El hombre no puede vivir, como lo hace el animal, actuando según la necesidad del momento. Dado que lo que necesita debe descubrirlo con su propia mente y producirlo mediante su esfuerzo, los dos factores esenciales del método de supervivencia apropiada de un ser racional son el pensamiento y el trabajo productivo.

Aún si algunos hombres, que eligen no pensar, sobreviven imitado, como animales amaestrados, las rutinas de los sonidos y los movimientos que aprendieron de otros, sin hacer un esfuerzo para entender el trabajo que realizan, sigue siendo cierto que su supervivencia solo es posible debido a aquellos que sí han elegido pensar y descubrir los procedimientos que repiten quienes no piensan. La supervivencia de tales parásitos mentales depende de una ciega casualidad; sus mentes desenfocadas son incapaces de saber a quién han de imitar y las acciones de quiénes es seguro seguir. Ellos son los hombres que marchan hacia el abismo siguiendo a cualquier destructor que les haya prometido asumir la responsabilidad que ellos evaden: la responsabilidad de ser conscientes.

Si algunos hombres intentan sobrevivir por medio de la fuerza bruta o del fraude, saqueando, robando, estafando o esclavizando a los que producen, sigue siendo cierto que su supervivencia solo es posible por el esfuerzo que han realizado sus víctimas, únicamente por aquellos hombres que han elegido pensar y producir los bienes que ellos, los saqueadores, les confiscan. Son parásitos incapaces de sobrevivir, que existen destruyendo a quienes sí son capaces, a quienes siguen el curso de acción que es correcto para el hombre.

Los que intentan sobrevivir no mediante la razón sino por el uso de la fuerza están utilizando el método propio de los animales. Pero así como los animales no pueden sobrevivir usando el método de las plantas, es decir, rechazando toda locomoción y aguardando que el suelo los alimente, el hombre no puede sobrevivir con el método de los animales: rechazando la razón y contando con los hombres productivos para que hagan las veces de presa. Tales saqueadores obtendrán sus metas por poco tiempo y al precio de la destrucción: la de sus víctimas y la de ellos mismos.

La virtud del egoísmo – Ayn Rand

¿Qué mejor ejemplo de esta realidad que las dictaduras de Cuba y Venezuela? El régimen de Cuba ha logrado mantenerse en el poder gracias a la esclavitud del pueblo al que someten por la fuerza y del apoyo de otros países que se valen del control estricto que sostienen sobre el trabajo de los ciudadanos, para financiar tal perversidad.

Venezuela, el ejemplo más reciente de «parásitos viviendo a costa del sacrificio de la gente», muestra a un régimen controlado por funcionarios incapaces tanto mental como físicamente. El mejor producto que pueden obtener de sus mentes retorcidas, es el robo y la expropiación de la propiedad de aquellos que por años han sabido sostener sus propias vidas por medio del trabajo productivo.

Pero es cuestión de tiempo, porque hasta las víctimas son un recurso limitado y vemos como poco a poco las dictaduras se empiezan a quedar sin qué y a quiénes robar.

Por: José Miguel  |  Foto: Indmus