En febrero de este año 2014 que ya se despide, algunas ciudades lideradas por San Cristóbal y Mérida, se lanzaron a las calles en protesta por casi 4 meses continuos.
Fue la perfecta oportunidad para demostrar que la única forma que tiene Nicolás Maduro para mantenerse en el poder es por medio del uso de la fuerza, de la represión. Y lo hizo, pues el saldo de más de 40 muertos se le atribuye a sus colectivos armados y a la “gloriosa” Guardia Nacional Chavista.
Además, a estos asesinados se le suman más de 3.400 arrestos por parte de los organismos de protección a la dictadura; todo ello bajo el silencio cómplice de la MUD y de ese que en abril de 2013 mandó a los venezolanos a bailar salsa.
¿Lamentables las muertes? Claro que sí, pues son víctimas de aquellos que al no saber usar sus cerebros recurren a las armas. Pero la sociedad venezolana comenzó a ver con mal ojo las protestas gracias a una matriz de opinión construida a través de la fachada de las víctimas y los detenidos. ¿Dejaron todas esas protestas algo bueno para Venezuela?
Cada quien lo ve desde su perspectiva, pero nadie puede negar que las sanciones que el Senado de EEUU aprobó contra funcionarios del chavismo, entre ellos militares, gobernadores y ministros, todos del PSUV, son la medalla de oro a las guarimbas.
Un Senador, joven, que no tiene cédula ni pasaporte venezolano pero que ha de conocer la desgracia que significa vivir en socialismo porque tiene orígenes cubanos, movió cielo y tierra para que estas sanciones fueran posibles; repito, todo ello ante al silencio de aquellos que hoy claman por un voto en las parlamentarias de 2015: la socialdemócrata MUD.
¿Tenemos que darle las gracias al Senador Marco Rubio? Por supuesto, porque a pesar que la MUD logró por allá en mayo, detener estas sanciones, el Senador no se rindió. Pero no es solo a Marco Rubio a quien hoy hay que darle las gracias. Ninguna de estas sanciones habrían sido posibles sin la lucha radical y valiente de todos esos estudiantes y sociedad civil, que permitió demostrar que el chavismo no es más que una tiranía, y de las más macabras.
Revocación de visas, congelación de activos, cuentas bancarias y la inhabilitación para hacer negocios en EEUU son algunas de las sanciones impuestas a los funcionarios chavistas que han violado los derechos individuales de miles de venezolanos.
Pero podemos suponer que los sancionados están felices y despreocupados, porque ¿qué radical chavista quiere ir al imperio? ¿Qué socialista querrá tener propiedades o hacer negocios con el capitalismo? “Al cabo que ni quería” diría el Chavo del ocho.
Puede que estas sanciones, aunque pequeñas y contra unos pocos, sean el empujón moral que el venezolano necesita para deshacerse de una vez por todas de la dictadura chavista que hoy no solo tiene crisis política, sino que se queda poco a poco sin fuentes de financiamiento.
Mientras tanto, seguiremos viendo a los defensores del status quo llamar a inscribirse en el Registro Electoral, que les demos el voto en las parlamentarias de 2015, porque “el cambio ya viene, está cerca, solo hay que seguir votando”. Pero fueron las acciones radicales las únicas que han logrado un resultado positivo, a pequeña escala, pero más efectivo que cualquier proceso electoral.
¡Gracias guarimberos y medalla de oro para las guarimbas!
Por: José Miguel | Foto: Gage Skidmore