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Venezuela lamentablemente ya está acostumbrada a esperar. Los venezolanos esperan el camión de Farmatodo, esperan que algo llegue al supermercado, esperan “que algo pase” y esperan que Nicolás Maduro anuncie unas medidas que hace más de un año está por anunciar.
La espera es precisamente lo que al sistema le conviene, pues cuando una persona se acostumbra a esperar también se acostumbra a no pensar, y mucho menos lo hará sobre libertad. Pero quizás lo más grave de esta eterna espera es que, a pesar de los años que ya tenemos con la profundización del socialismo, el venezolano espera que las medidas del comunista Maduro “sirvan para mejorar la crítica situación económica del país”. ¿Es fe? ¿Es esperanza? En realidad parece ser negación a la realidad.
Pues bien, ya Maduro hizo sus anuncios. En teoría debía presentar su “Memoria y Cuenta” al país en los primeros 10 días del año, pero como no respetan ni siquiera la constitución que ellos mismos redactaron, lo hizo cuando quiso. ¿Qué anunció? Que el país seguirá igual pero terminará peor.
No hay otra lectura posible a la serie de estupideces que desde la presidencia de lo que alguna vez fue una República, emitió Nicolás Maduro. En este punto debo confesar que yo apagué el televisor mucho antes de que terminara su vacío discurso. No hubo “memoria y cuenta” ni tampoco anuncios económicos.
En pocas palabras se limitó a insultar a quienes le adversan, cosa que le resulta muy fácil a una persona que no tiene educación; a hablar de “guerra económica”, a mencionar que el control de cambio seguirá vigente con una tasa para enchufados y otras para “el resto”, a incrementar el sueldo mínimo para que los fans aplaudan y para que esa impresora HP Deskjet con sistema de tinta continuo del BCV siga imprimiendo ese papel que algunos llaman “dinero”.
Nada bueno podíamos ni podemos esperar de alguien que no tienen nada bueno en el cerebro. Nicolás Maduro es un ser adoctrinado en ideas anti-propiedad, anti-libertad y anti-vida. No tiene la más mínima preparación en ciencias políticas, filosofía y mucho menos en economía. No es un político, es un populista; un títere construido en el taller de los Castro.
No le bastó con hacer perder el tiempo a los venezolanos en una cadena nacional absurda, sino que aprovechó para burlarse del país entero anunciando que no necesita un plan económico porque “Dios proveerá”.
Aun así, el venezolano seguía esperando que anunciara algo, muchos queríamos que fuese la renuncia y otros querían un plan económico. ¿Qué tipo de plan económico? El venezolano común ni siquiera lo sabe, pues como dije al principio: está ocupado esperando que llegue el camión de Farmatodo.
Lo más sensato era la renuncia pero un comunista no es sensato y solo puede salir por la fuerza. Y el plan económico que necesita Venezuela para recuperarse por todo este desastre ocasionado por el excesivo gasto público, el control de cambio, el control de precios, la persecución a los comerciantes, empresarios y productores, el desestimulo a la inversión privada, la burocracia, la corrupción y los altos índices de inseguridad jurídica y ciudadana, eso no es algo que debamos esperar de ellos.
Venezuela necesita un plan económico inspirado en el libre mercado y en la propiedad privada y eso es algo que no vendrá de la mano de este régimen. Mientras ellos sigan en el poder, Venezuela seguirá igual pero terminará peor, porque siempre se puede estar peor.
Por: José Miguel | Foto: carupanero.com