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El comienzo de este 2015 es solo una muestra de lo que se le viene a Venezuela este año gracias al socialismo humanitario. No habíamos terminado de “celebrar” la llegada del año nuevo cuando ya rodaban por el universo cibernético las fotografías de todos los anaqueles de supermercados en Venezuela completamente vacíos.
Vacíos de productos, pero llenos de una realidad: la realidad de que el socialismo no es más que la distribución equitativa de la miseria. Una realidad que solo afecta al ciudadano común, porque esos que ocupan cargos públicos están muy cómodos en sus curules, en sus escritorios, en sus camionetotas, haciendo guisos en grandes pailas junto a su esposa y tomándose foto con los hijos usando pura ropa de marca. Ni hablar de aquellos que se fueron a China a “mejorar las relaciones bilaterales en pro de la economía” y terminaron haciendo turismo en familia, tomándose fotos para burlarse de los venezolanos tras miradas que insinúan “mira que tú no puedes pero yo sí”.
Mientras ellos disfrutan de lujos que no se han ganado, ¿qué hace el venezolano? ¡Cola! Lo único que está haciendo el venezolano en esta vida es cola. ¿Cómo vamos a pretender tener un país desarrollado con más de la mitad de la población madrugando para cazar productos en supermercados en lugar de hacerlo para trabajar? Seamos realistas, la economía de subsidio ha acostumbrado al ciudadano a descubrir nuevas formas de “hacer negocio” comprando a precio regulado y vendiendo a precios de mercado.
Vivimos la consecuencia inevitable de un control de precios. La primera distorsión que se genera cuando se le impone a un comerciante que venda a un precio que no le conviene es, que este ya no quiere producir. Y aunque un régimen podrá obligarlo por un tiempo usando la fuerza, el productor buscará la manera de salirse del negocio con lo cual la producción se detendrá. Lo mismo pasará con el comerciante o intermediario, ¿para qué arrancarse los pelos administrando un supermercado si un funcionario que no produce nada le dirá a qué precio vender?
De esos polvos se crean estos lodos, pues si no hay producción no habrá productos para comercializar, y si no hay productos qué comercializar no habrá nada qué consumir. Estamos en la mejor fase de la distribución equitativa de la miseria, pues tanto al que le iba bien como al que le iba mal están haciendo cola juntos en el supermercado esperando “a ver qué llega”.
Ni uno ni el otro están produciendo nada, más que vitamina D bajo el radiante sol que tuesta la piel de ambos mientras se consumen en la misma miseria. ¿No es acaso eso “equitativo”? Igual horas de sol, igual humillación, igual tiempo de espera y podrán comprar las mismas cantidades, si es que algo llega.
Sí, la causa principal de la escasez es el control de precios, porque nadie quiere trabajar para que otro le diga cuánto debe cobrar, y menos si esa imposición viene de aquellos funcionarios que no producen nada. Pero el principal culpable de esta mega histórica escasez en Venezuela tiene un solo nombre: socialismo; y de eso hay mucho en el PSUV y en la MUD. Es hora de cambiar las ideas.
Por: José Miguel | Foto: taringa.net