra vida adulta joven, empezamos la misma competitividad del espermatozoide que quiere ganar a su competencia para fecundar un óvulo que suplica a gritos su fecundación, antes que se destruya a sí mismo y se desangre. Es acá cuando nuestras hormonas nos brindan de nuevo la competitividad por tener la hembra más sana e inteligente y las mujeres buscan a un hombre que les dé seguridad y estabilidad para sentirse protegida y poder procrear sin mayores preocupaciones.

Partiendo de esto, les pregunto: ¿ustedes creen que un mundo sin competitividad es viable? Es decir ¿usted cree que sin estos estímulos la civilización humana se mantendría en contante desarrollo? En un sistema competitivo se activa la necesidad de la inventiva y de la explotación de tus habilidades al máximo. Esto genera una optimización de tus trabajos y  satisfacción personal. Todo esto representa adversidades a un sistema que pretende igualdad de logros. Debido a que la humanidad aspira su superación y probarse a sí mismo de qué está hecho. Por ende, el sistema que permite el avance de la sociedad es el que permite una competitividad, es decir: el Capitalismo Libertario.

En un sistema socialista tarde o temprano hasta los espermatozoides dejarían de querer fecundar un óvulo por el continuo deterioro de la salud y la misma falta de competitividad haría al hombre conformista y comería lo necesario para no morir y no para desarrollarse y tener tiempo para poder educar y desarrollar los talentos de sus hijos, puesto que no va a tener el suficiente tiempo en un sistema donde no hay inventiva que permita el desarrollo con máquinas industriales y va a tener que descuidar su hijo, o peor aún, dárselo al ejército o escuelas públicas donde le enseñaran lo que el Estado quiere que ellos sepan: mantenerlos ignorantes.

 

Por: Hector Giron  |  Foto: David Melchor Díaz

Héctor Girón Cicoira

Héctor Girón Cicoira

Héctor Girón Cicoira, es un joven amante de ´Cuestionarse Todo´ idealista, ansioso e inquieto, que persigue el estado de entelequia como un perro que persigue una pelota que arroja su amo, con la diferencia que su amo es su propia mente. Venezuela

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